“Ya no debemos ver a Pemex como sinónimo de México”
El abogado energético Dante San Pedro participó en la reforma del sector de 2008 y augura grandes retos para la apertura en México
El abogado energético Dante San Pedro reconoce que al proyecto de reforma energética de 2008 del expresidente Felipe Calderón no le faltaba ambición pero carecía de los consensos que, en cambio, sí obtuvo el presidente Enrique Peña Nieto en diciembre de 2013 para abrir el sector a la inversión privada y extranjera.
San Pedro conoce por dentro y por fuera la industria energética de México. Comenzó su carrera como letrado de la división de refinación de Petróleos Mexicanos (Pemex) y, en 2008, participó desde la Secretaría de Energía en la redacción de la reforma energética que Calderón intentó impulsar con un éxito mínimo. Ahora, desde la práctica privada y ante la apertura del sector energético en México, augura importantes retos para las instituciones y el Estado mexicano.
Pregunta. ¿Cuáles han sido las diferencias medulares entre la reforma energética de 2008 y la que se aprobó en diciembre de 2013?
Respuesta. La diferencia fue la disposición del Congreso de la Unión a aprobar ciertas cosas. En 2008 ya se sabía que la producción de México estaba cayendo, que hacía falta infraestructura. Sabíamos que las refinerías no daban para más y que necesitábamos mayor capacidad de refinación, y que el esquema que se requería era uno de apertura a la inversión privada. Creo que la reforma del 2008 se quedó muy corta. Lo más importante de esa reforma fue que nos demostró que podíamos modificar la legislación en materia energética, particularmente en materia petrolera. Hacía muchos años que no se movía nada y 2008 demostró que sí se podía y que no se acabó México, ni se paró Pemex. Se creó un nuevo Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos, aunque al gobierno corporativo de Pemex le faltó una mayor intervención. También tuvimos la creación de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, un organismo muy relevante que, sin embargo, en el momento de su creación tenía un solo regulado que era Pemex.
P. Precisamente ahora, la Comisión Nacional de Hidrocarburos va a tomar un papel clave como regulador de todas las compañías que entren al negocio. ¿Usted cree que la estructura que tiene ahora la Comisión es suficiente?
R. No. La Comisión no tiene personal suficiente, no lo ha tenido nunca. Yo creo que es un gran paso que vayan a ser autosuficientes en recursos, que vayan a crear este fideicomiso que se establece en la Constitución, en el cual se depositen los ingresos que ellos mismos generen. Pero requieren de una estructura completamente distinta a la que tienen hoy; el trabajo que tienen por delante es monumental y, además, de gran importancia para el país.
Uno de los temas que se quedó en el tintero con la reforma de 2013 fue hacer de Pemex una empresa pública en términos de cotizar en bolsa"
P. Ya han echado a andar los trabajos con el análisis de la ronda cero con Pemex y llama la atención que algunos miembros de la Secretaría de Energía son también miembros del Consejo de Administración de Pemex. ¿La reforma puede lograr que Pemex sea una empresa apartada del Estado?
R. La independencia de los consejeros ha sido un tema histórico. En 2008, se propuso en algún momento que hubiera consejeros independientes y se dio un paso por ahí. Pero es una realidad que como secretario de Energía siendo el máximo regulador de la materia en el país, no puedes ser el presidente del Consejo de Administración de la empresa. Eso es absolutamente irreal porque es imposible que te quites una cachucha (una gorra) para ponerte otra, hay un conflicto de interés natural. Más allá de eso, no tiene ningún sentido que el secretario de Hacienda - que es el recaudador del país y quien autoriza los recursos para Pemex - sea miembro del Consejo. ¿En qué momento te quitas la cachucha de recaudador y te pones la de consejero de empresa? Sin embargo, ya quedó así, no vamos a cambiar la Constitución que establece puntualmente quienes serán miembros del Consejo. Eso no va a cambiar y es un error.
