La ministra de las segundas oportunidades
La secretaria de Desarrollo Social de Peña Nieto suscita críticas por decir cuántos hijos deben tener las mujeres indígenas
El escándalo comenzó en las redes sociales. El dos de mayo usuarios en Twitter comenzaron a discutir sobre un discurso que Rosario Robles, la secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) del presidente Enrique Peña Nieto, había hecho el último día de abril frente a un grupo de mujeres en Nayarit, un Estado al oeste del país, en el Pacífico mexicano. “No por tener muchos hijos van a tener más Oportunidades (el programa de apoyos económicos a familias en pobreza más importante del país). Oportunidades ya no va a beneficiar a las que tengan muchos hijos, sino que va a apoyar las que tengan pocos hijos porque la familia pequeña vive mejor”, señaló la ministra.
Robles dijo estas palabras en Los Encinos, un poblado indígena de 350 personas, que está incluido en la Cruzada nacional contra el hambre, una estrategia de combate a la pobreza. Las autoridades locales le mostraron algunos avances del programa: casas con luz eléctrica, agua corriente y piso de cemento. Al finalizar la gira la secretaria señaló que está solicitando a la gente “que vayan a los talleres de planificación familiar, para que sean tres hijos en toda su vida y no más”. En su opinión, algunas familias procrean para recibir más dádivas del Gobierno.
Oportunidades otorga 115 pesos (8.8 dólares) por cada hijo al mes, aunque los apoyos económicos pueden ascender hasta un tope de 1710 pesos (133 dólares) para los niños que cursen la educación primaria y hasta 2415 pesos (186 dólares) para los de educación media superior. A cambio los beneficiarios deben de cumplir con requisitos como ir a la escuela y someterse a revisiones de salud.
"[Los programas de subsidio] van "a apoyar las que tengan pocos hijos porque la familia pequeña vive mejor", dijo la ministra
La secretaria ha respondido este miércoles intentando acabar con la polémica. “He reconocido que me equivoqué en la forma de expresar mi convicción de que la familia pequeña vive mejor”, señaló en un comunicado. “Ninguna mujer indígena ha sido o será excluida del programa”, agregó. Robles afirma que 2013 unas 600.000 familias fueron agregadas al padrón del programa. “El 13% de las familias que participan en Oportunidades tienen más de tres hijos”, señala. La disculpa llega tarde. Rosario Robles se ha convertido nuevamente en la figura más controvertida del Gobierno priista.
Sus palabras sentaron mal en un país que tiene 53 millones de pobres, más de la mitad de la población, y que lidera en embarazos adolescentes dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). México lleva cuatro décadas estancado con los 21 años como edad del primer embarazo y tiene una tasa de 64 embarazos de menores de 19 años por cada 1.000 habitantes, mientras que la media de los países desarrollados es de 17. Más que un asunto de planeación familiar lo que encendió la polémica fue la amenaza velada de condicionar el programa social que funge como un sustento importante de millones de familias en México.
Pedir perdón nunca ha sido complicado para la secretaria. “Les fallé. Les pido disculpas a todas las que creían en mí y me sentían portadora de una esperanza. Ojalá me den otra oportunidad”, escribió en 2005 en Con todo el corazón. Una historia personal desde la izquierda. En ese entonces su carrera política parecía llegar a su fin después de que su vida personal fuera pormenorizada en las portadas de los periódicos en una guerra fratricida entre la izquierda mexicana.
Rosario Robles es fundadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD, de izquierdas) en 1989. Sus orígenes sindicalistas y su trabajo creando redes de mujeres en la ciudad le forjaron un capital político importante. Fue la mano derecha de Cuauhtémoc Cárdenas, el primer alcalde electo en la historia de la Ciudad de México, en 1997. Dos años después, quedó al frente de la ciudad cuando Cárdenas fue a buscar la presidencia de la República, que perdió en 2000.
Su delito fue haber sido amante de Carlos Ahumada, un polémico empresario que financiaba a varios políticos del PRD a cambio de que le dieran obra a su constructora. Ahumada tenía la costumbre de grabar los encuentros en los que entregaba fajos de billetes a miembros del PRD. Los vídeos se hicieron públicos en marzo de 2004. Una semana después de su publicación fue orillada a renunciar a la organización que fundó tras 15 años de militancia.
Después de militar varios años en el mayor partido de izquierdas de México, Robles decidió apoyar al priista Peña Nieto en 2012
La política en México da muchas oportunidades de reinventarse. Después de pedir una oportunidad en su libro, que es también una crónica de las intrigas que el PRD mantiene entre sus grupos en la ciudad de México, Robles reapareció en abril de 2012 para mostrar su respaldo a Enrique Peña Nieto. “Lo conozco. Tengo una relación personal con él de trabajo, de afecto, porque creo que México necesita un cambio. No puede seguir por el mismo camino”, dijo entonces. Una reportera le preguntó si le habían prometido un cargo en el gabinete. Robles respondió: “Ninguno, yo estoy por México”.
Las negativas rotundas suelen ser veladas afirmaciones en la política mexicana. Por eso no sorprendió a nadie cuando su nombre figuró en la presentación que Enrique Peña hizo de su Gobierno en noviembre de 2012. Su nombramiento se interpretó como una jugada estratégica del PRI. Colocaba en el ministerio de Desarrollo Social, una cartera que maneja grandes recursos de combate a la pobreza, a una mujer que conocía las entrañas del funcionamiento de los sistemas de apoyos sociales que el PRD ha tejido desde 1997 y que han permitido a la izquierda retener el Gobierno en la capital de México desde entonces.
Su retorno a la palestra no fue sencillo. Muy pronto, en abril de 2013, surgió un escándalo. El Partido Acción Nacional (PAN, de derechas) denunció una estrategia de compra de votos en Veracruz para que el PRI fuera beneficiado en las elecciones locales. El anuncio provocó que el PAN y el PRD amagaran con salir del Pacto por México, el acuerdo entre los tres principales partidos para impulsar una agenda de reformas. Los socios del Gobierno condicionaron su permanencia en la mesa de negociación al blindaje de los programas sociales y a la renuncia de la secretaria Robles.
El presidente Peña Nieto, en la presentación de la Cruzada, respondió a las presiones con una desafortunada frase: “No te preocupes Rosario, hay que aguantar”. Las palabras del mandatario provocaron que el PAN rompiera el Pacto y boicoteara la presentación de la reforma financiera, producto del acuerdo entre partidos. Fueron necesarios varios días de intenso trabajo político, en los que intervinieron las gestiones de Luis Videgaray, secretario de Hacienda y Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación (Interior), para sanar las relaciones con la oposición.
Este es el segundo escándalo que surge de la Secretaría de Desarrollo Social en los 18 meses del Gobierno del PRI. Está por verse si Rosario Robles aún aprovecha la segunda oportunidad que se le ha dado.
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