Bruselas considera inaceptable la presión rusa

El primer encuentro entre los mandatarios europeos y rusos tras la batalla diplomática por Ucrania acabó ayer sin ningún tipo de acercamiento. “No hemos conseguido convencernos los unos a los otros”, admitió el ministro lituano de Asuntos Exteriores, Linas Linkevicius, tras varias evasivas en lenguaje políticamente correcto lanzadas por los principales líderes comunitarios. El jefe de la diplomacia lituana, país que ejerce la presidencia de turno de la UE, aseguró en conferencia de prensa que en el almuerzo privado que los ministros de Exteriores comunitarios mantuvieron ayer con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, los representantes europeos trasladaron a Lavrov que “las presiones [sobre Ucrania] son inaceptables”.

Europa vacila sobre cómo abordar la cuestión ucrania sin que afecte a sus importantes relaciones con Rusia —uno de sus grandes socios comerciales y el primer suministrador de energía— y sin renunciar del todo a atraerse a Ucrania. Se trata de un equilibrio casi imposible. Los principales países de la UE, capitaneados por Alemania y con el apoyo de la jefa de la diplomacia, Catherine Ashton, tratan de rebajar la tensión para que el tropiezo ucranio no entorpezca la relación entre Bruselas y Moscú. Al mismo tiempo, intentan mantener la mano tendida a Ucrania para que se acerque a Europa cuando lo considere oportuno. “Hemos dejado claro que Ucrania debería firmar el acuerdo con la UE y que eso no debería perjudicar la relación con Rusia”, explicó Ashton en un intento de casar dos posiciones irreconciliables y solo un día antes de que Kiev se disponga a dar un paso adelante en su integración con Moscú, en detrimento de opción europea.

En el otro lado, los países del Este exigen una mayor dureza con Moscú y lamentan el dominio que intenta ejercer el presidente Vladímir Putin sobre la exsoviética Ucrania. Formalmente, la UE mantiene la puerta abierta a su vecino del Este, aunque la negociación de momento ha quedado suspendida.