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La UE pospone los planes de Berlín para reforzar el gobierno económico

La cumbre de Bruselas se cierra con avances en la unión bancaria europea

El presidente francés, François Hollande, habla con el primer ministro italiano, Enrico Letta, ayer en Bruselas.
El presidente francés, François Hollande, habla con el primer ministro italiano, Enrico Letta, ayer en Bruselas. geert vanden wijngaert (AP)

Cuatro años después, la normalidad vuelve —por fin— a las cumbres europeas. La reunión de jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas se cerró este viernes sin grandes avances. Los líderes de la Unión aprobaron un nuevo paso hacia una unión bancaria descafeinada, muy del gusto de Alemania. Y poca cosa más: el miedo, el principal motor de la agenda en los últimos años, se va esfumando y deja paso al nuevo mantra —lo peor ya ha pasado—, dentro de un clima general marcado por la fatiga reformista, la resaca de las elecciones alemanas y la cercanía de unos comicios europeos que tomarán la temperatura del euroescepticismo y el ascenso de populismos y extremismos. “Cuando hay miedo todo es más fácil: Europa se mueve con rapidez y ha demostrado que es capaz de derrotar a los más agoreros. Pero afortunadamente el miedo se está acabando y a partir de aquí, si nada se tuerce, volveremos a avanzar milímetro a milímetro”, decía ayer una alta fuente europea.

La estabilidad del sistema financiero es ahora la gran obsesión. Los ministros de Economía y Finanzas de la UE aprobaron el pasado miércoles el mecanismo para cerrar bancos con la bendición del BCE. Pero nada es fácil en Europa: el Parlamento insinúa que podría vetar el proyecto, que rebaja notablemente las ambiciones iniciales de la unión bancaria. Tanto la Eurocámara como varias fuentes de la Comisión desconfían de un farragoso método de toma de decisiones (para determinar quién y cómo se aprieta el botón nuclear a la hora de cerrar una entidad), y sobre todo de un cortafuegos para evitar líos que dista mucho de ser un genuino fondo común, sin apenas mutualización y con un acceso muy limitado a fondos públicos.

Alemania gana por goleada por el flanco financiero: todo eso es muy del gusto de Berlín. Fuera de la unión bancaria, sin embargo, sus propuestas no consiguen alzar el vuelo. La canciller Merkel pretende abordar un nuevo salto en la gobernanza económica con los contratos para hacer reformas, ante la falta de credibilidad del sistema que capitanea la Comisión, basado en la coerción y la amenaza de sanciones. Ese proyecto alemán (comprometerse por escrito a hacer reformas a cambio de obtener algún tipo de ayuda hasta que esas medidas den frutos) se ha topado con la oposición de los socios.

“Hay varios países que consideran que ya basta: la UE ha aprobado el Six Pack, el Two Pack, el Semestre Europeo y varios pasos más en esa línea, y consideran que al fin y al cabo la presión ha cedido y con eso es suficiente. Otro grupo no quiere oír hablar de contratos si a cambio no hay solidaridad. Y hay un tercer conjunto de países que tienen miedo de que esa idea de solidaridad asociada a los contratos les obligue a rascarse el bolsillo”, afirma una fuente del Consejo. Como consecuencia, los Veintiocho dejan ese debate para más adelante: decidirán al respecto en octubre de 2014, tras las elecciones.

Los desafíos de Europa son múltiples. La peor fase de la crisis del euro se ha calmado, pero el continente se enfrenta a una recuperación moribunda, con tasas de paro propias de una gran depresión en diversas zonas y con un puñado de incertidumbres. Uno: Grecia y Portugal están lejos de salir del túnel. Dos: hay que limpiar los bancos de una vez por todas. Y tres: hay que sortear la posibilidad de que aparezcan crisis políticas y sociales tanto en los países que peor lo han pasado como en gigantes como Francia —el nuevo enfermo de Europa, al menos en la poderosa prensa anglosajona— y sobre todo Italia

A pesar de su tasa de paro y de las dudas sobre la banca, España no está ya dentro de esa lista de riesgos más acuciantes e intenta volver a hacerse oír en los grandes debates, de momento con un éxito relativo. A pesar de las dudas que suscita, el presidente español, Mariano Rajoy, mostró su “satisfacción” por el acuerdo en torno al mecanismo de resolución, “pieza clave de la unión bancaria”. Aseguró que la creación de una autoridad única para liquidar bancos “permitirá adoptar decisiones de forma eficiente y rápida”; y subrayó que, “por primera vez, habrá una mutualización de fondos a nivel europeo para el sector financiero”; aunque para ello haya que esperar 10 años. Más motivos de alegría tenía Rajoy por la supresión de la exigencia de visado para peruanos y colombianos, un empeño personal suyo después de que ambos países suscribieran acuerdos con la UE.

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