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EE UU y Rusia discuten colaborar en la seguridad de los Juegos de Sochi

Si Moscú acepta, el Pentágono enviaría equipos de alta tecnología para detectar bombas que requerirían la presencia de militares estadounidenses para dirigirlos

Eva Saiz
El presidente de Rusia y el de EE UU se saludan durante la cumbre del G-20 en San Petersburgo.
El presidente de Rusia y el de EE UU se saludan durante la cumbre del G-20 en San Petersburgo.AP

La Casa Blanca ha confirmado este miércoles que ha ofrecido a Rusia toda la asistencia que requiera para garantizar la seguridad de los Juegos de Invierno de Sochi, ante el creciente temor de que se cometan atentados terroristas en la localidad del Cáucaso. La ayuda en la que Moscú estaría interesado, de acuerdo con el Pentágono, contempla equipos de alta tecnología para detectar bombas caseras activadas a distancia que, de no ser compatibles con los sistemas rusos, requerirían de militares estadounidenses sobre el terreno para poderlos dirigir, una circunstancia que comprometería la capacidad del Kremlin para garantizar de manera autónoma la seguridad de un evento llamado a ser el escaparate mundial de la gestión de su presidente, Vladimir Putin.

El martes por la noche, durante una conversación telefónica, el presidente Barack Obama ofreció a su homólogo ruso el apoyo de EE UU en los asuntos de seguridad en los días previos y durante la celebración de los Juegos de Sochi, que comienzan el próximo 7 de febrero. Un ofrecimiento que ha reiterado, un día después, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. “Hemos constatado un aumento de las amenazas en torno a los Juegos, algo que nos preocupa, si bien no es inusual en el caso de grandes eventos deportivos”, ha reconocido Carney. “Hemos brindado a los rusos todo nuestro apoyo, toda la asistencia que puedan necesitar para afrontar ese tipo de riesgos”. El portavoz no ha querido confirmar si el Kremlin, que se ha obstinado en controlar de manera absoluta toda la seguridad que rodea a la celebración de los Juegos de invierno, ha aceptado ese ofrecimiento, ni si ya existen agentes estadounidenses en Rusia auxiliando a las fuerzas de seguridad rusas en la búsqueda de terroristas suicidas que ya se encontrarían en Sochi.

El presidente Barack Obama ofreció a su homólogo ruso el apoyo de EE UU en los asuntos de seguridad en los días previos y durante la celebración de los Juegos de Sochi

Los máximos responsables de las Fuerzas Armadas de EE UU y Rusia, los generales Martin Dempsey y Valery Gerasimov, respectivamente, tuvieron la oportunidad de abordar las preocupaciones en torno a la seguridad de los Juegos Olímpicos durante una reunión en Bruselas este martes. Allí, de acuerdo con el Pentágono, Gerasimov se mostró interesado en poder utilizar los equipos de localización de bombas que el Ejército estadounidense ha desarrollado y perfeccionado a lo largo de las guerras de Irak y Afganistán. Este tipo de material de alta tecnología permite detectar dispositivos móviles de fabricación casera y las señales emitidas por móviles u otros aparatos de control remoto para detonarlos.

Dempsey parece de acuerdo con la perspectiva de compartir este tipo de material con Moscú, aunque la decisión pasa por comprobar que los equipos sean compatibles con la tecnología rusa. “Si no se tiene cuidado, en lugar de reforzar las capacidades de seguridad, lo que se provocaría es justamente lo contrario”, señaló el jefe del Estado Mayor Conjunto de EE UU. Los expertos dudan de esa compatibilidad, una circunstancia que obligaría a Rusia a autorizar la presencia de militares estadounidenses en el país para operar el instrumental, lo que equivaldría a constatar el escaso desarrollo de las técnicas antiterroristas y de vigilancia rusas frente a las de EE UU y la incapacidad de Putin de garantizar, por sí mismo, la seguridad de uno de los mayores acontecimientos deportivos del planeta y un altavoz de su poder.

