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Ricos por obra de Yanukóvich

La caída del régimen pone en evidencia el enorme patrimonio acumulado por los leales al clan del expresidente

El presidente depuesto, Yanukóvich, imputado.Foto: reuters_live
S. B.

Junto a las miles de flores que los ucranios siguen llevando al Maidán para recordar a los muertos de la protesta, un cartel muestra una foto de Víctor Yanukóvich junto a la pregunta “¿Ha visto a este hombre?”. En paradero desconocido, el hasta hace cuatro días presidente se ha convertido en un asesino a ojos de muchos ucranios. El Parlamento aprobó ayer una petición para que él y sus más estrechos colaboradores sean juzgados por el Tribunal de La Haya por crímenes contra la humanidad por la represión policial. Su caída también ha permitido a los ciudadanos asomarse a la obscena riqueza que había amasado junto a sus amigos y conocer los vínculos que mantenía con los influyentes oligarcas del país.

Las fotos de la gigante casa de campo a las afueras de Kiev, con decenas de motos y coches antiguos, campo de golf privado y zoo funcionó como una especie de electroshock. Horas después, las webs empezaron a enseñar los imposibles salones rococó de la casa del exfiscal general Víctor Pshonka. “Los ucranios sabían que eran ricos, pero no conocían la escala, hasta qué punto lo eran”, explica Orysia Lutsevych, experta en Ucrania de Chatham House.

Yanukóvich convirtió a la riqueza a sus amigos y familiares. Por ejemplo, las empresas de su hijo Olexander, dentista de 41 años, lograron el mes pasado la mitad de todos los contratos públicos que se firmaron, explica Lutsevych. Durante el tiempo que su padre fue presidente, él se convirtió en uno de los hombres más ricos del país. Se les conoce, junto al oligarca Dimitri Firtash, que se dedica a la compra de gas en Rusia para venderlo en Ucrania, como “la familia”.

La colección de moto del presidente depuesto de Ucrania, Victor Yanukóvich.
La colección de moto del presidente depuesto de Ucrania, Victor Yanukóvich.Y. DYACHYSHYN (AFP)

Ser de la misma región también une mucho, y Yanukóvich es de Donetsk, al este del país, donde se concentra la industria metalúrgica. El expresidente privilegió a muchos de sus paisanos. Uno de ellos, con el que tenía mucha confianza, es el oligarca Rinat Ajmetov. Él ya era millonario antes de que Yanukóvich llegara al poder, pero ha doblado su fortuna. Es el más rico del país, tiene un equipo de fútbol, una cadena de televisión y es un magnate de la minería. Controla el 100% de la exportación de electricidad. Es el segundo receptor de contratos públicos después del hijo dentista de Yanukóvich. “La familia crea un monopolio y solo le da el derecho de explotarlo a Ajmetov”, explica Lutsevych. Un esquema similar es el que han seguido con Andrei Kliuyev, en este caso en el sector de la energía solar, cuyos derechos para explotarla iban a parar a Kliuyev.

La corrupción y la interferencia de los oligarcas en la política es una de las principales denuncias de las protestas. Tanto, que el lunes el comité del Maidán puso como primera condición para respaldar al nuevo Gobierno —que debería haber sido nombrado hoy martes— que los miembros del Gobierno no estén en la lista de los más ricos de Ucrania. Los oligarcas controlan a bloques enteros de diputados del Parlamento, sobre todo a la mitad de diputados que son elegidos en listas cerradas elaboradas por los partidos. Pero también extienden sus tentáculos a la justicia y a la policía, en un país donde los sobornos se piden y se pagan a diario.

Los oligarcas también deben tenerse en cuenta fuera del país. “Si eres un inversor extranjero en Ucrania la competencia directa con los oligarcas no es buena idea”, constata Julian Ries, un abogado especializado en ayudar a empresarios extranjeros a establecerse en Ucrania. “Sería muy difícil porque tienen mucha influencia, aunque no controlan por completo la economía. Muchos inversores optan por hacer negocios con empresas propiedad de los oligarcas y están satisfechos con la cooperación”, explica.

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Sobre la firma

S. B.
Es la jefa de sección de Sociedad. Antes ha sido reportera en El País Semanal y en Internacional, donde ha escrito sobre migraciones, Europa del Este y América Latina.

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