Rajoy defiende ante el Kremlin la integridad territorial de Ucrania
España apoya una “solución dialogada” a la crisis y recela de las sanciones
Las gestiones diplomáticas para intentar contener la crisis de Ucrania se trasladaron ayer a Madrid. El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, se reunió en la capital española con la Alta Representante para la Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, antes de ser recibido en La Moncloa por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y en la Zarzuela por el Rey.
La reunión con Ashton, que se desplazó expresamente a Madrid para verse con Lavrov, se prolongó durante una hora en la residencia del embajador ruso en España, Yuri Korchaguin. Una portavoz de la primera se limitó a calificar la conversación de “interesante”, sin ofrecer más detalles. Ninguno de los dos quiso hacer declaraciones al término del encuentro.
Más explícito se mostró por la mañana Lavrov en Túnez, donde, antes de volar a Madrid, advirtió de que la imposición de sanciones a Moscú por parte de Occidente podría resultar “contraproducente”. El ministro ruso de Asuntos Exteriores expresó su confianza en que Washington y Bruselas no darán ese paso. “Esperamos que nuestros socios comprenderán nuestra posición. Nadie tiene derecho a estar enojado con Rusia. La Unión Europea y Estados Unidos no han cumplido sus obligaciones con Ucrania”, sentenció.
Los ministros de Exteriores de los 28 amagaron el pasado lunes con imponer sanciones a Moscú —aunque solo simbólicas, como la suspensión de las negociaciones para liberalizar los visados o para firmar un acuerdo marco que englobe el conjunto de relaciones entre ambos—, si Putin no da marcha atrás en la escalada y las tropas rusas que controlan centros estratégicos de Crimea no regresan a sus cuarteles.
Más duro, al menos en el lenguaje, ha sido Washington, que ha anunciado la suspensión de la cooperación militar con Rusia y de las conversaciones para fomentar comercio e inversiones.
Frente a los socios europeos que piden mayor contundencia —sobre todo, los procedentes del antiguo bloque soviético—, España aboga por buscar un acuerdo con Rusia. No solo quiere preservar sus amistosas relaciones con Moscú —que han mejorado en los últimos años ante la ausencia de contenciosos bilaterales—, sino que recela de los efectos que tendría la imposición de sanciones y es consciente de la necesidad de contar con Rusia para abordar crisis como las de Siria o Irán. El ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien hoy se reunirá con Lavrov y ayer le acompañó a La Zarzuela, se ha mostrado conciliador y ha pedido que la UE y Rusia pasen “de la lógica de la confrontación a la lógica de la cooperación” para resolver el conflicto de Ucrania.
Rajoy, quien se reunió con el jefe de la diplomacia rusa durante una hora, le trasladó la posición de España en esta crisis: “Defensa de la integridad territorial de Ucrania y de la estabilidad en la zona”, según fuentes de La Moncloa. Quizá llevada por sus demonios internos, España insistió el lunes en que la declaración de los ministros de Exteriores de la UE recordara expresamente que un referéndum de autodeterminación de Crimea vulneraría la Constitución ucrania y no sería reconocido por la UE. Preguntado si estaba pensando en el caso catalán, Margallo respondió con una sonrisa: “No se me había ocurrido”.
Eso sí, Rajoy dijo ayer a Lavrov que España es partidaria de una “solución diálogada” y una “solución política” —es decir, no militar— de la crisis, para lo que “es importante rebajar la escalada de la tensión”.
España apoya el envío a Ucrania de una misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que medie entre las partes, aunque ello difícilmente revertirá la secesión de facto de Crimea.
Rajoy participará mañana en la cumbre extraordinaria de la UE, a la que ha sido invitado el primer ministro interino de Ucrania, Arseni Yatseniuk, cuya legitimidad no reconoce Moscú,
Tras su paso por Madrid, Lavrov viajará a París y Roma para participar en sendas conferencias internacionales en apoyo a Líbano y Libia, respectivamente. En París, podría reunirse con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quien llevó ayer a las nuevas autoridades de Kiev el apoyo político y económico de EE UU.
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