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La violencia política en Venezuela se cobra dos nuevas víctimas

Una manifestante murió después de ser baleada por un oficial de la Guardia Nacional

Integrantes de la Guardia Nacional Venezolana frente a un grupo de manifestantes el pasado día 16 de febrero.
Integrantes de la Guardia Nacional Venezolana frente a un grupo de manifestantes el pasado día 16 de febrero.EFE

Ya son diez las personas fallecidas por los disturbios que tienen funcionando a Venezuela a media máquina desde principios de febrero. Este sábado murió la estudiante Geraldine Moreno, herida en el rostro con perdigones disparados al parecer por un oficial de la Guardia Nacional Bolivariana que pretendía dispersar una manifestación opositora en Valencia, estado Carabobo, en el centro de Venezuela.

Las heridas le habían causado daños irreparables en ambos ojos y en el cerebro. Aunque permanecía estable después de dos operaciones, la familia informó al diario El Carabobeño de su deceso en horas del mediodía local. Es la segunda muerte que ocurre en esa región relacionada con las protestas promovidas por la oposición al régimen de Nicolás Maduro. El martes Génesis Moreno, Miss Turismo 2013, fue asesinada con un disparo en la cabeza.

Caracas, mientras tanto, ha permanecido en calma en las dos noches anteriores, tras la salvaje represión policial y los grupos de choque civiles del chavismo, llamados colectivos, durante la noche del miércoles y la madrugada del jueves. El viernes en la noche el alcalde del municipio Sucre (este de Caracas), Carlos Ocariz reportó la muerte de un motorista, llamado Santiago Pedroza, mientras intentaba salvar las barricadas colocadas por miembros de la oposición en la urbanización Horizonte. Las primeras versiones indicaban que se había degollado con una cuerda atravesada en la calle, pero en la mañana del jueves otros vecinos aseguraban que había tropezado con ese obstáculo y se había fracturado el cráneo al caer.

En cualquier caso el chavismo se aprovechó del caso para cimentar su relato e insistir en el “carácter fascista” de las protestas en las urbanizaciones de Caracas. El número dos del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, criticó al alcalde Ocariz y al gobernador del área, el ex candidato presidencial Henrique Capriles, por permitir el cierre de vías en los sectores que gobiernan. “El compañero Nicolás Maduro no va a caer y haremos lo que nos corresponda hacer en el marco de la ley”, aseguró Cabello mientras mostraba material supuestamente incautado a la oposición para proseguir con sus protestas.

La brutal represión de los cuerpos de seguridad ha llamado la atención de la comunidad internacional y de las organizaciones de derechos humanos. Las denuncias de excesos se multiplican en los medios que no han sido presionados por el gobierno para apegarse al discurso oficial. El relato más brutal lo hizo el viernes en Valencia Rebeca González de Carrasco. “Mi hijo fue violado por los del uniforme verde”, dijo en referencia al color del uniforme de la Guardia Nacional Bolivariana. Versiones no oficiales aseguran que Juan Manuel Carrasco fue abusado con el cañón de un fusil.

Los allanamientos continuaron este sábado. El coronel retirado de las Fuerzas Armadas, José Machillanda, un reconocido opositor, denunció que varios funcionarios de la División General de Contraintelingencia Militar irrumpieron en su vivienda y se llevaros varios efectos personales.

El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, sugirió, en una carta que publica el diario La Tercera de Santiago, una mediación internacional para desactivar la crisis política venezolana. “Si ya no hay confianza en nadie, ninguna institución o personas que garanticen una postura ecuánime y no comprometida, tal vez el recurso a actores externos, provenientes de nuestra propia América y designados en común, sea una alternativa posible”.

Insulza reconoce que las protestas han puesto de manifiesto “una confrontación política e ideológica de envergadura mayor”, sin parangón en ningún otro país de América. Por esa razón dijo que la OEA no emitirá condenas “que ahonden la división” ni rechazará “la protesta legítima” de los venezolanos.

El viernes el presidente Nicolás Maduro dio un paso atrás en el enfrentamiento que mantiene con la prensa internacional por la cobertura noticiosa que le han dado a las protestas. Luego de una cita con corresponsales extranjeros en el palacio de Miraflores, la sede del Gobierno, la corresponsal de CNN en Caracas, Osmary Hernández, informó a través de su cuenta de Twitter que el Gobierno venezolano le había otorgado nuevamente la acreditación para ejercer su trabajo periodístico en el país. El jueves el gobernante había amenazado con bloquear la señal de la cadena estadounidense en Venezuela y retiró a todo su equipo las credenciales en protesta por el tratamiento de la información.

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