Gross: “Este año saldré de Cuba, vivo o muerto”
El abogado de Alan Gross, el contratista estadounidense preso en La Habana, se reunió con el canciller cubano y dice que la salud de su cliente es precaria
Alan Gross, el contratista estadounidense preso en La Habana desde 2009, cumplirá 65 años el próximo 2 de mayo. Y se ha prometido a sí mismo que antes de que transcurra un año más, saldrá de la celda donde purga una condena de tres lustros por delitos contra la soberanía de Cuba y volverá a casa, en Estados Unidos, vivo o muerto. “Va a ser mi último cumpleaños aquí. (Eso) significa lo que significa. No es una amenaza, es una declaración de esperanza, una declaración de determinación y una declaración de impaciencia”, ha dicho Gross a través de un comunicado difundido este miércoles desde la isla por su abogado, Scott Gilbert.
Gross trabajaba en Cuba como contratista de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés), en la implementación de programa para mejorar las comunicaciones y el acceso a Internet de la comunidad judía cubana. En 2009 fue detenido, acusado y condenado dos años después “por violar las leyes cubanas, al implementar un programa subversivo financiado por el Gobierno de Estados Unidos, mediante el establecimiento de sistemas de comunicaciones ilegales y encubiertos, con el uso de tecnología no comercial”. Ya ha cumplido 4 años y cuatro meses de la condena a 15 años de prisión que le fue impuesta.
En el comunicado, el abogado de Gross se refiere a las precarias condiciones de salud de su cliente en estos términos: “Desde su encarcelamiento, ha perdido más de 110 libras (50 kilos). Se mantiene bajo vigilancia en una pequeña celda con otros dos reclusos y las luces están encendidas las 24 horas del día . Ha perdido la visión parcial en el ojo derecho y sufre de dolor en ambas caderas y en la espalda”. El pasado 11 de abril, Gross levantó una huelga de hambre que se prolongó por nueve días para forzar a los gobiernos de La Habana y de Washington a acordar su liberación, y para protestar contra el programa ZunZuneo, revelado días antes por la agencia de noticias Associated Press.
La red social ZunZuneo, conocida como “el Twitter cubano”, fue desarrollada en forma clandestina por la agencia estadounidense para la que trabajaba Gross, Usaid, entre los años 2009 y 2012, con el objetivo de acelerar la caída del régimen castrista a través de la difusión de mensajes de texto con contenido político que desencadenaran una suerte de “primavera cubana”. El plan, se quejó Gross, hizo aún más peligrosa su situación en Cuba.
Poco antes de hacer público el documento, el abogado de Gross sostuvo una reunión de casi dos horas con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, para discutir la situación de su defendido. Según informó Gilbert, durante el encuentro “Rodríguez reiteró el interés de su gobierno en que funcionarios de alto nivel se reúnan con sus homólogos de Estados Unidos para discutir los términos de una solución al caso”. El canciller cubano habría dicho que “Cuba no pondría condiciones previas en esa negociación”. Hasta ahora, sin embargo, el Gobierno de Raúl Castro ha sostenido que considerará la liberación de Gross si Washington accede también a revisar y condonar las sentencias de los tres cubanos que aún cumplen condenas por espionaje en Estados Unidos.
En contraste con la versión de abogados y familiares, el Gobierno cubano sostiene que la salud de Alan Gross es estable y que recibe un trato “digno y decoroso” en un hospital de La Habana, desde que fue detenido. “(Gross) se encuentra recluido en un hospital, no porque su situación de salud lo requiera, sino porque allí se le garantiza atención especializada por parte de personal médico y de salud altamente calificado”, explicó la directora general de Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal Ferreiro, en una nota oficial publicada el pasado 9 de abril por el diario oficialista Granma.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.