Cuba no puede perder Venezuela
El 8 de diciembre culmina otra etapa de la lucha democrática de un pueblo que se resiste a aceptar el modelo cubano
El domingo 8 se disputan en Venezuela elecciones para elegir alcaldes y concejales. Algunos han presentado el torneo electoral como uno decisivo para lograr la liberación democrática y pacífica del país y decidir entre el cambio que representa la oposición liderada por Henrique Capriles y el gobierno chavista de Nicolás Maduro.
Quienes creemos en la participación política y en aprovechar las rendijas con las que regímenes autoritarios como el de Maduro y el de Noriega facilitan para hacer ver que se vive en democracia, el momento puede significar el triunfo de una importante batalla pero nunca de la guerra. Por eso es que, aunque Venezuela no cambie de rumbo por lo que suceda el próximo domingo, una votación masiva a favor de los candidatos de la MUD ayudara mucho en el deterioro creciente del régimen de Maduro. Esa erosión será mucho más difícil precisamente por el apoyo político de Cuba.
El 14 de abril pasado gano las elecciones Capriles con casi dos por ciento de los votos. Se revirtió el resultado porque la tesis cubana de que ese triunfó no podía reconocerse prevaleció. Esa derrota, sumada a todo lo que han sido los casi doce meses en que Maduro ha gobernado Venezuela, ya como Vicepresidente Encargado de la Presidencia o como titular del cargo, han sido desastrosos. La economía es su peor fracaso dando manotazos al aire viendo a quien echarle la culpa de sus constantes pifias y errores.
El sueño de Fidel Castro se ha convertido "casi" en realidad en los postrimerías de su vida. Su sucesor, el hermano Raúl, no lo dejara perder. No les puede ocurrir lo que con Allende en Chile, hace 40 años. Más aún en momentos en que Venezuela haya sido dejada a su suerte por Latino América y el resto del mundo, a diferencia de Chile.
La penetración cubana en la tierra de Bolívar ha sido muy intensa y coordinada. No hay área estratégica fundamental del país que no sea dominada por el aparato cubano, sobre todo a nivel militar donde se tiene control de todo lo que hacen y no hacen los altos mandos militares venezolanos, lo cual evita cualquier intento de alzamiento.
Me cuenta un conocedor del tema que los que hoy gobiernan Cuba, muerto Fidel, requieren un refugio en Venezuela cuando sean desplazados del poder. De allí lo importante de que, al margen del resultado electoral los cubanos pretendan afianzarse en el país.
La oposición ha hecho un trabajo que ni los chavistas ni los cubanos pensaron podía lograrse. A pesar de las críticas que a diario se escuchan contra la dirigencia opositora dentro de sus propias filas nadie puede soslayar el enorme sacrificio que en último año y medio ha desplegado Henrique Capriles y algunos dirigentes de la MUD. Ha sido encomiable lo que contra viento y marea ha logrado Capriles.
Quizás le falta más presencia internacional, tan importante en estos casos para motivar mayor solidaridad internacional. Quizás le falté tomar más riesgos como sería buscar relacionarse con el gobierno cubano, no para pactar absolutamente nada sino para mirarse los rostros entre los que tienen el futuro de Venezuela en las manos.
El mundo democrático ha traicionado a Venezuela quizás en forma parecida a la traición de los norteamericanos cuando por más de 20 años tuvieron a Noriega en la planilla de la CIA. El 8 de diciembre culmina otra etapa de la lucha democrática de un pueblo que se resiste a aceptar el modelo cubano que, si bien requiere de la solidaridad internacional, sólo con la lucha de sus ciudadanos lograra que su futuro cambie.
Guillermo Cochez es embajador de Panamá en OEA (2009-2013)
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