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La investidura del presidente de Costa Rica

“Si les abandono, repúdienme”

Luis Guillermo Solís, el nuevo mandatario de Costa Rica, asume el poder reconociendo el mandato de renovar el ejercicio de la política y combatir la corrupción

Luis Guillermo Solís, presidente de Costa Rica
Luis Guillermo Solís, presidente de Costa RicaEzequiel Becerra (AFP)

El historiador y politólogo de 56 años Luis Guillermo Solís Rivera juró el mediodía de este jueves como presidente de Costa Rica en sustitución de Laura Chinchilla Miranda. El nuevo mandatario asumió el mando de la democracia más estable de Centroamérica con un mensaje de reconocimiento al malestar popular que, según él, motiva en buena medida el contundente triunfo en las urnas el pasado 6 de abril.

Gobernaré con sencillez, frugalidad y transparencia”, mencionó Solís en una ceremonia celebrada en el nuevo Estadio Nacional, donado por China. Dedicó parte de su discurso al tema de la corrupción, que está “carcomiendo nuestra democracia y está quebrando las finanzas públicas”. Apuntó con especial énfasis en los contratos de obras públicas, uno de los sectores que más impacientan a la población, según las encuestas. Sobre este tema tratan los primeros decretos que trae listos para la primera sesión del Consejo de Gobierno, inmediatamente después del momento de investidura.

Solís hizo en su primer discurso una lectura de por qué ha llegado a la presidencia y cómo debe gobernar para no defraudar las altas expectativas. “Efímero, el poder que ha sido depositado en mis manos no es ni un cheque en blanco ni una patente de corso (…) Si no les escucho, reclámenlo; si les abandono, si no estoy ahí cuando más me necesiten, si usurpare con aviesa intención la confianza depositada en mí con tanta generosidad por un pueblo que demanda honestidad y buen gobierno, repúdienme”, dijo en la primera parte de su mensaje. En sus palabras hubo  duras críticas a las usanzas políticas de los últimos cuatrienios, pero cuidó de no mencionar a su antecesora Chinchilla.

Si no les escucho, reclámenlo; si les abandono, si no estoy ahí cuando más me necesiten... repúdienme Luis Guillermo Solís, presidente de Costa Rica

Su mayor propuesta es el cambio en las formas políticas para conseguir reformas que permitan atender problemas de fondo, como el estancamiento en la lucha contra la pobreza (20% de la población) o los ajustes de un modelo económico que promueve la desigualdad, según el nuevo presidente. La palabra “cambio” no faltó en el discurso de más de 30 minutos. “Vivimos un momento histórico extraordinario: la decepción de muchos costarricenses con sus gobernantes, con la política tradicional y sus estratagemas, se ha traducido en una resonante demanda de cambio, en una poderosa marejada que ha barrido a las viejas formas de administrar el poder. Ese cambio creador y fresco, la primavera política que ha hecho florecer al país con ilusión, no se ha expresado con violencia o espíritu de revancha si no por medio de una renovada adhesión de nuestro pueblo a la democracia y al compromiso de remozarla y profundizarla”.

Solís no hizo referencias directas a la política internacional, a pesar de que su país ejercerá la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC). El mandatario prefirió centrarse en lo que sus simpatizantes quieren escuchar. Desde las graderías,  a medio llenar, surgió en coros ocasionales el “sí se pudo, sí se pudo”. Hace seis meses las opciones electorales de Solís, que contaba con una imagen de ciudadanos común y hablaba como un profesor universitario, eran escasas.

Mi elección marca el advenimiento de nuevas actitudes, nuevas convocatorias, nuevos conceptos y nuevas formas de ejercer las labores del gobierno Luis Guillermo Solís, presidente de Costa Rica

Por eso la referencia en el discurso: “mucho más que el triunfo de un partido (Acción Ciudadana, PAC), mi elección marca el advenimiento de nuevas actitudes, nuevas convocatorias, nuevos conceptos y nuevas formas de ejercer las labores del gobierno. Ello no sólo porque gobernaremos otras y gobernemos otros, sino porque quienes lo haremos en este cuatrienio tendremos como principal mandato el devolverle confianza a un pueblo que, además de sentir cerca, cálido y solidario a su Presidente”.

La ceremonia de Solís como presidente número 47 la presenciaron pocos mandatarios de la región. Solo asistieron cinco, además de Salvador Sánchez Cerén, presidente electo salvadoreño. Rafael Correa y Evo Morales fueron los únicos ajenos a la región centroamericana, acompañados por Danilo Medina (República Dominicana), Otto Pérez (Guatemala) y Juan Orlando Hernández (Honduras). El vecino panameño, Ricardo Martinelli, canceló su asistencia a última hora, mientras Daniel Ortega, de Nicaragua, habría sido poco bienvenido por el conflicto bilateral territorial con el Estados costarricense. De Venezuela vino el vicepresidente Jorge Arreaza, yerno del fallecido Hugo Chávez.

El Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, representó a España. Participó en una ceremonia que tuvo la novedad de prescindir del Te Deum, habitual en estas ceremonias en Costa Rica, cuyo Estado es confesional católico, aunque el mandatario pretende impulsar una reforma constitucional para adoptar la laicidad.

Solís insinuó con su discurso la necesidad de un gobierno con participación de distintas corrientes religiosas e ideológicas. “Dialogaremos con todos los grupos políticos, fuerzas productivas, movimientos, poblaciones y sectores sociales que estén dispuestos a impulsar la transformación del país con espíritu ecuménico, tolerante y respetuoso", dijo Solís leyendo del papel. La tarde de este jueves el mandatario tendrá reuniones de protocolo y mañana viernes  pretende llegar a su despacho nuevo a las 7 de la mañana.

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