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El sureste asiático empuja su gasto militar

Rusia gastará 503.000 millones de euros en el periodo 2011-2020 para renovar el 70% de su armamento

Militares del Ejército chino durante una izada de bandera en Hong Kong.
Militares del Ejército chino durante una izada de bandera en Hong Kong.AP

Las nuevas tendencias globales en la inversión militar pasan por Rusia, China y sus vecinos asiáticos. Mientras Chuck Hagel, secretario de Defensa de EE UU, propuso a finales de febrero rebajar el número de efectivos del Ejército hasta 440.000-450.000 —la cifra más baja desde 1940—, Pekín anunció pocos días después que en 2014 gastará por su defensa 96.000 millones de euros, un 12,2% más que el año anterior. Al aumento chino se suma un intenso plan de rearme ruso y la subida del presupuesto militar japonés debido a las disputas fronterizas en el Océano pacifico en las que se enfrenta con China y Corea del Sur. En un momento en el que el Instituto de investigación sobre la paz de Estocolmo (SIPRI, en su sigla en inglés) cifra el presupuesto militar mundial de 2012 (el último año disponible) en casi 1,26 billones de euros, es decir el 2,5% del PIB global y más que antes de la caída del muro de Berlín de 1989, los impulsos más relevantes a la inversión en armamentos se concentran en oriente.

Moscú incrementó su gasto militar en 2012 en un 16%. El presupuesto público destinado a la defensa constituirá el año que viene el 4,8% del PIB, frente al 4,4% del 2012. “Las elevadas rentas que generan las exportaciones de gas y petróleo juegan un papel clave en el aumento del gasto militar de Moscú, que crece mientras el Gobierno recorta el estado de bienestar y la sanidad pública. El Ejecutivo considera defensa y seguridad como asuntos de gran envergadura, y la actual situación de Ucrania implica que esta política no cambiará a corto plazo”, remarca Craig Caffrey, analista de presupuesto militar de la revista especializada IHS Jane’s. El plan de armamento estatal que Rusia ha puesto en marcha para el periodo 2011-2020 contempla una inversión de 503.000 millones de euros para renovar el 70% de su armamento. Pero “las maquinarias anticuadas, la mala organización, el envejecimiento del ejército y la extendida corrupción impiden valorar el efectivo potencial militar ruso”, subraya Sam Perlo-Freeman, director del Programa de investigación sobre espesas militares y producciones de armas del SIPRI.

Las decisiones de las grandes potencias se insertan en un marco más amplio, que sigue las mismas tendencias: azotados por la crisis económica, 20 de los 37 países de Europa Occidental y Central redujeron su gasto militar en más de un 10% entre 2008 y 2012, mientras que, según los datos del SIPRI, en el mismo periodo el presupuesto de los países asiáticos ha ido constantemente aumentando.

El significativo incremento del presupuesto militar en Asia “es el resultado del crecimiento económico de China y de sus ambiciones de poder. Pekín quiere estar listo para contrastar de manera eficaz cualquier intervención de Estados Unidos en disputas territoriales que involucren a sus vecinos, como por ejemplo Taiwán”, explica Perlo-Freeman. El informe sobre la defensa nacional de 2013 publicado por la el Gobierno de Taipéi confirma su visión: las autoridades taiwanesas subrayan el constante crecimiento de la fuerza china con respecto a la de EE UU, y alertan de que en 2020 Pekín podría ser capaz de invadir y ocupar su isla.

El investigador del SIPRI, sin embargo, especifica que la preocupación por las maniobras chinas se extiende también a otros países: “Aunque siga manteniendo el límite del 1% del PIB en gastos militares, Japón está potenciando su ejército, principalmente por miedo al fortalecimiento de Pekín”. El Gobierno de Shinzo Abe anunció el pasado mes de diciembre un nuevo programa militar para el periodo 2014-2019, que prevé un aumento del 5% de su presupuesto militar —hasta los 174.000 millones de euros— y la adquisición de nuevo material bélico. Pero Perlo-Freeman especifica que el país nipón no es el único en esta senda: “Vietnam está incrementando su gasto gracias a la venta de gas y petróleo a raíz de la pelea con China por las islas Spratly, en el mar de la China Meridional. Y Filipinas, por disputas en las mismas zonas, está haciendo lo mismo”.

Perlo-Freeman explica que también Indonesia está fortaleciendo su ejército para garantizar una mayor protección a su extenso archipiélago y a sus aguas territoriales. Así que pese a la reducción del presupuesto militar de Taiwán, Malasia y Singapur, los expertos de la revista IHS Jane’s calculan que los países de sureste asiático gastarán en 2020 340.000 millones de euros, el 28% del gasto global y cuatro puntos porcentuales más que en 2013.

El aumento del presupuesto militar se registra también en Europa del Este, África, y Oriente Medio. Según los datos del Instituto Internacional para los estudios estratégicos de Londres (IISS, en su sigla en inglés), Arabia Saudí destina a su ejército 42.800 millones de euros —1.865 más que Reino Unido— y es el cuarto país que más gasta en el mundo después de Estados Unidos, China y Rusia.

Otros Estados, como Turquía, Brasil e Corea del Sur, han logrado los avances tecnológicos y el know-how necesarios para desarrollar su industria militar, pero “solo Seúl tiene perspectivas reales de llegar a ser totalmente autónomo en la producción de grandes armamentos en el medio plazo”, matiza Caffrey, de IHS Jane’s. “El aumento del gasto militar está directamente vinculado con el crecimiento del PIB. En China, India, Japón y Corea del Sur, ese vínculo resulta evidente. El año pasado China invirtió 25.830 millones de euros en abastecimiento de material bélico y en I+D en ámbito militar” asegura.

Las nuevas tendencias, sin embargo, cuentan solo una parte de la historia: según El Balance Militar 2014, un informe en el que el IISS ha calculado los presupuestos militares de los 15 países que más desembolsan en el mundo en este sector, Estados Unidos dedica a sus armamentos 430.509 millones de euros, una cifra que casi alcanza la suma de los presupuestos de los demás 14 países (455.262 millones). China, el segundo país en este ranking, ha gastado —antes de anunciar el aumento de su presupuesto— 80.505 millones de euros al año. “Para alcanzar los niveles estadounidenses, Pekín tendrá que mantener un crecimiento económico del 10% en los próximos 20 años. Y eso en sí mismo es un gran desafío”, remacha Giri Rajendran, investigador del IISS.

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