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5 empresas pactan pagar compensaciones a las víctimas del colapso de Bangladesh

Ropa Limpia intenta que otras firmas se sumen a un fondo que pretende reunir 30 millones

Naiara Galarraga Gortázar
Laboni Khanom, que trabajaba en el Rana Plaza, junto a su madre en junio.
Laboni Khanom, que trabajaba en el Rana Plaza, junto a su madre en junio. N. G.

Hace exactamente diez meses, colapsó en Bangladesh un edificio donde 4.600 personas fabricaban ropa para grandes marcas a cambio de un sueldo mísero. Murieron 1.138 personas y más de dos mil resultaron heridas. Cinco empresas, las españolas El Corte Inglés, Inditex y Mango, la canadiense Loblaw y la danesa Mascot, han acordado aportar dinero a un fondo para compensar a los damnificados. La decisión supone en el caso de Mango un cambio de postura porque desde el principio intentó distanciarse del colapso con el argumento de que hizo un pedido de prueba que no había comenzado, cosa que desmintió una trabajadora este diario y rechazan las ONG. Fuentes de esa firma recalcan que la aportación “es al fondo humanitario y solidario y no implica responsabilidad legal por el accidente”.

La campaña internacional Ropa Limpia pretende que las firmas que, según su recuento, se surtían o se habían surtido de los cinco talleres del Rana Plaza, ubicado a las afueras de Dacca, costeen las compensaciones. La campaña ¡Pagad ya! se centra ahora en que Benetton, Kik y Childen’s Place se sumen. En línea con su opacidad habitual, acrecentada en casos de desastre, las cinco empresas que ya se han unido al fondo han suscrito un acuerdo de confidencialidad para no detallar públicamente sus aportaciones ni el monto total, según una fuente de una de las firmas.

El fondo, supervisado por la Organización Internacional del trabajo (OIT) es voluntario y está desvinculado de cualquier responsabilidad judicial. Solo a partir de esas premisas ha sido posible lograr que las empresas se implicaran en los pagos a los afectados y las familias de los fallecidos y desaparecidos.

“Celebramos estas primeras aportaciones al fondo. Anteriormente las iniciativas para compensar a las víctimas han sido aleatorias, desiguales, impredecibles, poco transparentes y han dejado a una gran parte de las víctimas sin nada”, ha asegurado Ineke Zeldenrust, coordinadora internacional de la campaña Ropa Limpia.

Desde el primer día Mango insistió en que no estaba fabricando en el edificio Rana Plaza, sino que había hecho un pedido de prueba que no había comenzado. La enfermera Laboni Khanom, de 21 años, que trabajaba en el taller de la quinta planta de edificio Rana Plaza y que perdió el brazo izquierdo, lo desmintió así. “Había que terminar un pedido de Mango aquella noche”, explicó a esta reportera en junio pasado en el hospital de Bangladesh donde estaba ingresada. El Corte Inglés admitió que sí estaba fabricando en aquel edificio e Inditex lo había hecho pero antes de 2012.

El jefe de IndustriaALL, representante de los empleados fallecidos, sus familias y de los heridos, en Bangladesh, Roy Ramesh, estimaba el pasado junio que harían falta unos 50 millones de euros para indemnizar a los afectados. La campaña Clean Clothes, en la que ese sindicato mundial participa, se ha propuesto reunir 30 millones para el 24 de abril, cuando se conmemore el primer aniversario del colapso. A la aportación que hagan al fondo del Rana Plaza las cinco empresas firmantes (y las firmas que unan, si lo hacen) se sumarán lo que den las autoridades de Bangladesh, la patronal del textil y los propietarios de los talleres de costura.

A la tragedia en uno de los mayores desastre industriales de la historia, le siguió la firma de otro acuerdo para inspeccionar las instalaciones de Bangladesh en las que se fabrica la moda low cost que después se vende en todo el mundo.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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