Las rutas de tráfico de cocaína en Perú se multiplican
Crece el número de avionetas de matrícula boliviana en la selva central, en ruta hacia Bolivia y con Brasil como destino final de la droga
“En Santa Cruz, Bolivia, han abierto diez academias de pilotos. La capacitación cuesta de 30 a 40.000 dólares ¿Para qué?”, dijo la presidenta ejecutiva del organismo de lucha antidrogas en Perú, Carmen Masías, al responder a EL PAÍS sobre el destino del estupefaciente que sale de narcopistas en la selva central peruana mediante avionetas de matrícula boliviana y paraguaya. “La droga va a Brasil: los pilotos pueden ser bolivianos, peruanos, colombianos”, precisó.
Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Perú es el mayor productor de hoja de coca en el mundo. Además, el valle de los ríos Apurímac y Ene (conocido por el acrónimo VRAE), que comprende parte de cuatro departamentos entre la sierra central y la selva sur del país, concentra más del 50% de la producción en el país, es decir, más de 20.000 hectáreas cultivadas, y 200 laboratorios clandestinos, según la Comisión para el Desarrollo y la Vida sin Drogas (Devida) que conduce Masías.
Entre noviembre y diciembre últimos, el gobierno de Ollanta Humala ha difundido con más frecuencia la confiscación de avionetas de matrícula boliviana y la destrucción de narcopistas en la selva central. Sin embargo, el asesor de Devida Alberto Hart comentó que las pistas luego “son reconstruidas en cinco días o las rehacen en otro lugar. Antes la construcción y el mantenimiento estaba a cargo de narcotraficantes, pero ahora está tercerizado. Los narcos llegan y piden al pueblo que la hagan y pagan 10.000 dólares por vuelo".
Masías sostiene que dos millones de hectáreas de territorio están depredadas en el país andino debido al narcotráfico, como resultado de los cultivos y las pistas.
Los aeródromos clandestinos no se ubican solo el VRAE, sino en la selva central, debido a que es una zona más plana. Quienes trasladan los narcóticos por vía terrestre o fluvial desde el VRAE a las narcopistas son llamados mochileros, en su mayoría jóvenes y mujeres.
“Unos 4.000 jóvenes están en las cárceles del VRAE por tráfico ilícito de drogas, unos proceden de institutos tecnológicos, otros son adolescentes”, añade Masías. Con frecuencia, los civiles y militares de las fuerzas de tarea en dicho valle, reciben en su correo electrónico información de menores de edad detenidos por ese motivo.
Un reporte del diario La República informó que –en diciembre– la policía antidrogas identificó en el VRAE 120 pistas y en Satipo (selva central). Ricardo Soberón, un abogado especializado en droga y seguridad, explicó a EL PAÍS que en Bolivia hay un menor control de insumos químicos y en El Alto (La Paz) hay infraestructura para convertir la pasta en cocaína a costos menores que en Perú.
El asesor de Devida Alberto Hart señaló además que hay colombianos en Perú que trabajan para el narco mexicano –mencionó al Cartel de Sinaloa– y para la mafia europea de Europa del Este. Según Hart, un diplomático de la Cancillería asignado a este sector, “el 60% de la droga peruana va a Europa. Una nueva gran ruta es vía la ingesta y las maletas (que salen por el aeropuerto) hacia los países bálticos, Lituania, Estonia, Letonia, y de allí la droga va a los mercados más atractivos: Italia, Francia, España y Reino Unido. El funcionario explica que ante los grandes controles de una fuerza de tarea internacional en el Pacífico, no hay una única ruta principal de salida de estupefacientes desde Perú.
Durante la rueda de prensa del miércoles de Devida, Alejandro Vassilaqui, director de un organismo privado de prevención de consumo de drogas, mencionó la reciente confiscación en Serbia de droga de origen peruano, destacando la diversidad de rutas y destinos del estupefaciente. Inserbia informó que Aduanas encontró en Belgrado cocaína líquida camuflada en un cargamento de fruta seca, eran 126 bolas de plástico cubiertas de sésamo (ajonjolí).
Por otro lado, el jefe de la policía antidrogas, Vicente Romero, confirmó a EL PAÍS que sigue en investigación la modalidad de salida de droga en maletas que parten del aeropuerto Jorge Chávez en Lima con destino a México DF.
Soberón, director del Centro Drogas y Derechos Humanos, y presidente ejecutivo de Devida al inicio del gobierno de Ollanta Humala, describe cómo evolucionan las rutas y los aspectos comerciales del narco. “Se ha convertido en negocio, para personas de a pie, participar de algún eslabón del narco, desde la chacra hasta fronteras, puerto o aeropuerto: hay de 60 a 100 organizaciones peruanas (pequeñas) dueñas de un segmento del circuito, desde el adelantamiento para cultivo, acopio, transporte al por menor, etcétera”, detalla.
