República Centroafricana suma 600 muertos pese a la intervención francesa
Unas 160.000 personas huyen de sus casas por los enfrentamientos étnicos
Los enfrentamientos armados entre grupos musulmanes y cristianos en la República Centroafricana (RCA) han provocado esta semana 600 muertes, de ellas 450 en la capital, Bangui, según el balance ofrecido este viernes en Ginebra por el Alto Comisariado para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR). Además, 160.000 personas han huido de sus casas. La situación de gran parte de la población civil, según la agencia de la ONU, es de extrema precariedad.
Los 1.600 soldados desplegados por Franciapara ayudar a los 3.000 de la misión internacional africana MISCA (formada por militares de Chad, Camerún y Gabón) no ha servido de momento para frenar la violencia ni reducir el caos en la excolonia francesa.
El ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, viajó ayer a Bangui para apoyar al contingente de la Operación Sangari y asoció la crisis de seguridad que vive la capital con “el comienzo de la crisis humanitaria”. Le Drian afirmó que la RCA es un país “a la deriva” y alertó del peligro de que reine “la anarquía” y la situación “acabe desestabilizando a la región, atrayendo a grupos criminales y terroristas”.
Francia intervino en solitario en la RCA con el apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU porque, entre otras cosas, teme que la crisis pueda extenderse a un área de capital importancia para su economía, ya que París extrae e importa de Níger gran parte del uranio necesario para sus centrales nucleares.
La crisis humana en Bangui se agrava cada día que pasa. La Unión Africana ha formalizado la decisión de elevar a 6.000 los efectivos de la Misca, según ha anunciado este viernes el vicepresidente de la comisión de la organización panafricana , Erastus Mwencha, a la agencia France Press. “El Consejo de Seguridad de la ONU había autorizado originamente 3.600 hombres, pero hemos ido más allá porque necesitamos más” tropas, dijo en referencia a “la escalada del conflicto entre comunidades”.
El portavoz de ACNUR Adrian Edwards explicó que hay más de 110.000 personas viviendo en condiciones muy precarias en un campamento improvisado, y que 38.000 más se han refugiado en el aeropuerto, donde malviven sin letrinas y duermen al raso.
Hay también docenas de miles de desplazados en la ciudad de Bossangoa, donde también está desplegada la armada francesa. Un miembro de la ONG Acción contra el Hambre describe así la situación: “Espontáneamente y por oleadas, desde hace dos meses 40.000 cristianos de Bossangoa y de los pueblos cercanos se han asentado cerca del arzobispado de la ciudad, hacinándose en cuatro hectáreas de terreno. Al otro extremo del pueblo, las familias musulmanas afluyen desde hace seis días hacia los locales del colegio Liberté. Antes de que se recrudeciera la violencia el 5 de diciembre, había ya 1.600 personas”.
Médicos sin Fronteras (MSF) informó de que había atendido a decenas de heridos, y que las familias, traumatizadas por los episodios violentos vividos, se niegan a volver a sus casas. MSF, que intenta asegurar el acceso al agua potable a los desplazados, pidió un cambio “radical y urgente” de la respuesta humanitaria que la ONU está dando en la República Centroafricana. En una carta enviada a la secretaria general adjunta encargada de asuntos humanitarios, Valérie Amis, MSF critica la tardanza en la movilización de las agencia de la ONU, y reprocha su inacción desde hace varios meses.
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