Ashton visita Irán en la reunión de más alto nivel desde 2008
La jefa de la diplomacia europea advierte de que un acuerdo nuclear definitivo es difícil El viaje refleja el deshielo y busca apoyar a los moderados del régimen
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, se ha entrevistado este domingo en Teherán con el presidente iraní, Hasan Rohaní. Su visita, la primera de este nivel desde la que realizó su antecesor, Javier Solana, en 2008, refleja el deshielo que está propiciando el diálogo nuclear, pero también el deseo de dar un espaldarazo a los sectores moderados del régimen que lo apoyan. El gesto abre además el camino hacia la normalización de relaciones diplomáticas y comerciales.
Ashton, que además coordina la delegación de las seis grandes potencias en las conversaciones nucleares con Irán, llegó en la noche del sábado a Teherán a invitación del ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, con el que se ha reunido durante casi una hora este domingo. Tras el encuentro, la jefa de la diplomacia de la UE ha advertido en una conferencia de prensa conjunta de que las negociaciones sobre el programa nuclear son "difíciles" y de que no hay "garantía de éxito" para alcanzar un acuerdo final, informa Efe. "Pero creo que es muy importante el apoyo del pueblo de Irán al trabajo que están llevando a cabo el ministro (Zarif) y su equipo y el apoyo de la comunidad internacional a mi trabajo, para que intentemos tener éxito", ha añadido.
Ambas partes han dado signos de querer recuperar el tiempo perdido durante los últimos años a causa del contencioso nuclear y de su gestión por parte del anterior presidente, Mahmud Ahmadineyad. Ahora, el mero inicio del diálogo tras el plan de acción acordado el pasado noviembre abre la perspectiva de jugosas posibilidades comerciales. Aunque de momento el levantamiento de sanciones ha sido limitado, todo el mundo quiere estar bien situado de cara al futuro. Irán no sólo cuenta con una de las mayores reservas de hidrocaburos del mundo sino que tiene un mercado casi virgen de 80 millones de habitantes.
Eso explica que Teherán haya recibido en los últimos tres meses más ministros europeos que todo el segundo mandato de Ahmadineyad. A la visita en diciembre de la entonces titular de Exteriores italiana, Emma Bonino, le han seguido el sueco Carl Bildt, el belga Didier Reyders, el polaco Radoslaw Sikorski y el español José Manuel García-Margallo, hace justo una semana.
El entusiasmo europeo por restablecer los vínculos comerciales ha llevado a Estados Unidos a advertir a sus aliados de que “Irán no está abierto a los negocios”. Fue el mensaje que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, le transmitió a su homólogo francés, Laurent Fabius, durante una visita a finales de febrero. Pero también el que distintos enviados estadounidenses están difundiendo entre la comunidad empresarial internacional desde Londres a Ankara pasando por Davos.
Su temor, y el del lobby israelí que lo alienta, es que el limitado alivio de las sanciones ofrecido a Teherán para incentivar su cooperación nuclear lleve a una estampida de inversores ansiosos por sacar tajada, que desmonten el entramado de represalias económicas que ven como la última garantía de un eventual compromiso. De hecho, el diálogo empezado el pasado 20 de enero es sólo el principio de un largo proceso que pocos creen que pueda completarse en los seis meses inicialmente previstos.
Por un lado, las negociaciones técnicas avanzan despacio. La última ronda, concluida en Viena el pasado viernes, fue calificada por los iraníes de “substanciosa y útil”, pero deberá proseguir en las próximas semanas. Por otro, las conversaciones políticas entre los Seis e Irán se reanudarán el próximo día 17 también en la capital austriaca. Es ahí donde Ashton, en su calidad de coordinadora, abordará la cuestión nuclear. En Teherán, se centrará en los temas bilaterales.
Más delicada puede resultar su eventual mención a la situación de los derechos humanos. El pasado diciembre, una delegación de parlamentarios europeos suscitó las críticas de los ultras por entrevistarse con la defensora de los derechos humanos Nasrin Sotudeh y el cineasta Jafar Panahi.
Además de con Rohaní y con Zarif, la jefa de la diplomacia europea va a entrevistarse con el presidente del Parlamento, Ali Lariyaní, uno de los más influyentes políticos conservadores, y con el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, Ali Shamjani. También viajará mañana a Isfahán, la ciudad que la República Islámica muestra como escaparate de su potencial turístico, donde se reunirá con el gobernador y otras autoridades locales. Fin
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