“Los hermanos Quispe Palomino (líderes de los rezagos del grupo terrorista Sendero Luminoso) se están asegurando rutas fluviales hacia Brasil, y por el sur -vía Urubamba y Vilcabamba- hacia Puno y Bolivia. Hay un corredor sur-sur de la droga. El sur andino es como una red de miles de personas jóvenes, mujeres, hombres, burros, convoys, turistas, que transitan para sacar la droga de acá”, agrega Soberón.
El abogado relata que ha escuchado la protesta de los cocaleros de Puno (departamento fronterizo con Bolivia) por la presión que ejercen personas llegadas del VRAE que quieren comprarles coca a los precios que ellos fijen.
“Si la erradicación de cocales comienza en el valle VRAE (como ha anunciado Devida para 2014) los Quispe Palomino ya se han anticipado, porque están entrando a La Convención (sur de Cusco) a comprar coca”, sostiene.
Para el investigador y experto, el hecho de que el VRAE sea un escenario permanente del narco en el suministro de materia prima “demuestra el fracaso de varias de las políticas públicas de Humala, Alan García y Alejandro Toledo”.
Devida calcula que hay unas 60.000 personas y 12.000 familias involucradas en la cadena del narco en el VRAE.
Bolivia embate el tráfico peruano
La Policía antidroga de Bolivia se incautó de 386 kilos de droga, cuatro avionetas, combustible, y detuvo a una docena de personas, entre ellas a un piloto peruano, en una vasta operación realizada en el norte de La Paz que se constituye en uno de los más duros golpes al narcotráfico.
La información fue proporcionada por el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, en una rueda de prensa en La Paz, donde se encuentran los detenidos a la espera de una primera audiencia.
Cáceres explicó que la operación policial se desplegó en la provincia (departamento) Abel Iturralde en el norte de La Paz y cerca de la frontera con Perú. El servicio de Inteligencia (Información) trabajó varias semanas tras conocer que existía tráfico aéreo entre ambas naciones y que Bolivia estaba considerado país puente hacia Brasil y Paraguay, destinos de la cocaína elaborada en Perú.
Los periódicos bolivianos La Razón y Página Siete se hicieron eco de las publicaciones difundidas, el pasado noviembre, por la prensa peruana respecto al tráfico de cocaína vía Bolivia, aunque entonces las autoridades bolivianas desestimaron las versiones a la espera de pruebas oficiales inclusive de la presunta presencia en Bolivia de cárteles extranjeros.
Las informaciones logradas por la Policía establecieron que las mafias realizaban entre tres y cuatro vuelos por día para transportar el estupefaciente entre Alto Huallaga o Puno hasta pistas clandestinas del norte amazónico boliviano. La prensa peruana destacó que a la zona del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro llegaban hasta ocho avionetas de bandera boliviana para trasladar hacia pistas clandestinas de La Paz, Beni, Pando y Santa Cruz cargamentos de droga con destino a otras naciones de la región, principalmente Brasil y Paraguay.
Cáceres contó que tras la llegada de la primera avioneta con 386 kilos de droga, -en la que se detuvo al piloto peruano y a un boliviano-, y con diferencia de unos 30 minutos llegaron otras tres más con combustible y víveres y la Policía procedió a detener a doce personas. Informó que los tripulantes de la última aeronave desviaron el avión hacia la vegetación aledaña a la pista e intentaron escapar de sus captores.
Bolivia, junto con Colombia y Perú, produce hoja de coca que es la materia prima para elaborar la cocaína. Cuenta al menos con unas 27.000 hectáreas de cultivos de coca en los Yungas de La Paz y en la región de Chapare, en el centro de Cochabamba. Cerca de doce mil toneladas se destinan al consumo tradicional, mientras que la producción restante va en un 90% a los mercados ilegales para la elaboración de la cocaína.
Europeos presos en la ruta
Según el último informe estadístico del Instituto Nacional Penitenciario, un 90% de los extranjeros presos en Perú, con sentencia o no, se deben a delitos de tráfico de drogas. De 715 presos extranjeros en Perú a agosto de 2013, 283 son españoles -242 hombres y 41 mujeres-. La cifra corresponde con lo que el Consulado de España en Perú describe en el blog ‘Desde la Ciudad Jardín’ acerca de 2013, el año “en el que hemos atendido a la mayor población penitenciaria desde que se tienen registros”.
También es notorio un número creciente de ciudadanos presos procedentes de Estonia, Rumania, Bulgaria, Lituania y Rusia. De América Latina, los países con mayor cantidad de presos en prisiones peruanas son Colombia (298) y México (156).
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