P. Y en términos de transparencia ¿podrá lograr esta reforma que Pemex reduzca sus conductas corruptas?
R. Creo que otro de los temas que se quedó en el tintero con la reforma de 2013 fue hacer de Pemex una empresa pública en términos de cotizar en bolsa. La transparencia a la que te obliga el mercado de valores es vital para una empresa. Las compañías que están en bolsa están obligadas a un nivel de transparencia que el mismo mercado te revisa. Esa disciplina que te da el mercado de valores era importante para Pemex, aunque hubiera sido un 3%, el que se le obligara a cumplir con todos los requisitos del mercado y se metiera al escrutinio del mercado hubiera sido muy útil. El hecho de que hubieran colocado algo del capital de Pemex en acciones habría ayudado muchísimo a la disciplina de mercado y la transparencia.
P. El nuevo texto de la Constitución deja muy abiertos los tipos de contratos que el Estado podrá celebrar con las empresas, ¿cómo pueden los legisladores acotar este tema?
R. Mi impresión es que la reforma constitucional dejó muy claro qué es lo que se debe hacer. El constituyente fue bastante puntual, te dice que exploración y extracción son actividades estratégicas y luego te explica que las estratégicas se pueden realizar mediante el ente del Estado. Y te define cuatro tipos de contratos que se pueden utilizar. La legislación reglamentaria en ese tema tiene poco qué definir, a lo mejor te va a poner plazos pero los contratos son los de licencia, los de producción compartida, los de utilidad compartida y servicios. No pueden ir en contra de lo que ya pusieron en la Constitución.
Lo importante es que lo que Pemex se quede lo pueda explotar de manera eficiente y genere valor"
P. Hay expertos que dicen que de estos tipos de contratos los que más convienen a las grandes petroleras son las licencias ¿Está de acuerdo?
R. Va a depender del tipo de yacimiento. Lo que se puso en la Constitución es un abanico de opciones. El que más le conviene a la petrolera va a depender mucho del tipo de petrolera, del tipo de yacimiento, del tipo de mercado, de las condiciones en general. Para aguas profundas tiene todo el sentido que sea un contrato de licencia. Creo que el que el Estado mexicano tenga ese abanico de opciones es un gran avance y, ahí sí, la Comisión Nacional de Hidrocarburos tendrá que hacer el análisis puntual.
P. ¿Qué le pareció la petición de Pemex en la ronda cero?
R. Queda claro que no puede pedir todo lo que tiene asignado. Pero ya no debemos ver a Pemex como sinónimo de México. A nosotros como mexicanos nos debe preocupar que la extracción de esos recursos sea de la mejor manera posible y eficiente que encontremos para maximizar los ingresos del país. Lo importante es que lo que Pemex se quede lo pueda explotar de manera eficiente y genere valor, y lo que Pemex no se quede se busque el mejor esquema para que los particulares lo puedan hacer.
P. ¿No cree que Pemex está acaparando?
R. Era su papel pedir lo más que pudiera. Si yo hubiera sido el director de Pemex probablemente también hubiera intentado quedarme con más de lo que sanamente puedo operar, pero para decidirlo está la autoridad.
P. ¿Cuál será una de las tareas clave en la redacción de las leyes secundarias en materia energética?
R. Hoy hay una competencia en el mundo por atraer los recursos petroleros. Va a ser muy importante qué impuesto le va a cobrar el Gobierno mexicano al productor y tendrá que ser una tasa que sea lo suficientemente atractiva para que vengan las inversiones. Pero también lo suficientemente alta para que los mexicanos tomemos la utilidad que nos corresponde por los recursos que tenemos. Los resultados de la reforma de 2013 los vamos a ver en 10 años en términos de producción primaria. Y si estamos pensando en que el primer contrato se firme en dos años, el primer barril saldrá en 8 o 9 años. Esa es la realidad con la que tenemos que vivir porque no hicimos las reformas hace 15 o 20 años. Eso es lo que nos tocó y aquí estamos.
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