Desde los Juegos Olímpicos de Sidney, en 2000, el Departamento de Estado se ha encargado de la seguridad de la delegación de EE UU, pero depende del país anfitrión determinar el número de agentes que se incorporan al plan de seguridad específico. La presencia en Sochi de las fuerzas de seguridad estadounidenses es escasa debido, no sólo a la obsesión de Moscú por controlar todos los aspectos que rodean a la estrategia de protección de los Juegos de Sochi, sino a los recelos y la rivalidad en materia de espionaje que existe entre ambos países. Hasta el momento, el FBI únicamente había desplazado a 40 de sus miembros a la ciudad rusa -en Londres acudieron 50, y más de 100 viajaron a China y Atenas-. Aunque EE UU se ha ofrecido a enviar a más personal a Rusia, los responsables de las agencias de inteligencia dicen respetar la decisión del Kremlin, que ha rechazado un incremento de la presencia de agentes de la CIA en la región, alegando que a ellos tampoco les hubiera gustado ver un amplio número de policías rusos en Salt Lake City, sede de los Juegos de invierno de 2002.

Gerasimov se mostró interesado en poder utilizar los equipos de localización de bombas que el Ejército estadounidense ha desarrollado y perfeccionado a lo largo de las guerras de Irak y Afganistán

El Departamento de Estado ha alertado a sus compatriotas del peligro que supone viajar a Sochi y varios legisladores han cuestionado la seguridad de los Juegos. El Pentágono ha dispuesto varios aviones en sus bases de Alemania (a dos horas de vuelo de la ciudad rusa) y tiene preparados dos buques en el mar Negro para evacuar a los ciudadanos estadounidenses en caso de que sea necesario. “Se trata de parte de las preparaciones y de los planes que se requieren en eventos de esta transcendencia”, ha asegurado Carney.

Aunque la cooperación en materia terrorista entre ambos países se han incrementado en los últimos años -incluso, ya a pesar de la concesión de asilo a Edward Snowden-, varios políticos -republicanos la mayoría- han expresado sus dudas a cerca de que Rusia esté compartiendo suficiente información sobre el grado de las amenazas terroristas. El anuncio, esta semana, de que Moscú está buscando a tres viudas negras que estarían preparando atentados suicidas durante los Juegos, una de las cuales ya habría penetrado en la zona de seguridad de Sochi, ha despertado todas las alertas sobre la verdadera capacidad del Gobierno de Putin de prevenir y responder a los ataques terroristas a menos de dos semanas de que comiencen los Juegos.

El presidente ruso se ha caracterizado por su mano dura contra los grupos separatistas del Cáucaso. Hace unas semanas aseguró al programa de la cadena estadounidense ABC, This Week, que su país haría todo lo necesario por garantizar la seguridad. Rusia ha establecido medidas de control sin precedentes para estos Juegos, como los pases de espectador, que exigen un control previo de antecedentes penales por parte de los servicios de seguridad rusos.

Los dos atentados en Volgogrado en diciembre del año pasado en el que murieron 34 personas, han levantado las dudas sobre el compromiso de Putin y la competencia de su gobierno para contener los ataques de los grupos islamistas y separatistas del Cáucaso que quieren utilizar Sochi como escaparate de sus reivindicaciones o, como varios expertos antiterroristas sostienen, podrían aprovechar que toda la seguridad se encuentra concentrada en esa localidad para realizar atentados con mayor facilidad en otras ciudades y desviar la atención sobre el acontecimiento deportivo.

La presencia en Sochi de las fuerzas de seguridad estadounidenses es escasa debido, no sólo a la obsesión de Moscú por controlar todos los aspectos que rodean a la estrategia de protección de los Juegos de Sochi, sino a los recelos y la rivalidad en materia de espionaje que existe entre ambos países

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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