Dos menores heridos de gravedad en un tiroteo en un colegio de Nuevo México
El autor de los disparos, otro alumno del centro, ha sido detenido Es el primer incidente con víctimas en un centro educativo en EE UU de 2014
Dos menores han resultado heridos de gravedad este martes durante un tiroteo en el Berrendo Middle School, un colegio al que acuden niños de entre 11 y 14 años, de Roswell, Nuevo México. El autor de los disparos, al parecer, otro alumno del centro, ha sido detenido. Esta vez le ha tocado a este Estado asistir a unas escenas de caos y terror en los pasillos escolares y de angustia y miedo entre los padres que esperan afuera, bastante habituales en este país. Es el primer episodio de disparos en una institución educativa en Estados Unidos de este año y, lamentablemente, no se quedará en un hecho aislado.
El presidente de EE UU, Barack Obama, que ha hecho del incremento del control de armas de fuego su cruzada particular desde el tiroteo de Newtown, en el que fallecieron 20 niños y siete adultos, ha estado informado del desarrollo del incidente, tal y como ha confirmado el portavoz de la Casa Blanca. La policía de Roswell acudió al colegio alrededor de las ocho de la mañana tras recibir la alerta de que se habían escuchado disparos en el gimnasio, ha explicado su portavoz, Sabrina Morales. Según varios testigos, un estudiante comenzó a abrir fuego sobre otros alumnos antes de ser neutralizado por un profesor. El autor del tiroteo, que ha dejado a dos menores heridos, un chaval de 12 años muy grave, y una chica de 13, grave pero estable, según los responsables del hospital donde se encuentran ingresados, ha sido detenido.
Odiee Carranza, una alumna de 14 años, relataba a los medios locales cómo iba camino del gimnasio cuando un chico la empujó. “Le dije que tuviera cuidado y se disculpó”, aseguró. El crío corrió hacia el gimnasio, sacó un arma de un estuche de un instrumento de música y comenzó a disparar sobre sus compañeros. “Luego apuntó al aire, soltó el arma y un profesor lo agarró”, narró Carranza que ha asegurado a la prensa que tiene miedo de regresar al colegio.
“Me giré y sólo pude ver a alguien en el suelo con el brazo sangrando”. Anyssa Vegara, una estudiante de 11 años, recordaba así a la prensa cómo había vivido el horror de los disparos. Vegara tuvo tiempo de escribirle un mensaje a su madre antes de que los vigilantes del colegio ordenaran a los alumnos encerrarse en sus respectivas aulas. El hecho de que el tiroteo tuviera lugar antes de que el centro abriera sus puertas ha evitado, de acuerdo con las autoridades, una tragedia mayor.
Desde que comenzaron los disparos hasta el medio día la escuela permaneció cerrada. Sólo entonces los autobuses transportaron a los estudiantes al centro de la ciudad donde les estaban esperando unos padres ansiosos y llenos de temor. “Ha sido horrible, no he parado de temblar”, explicaba una de esas madres sin soltar a su hija a la cadena local KOB. “Recibí una llamada al trabajo, no sabía bien lo que había pasado, vine aquí y me enteré de lo ocurrido por la policía”, relataba con la voz entrecortada.
No están claros los motivos que impulsaron al autor del tiroteo a disparar contra sus compañeros aunque una de las enfermeras que ha atendido al chico herido ha asegurado a los medios que él era el principal objetivo. Hace apenas un mes, en otro tiroteo en un instituto de Colorado en el que fallecieron dos alumnos, el responsable, otro estudiante del centro, pretendía atentar contra un profesor.
Venganza, afán de protagonismo... La intención puede variar, pero el escenario, el terror, las víctimas inocentes, las reflexiones posteriores de los políticos y las autoridades a cerca de la sinrazón de la cultura de las armas en este país son lugares comunes. Un estudio publicado a finales de 2013 por la universidad Texas State llama la atención sobre el incremento de tiroteos en EE UU en los últimos años. El autor del informe, el profesor de Derecho Penal J. Pete Blair, define tiroteo como “aquél episodio en el que alguien dispara con la intención de cometer una masacre, aunque no mate a nadie”. Partiendo de esta definición, y de acuerdo con la publicación de Blair, antes de 2008 la media era de ocho incidentes de este tipo al año; en 2010 se produjeron 21 -el récord-; 11 en 2011, y 15 en 2012.
La mayoría de estos tiroteos se perpetran allí donde la gente suele pasar la mayor parte de su tiempo. El 40% en el lugar del trabajo; el 30% en los centros de enseñanza (desde guarderías hasta la universidad); el 18% en espacios públicos al aire libre y el 12% en otros sitios. El lunes, un policía retirado abrió fuego en un cine, molesto porque uno de los espectadores de la película estaba escribiendo en su teléfono móvil, una persona murió y otra resultó herida. Un día después, un chaval disparaba contra sus compañeros en el gimnasio del colegio con un arma que escondía en la funda de un instrumento de música. Dos tragedias, los primeros datos para las estadísticas de 2014.
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