Valls anuncia la rebaja de impuestos y cotizaciones para salir de la crisis
El primer ministro francés informa en su investidura de una fuerte reducción del tejido administrativo e institucional
“Demasiado sufrimiento, insuficiente esperanza: esa es la situación de Francia. Los ciudadanos quieren resultados concretos en materia de empleo y de lucha contra la precariedad y la miseria”. Es la visión aciaga de un país postrado con la que Manuel Valls, el primer ministro francés, inició este martes su discurso de política general ante la Asamblea Nacional para pedir la confianza de los diputados en su programa de gobierno. Y son las palabras que usó como preámbulo para presentar su programa de reducción de los impuestos y de las cotizaciones empresariales, de rebaja del gasto público y de la Administración, en línea con lo avanzado por François Hollande el pasado enero. Un programa que obtuvo el respaldo mayoritario de la Cámara con 306 votos a favor (279 del Partido Socialista, en cuyas filas se registraron 11 abstenciones, y el resto de ecologistas, y partidos de izquierda).
Las medidas anunciadas por Valls, que espera aplicar la mayoría a partir del 1 de enero de 2015 y hasta 2017, buscan conciliar crecimiento y justicia social, como pidió Hollande. Pero también son, quizá, su manera de intentar demostrar a Europa que se puede aspirar a unas cuentas saneadas, con un objetivo de ahorro de 50.000 millones de euros hasta 2017, sin renunciar a los ideales republicanos.
En desarrollo del pacto de responsabilidad y solidaridad anunciado por Hollande, Valls aseguró que eliminará las cargas sociales de las empresas para trabajadores que ganen el salario mínimo y que reducirá entre 1,8 y 3 puntos porcentuales las cargas para otras franjas salariales. Se trata, dijo, de impulsar la creación de empleo y la actividad económica y de aumentar el salario neto que perciben los trabajadores. También propuso reducir las cotizaciones para trabajadores autónomos y artesanos. En total, el primer ministro indicó que las medidas que pretende poner en marcha durante su mandato supondrán un ahorro en los costes laborales de 30.000 millones de euros.
En materia fiscal, prometió que el Gobierno “disminuirá la fiscalidad de los hogares modestos por valor de 5.000 millones de euros de aquí a 2017” y que suprimirá la llamada “contribución social de solidaridad de las empresas” y “varias decenas de impuestos menores”. Valls dijo que sus propuestas pretenden rebajar la presión fiscal excesiva.
El primer ministro incluyó en su discurso una de las reformas más demandadas: la reducción de la Administración. Anunció que rebajará a la mitad el número de regiones de Francia —ahora son 27—. Estas “podrán proponer fusionarse”. El Gobierno elaborará “un nuevo mapa territorial en 2015” para aquellas zonas que no hayan encontrado partenaire. Su finalidad: acabar con “el milhojas territorial”.
En referencia a las imposiciones de Bruselas y Berlín en el cumplimiento de los objetivos de déficit, Valls dijo estar “a favor de la seriedad presupuestaria”. Y aseguró que su Gobierno está dispuesto a sanear sus cuentas, pero “sin quebrar el sistema de protección social, los hospitales y los servicios públicos”. Pidió un euro menos fuerte para favorecer las exportaciones.
Valls también preconizó el regreso de Europa “al camino del crecimiento”, pero no a través de una austeridad a cualquier precio, sino “por la vía del impulso del empleo”, de la competitividad y de la transición energética. El dirigente dijo ser consciente de que “Francia no puede ignorar a Europa”, pero advirtió de que Europa tampoco puede “ignorar la voz de Francia”.
No es posible saber si la Asamblea Nacional acabará incluyendo este discurso en su relación de “grandes momentos de elocuencia parlamentaria”. Pero el político socialista sí intentó dar lustre a su intervención mediante el uso de recursos empáticos. En varias ocasiones se dirigió a la juventud, amenazada por la exclusión y la falta de acceso al mercado laboral. Su momento más emotivo fue cuando puso fin a su intervención aludiendo a su trayectoria vital como ciudadano nacido en Barcelona y nacionalizado francés. “Hay pocos países en el mundo que permitan a una persona nacida en el extranjero asumir la más alta función en el Gobierno de su país. Eso es Francia, y esos son sus valores”, concluyó.
El grupo parlamentario de la UMP desechó por “ineficaces” las medidas propuestas.
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