Magnicidio en 486 ‘frames’
Los 26,6 segundos de la película Zapruder con el asesinato de Kennedy son un mítico documento histórico
[En cine, un frame es la 1/24 parte de un segundo.]
De todas las películas y fotografías que se tomaron en la plaza Dealey de Dallas el 22 de noviembre de 1963, ninguna ha quedado tan grabada en la memoria colectiva como las imágenes que Abraham Zapruder captó aquel día con su cámara nueva. Una semana antes había comprado una Bell & Howell Zoomatic Director Series de 8mm. No era especial admirador del presidente Kennedy, pero tenía ganas de probar su recién adquirido "juguete" y, animado por una asistente, se echó a la calle como tantos miles de texanos aquella mañana. Eligió por azar su emplazamiento: sobre una piedra en una zona despejada de la plaza, a pocos metros del edificio del Depósito de Libros Escolares de Texas.
Zapruder encendió la cámara cuando vio girar la caravana presidencial. Ahí comienza su grabación, muda, de 26,6 segundos, 486 frames. A través del visor veía las motos de la policía y el Lincoln descapotable acercarse a su posición: en los asientos traseros, el presidente y la primera dama; delante el gobernador de Texas, John Connally y su mujer; y en primera fila, el conductor del vehículo y un agente del servicio secreto. Las autoridades sonreían y saludaban a la multitud que les aclamaba. A los 10 segundos de película, justo cuando la limusina sale de detrás de un cartel de tráfico, se ve al presidente Kennedy hacer un gesto raro con el cuerpo, como encogerse; Jackie se gira hacia él y parece que le agarra el brazo; el gobernador se gira hacia el Presidente. 'Frame' 235: el primer disparo ha alcanzado al presidente. La primera dama se echa sobre él. Ya se ha dado cuenta de que ha ocurrido algo. Su marido cae sobre ella. 'Frame' 295: Connally también cae hacia su mujer, a su izquierda, en su asiento. También ha sido alcanzado. 'Frame' 313: Kennedy recibe el disparo que literalmente le revienta la cabeza. Es el momento en que Jackie Kennedy se pone de pie en el coche y trata de avanzar por el maletero, quién sabe si para tratar de huir o para llamar la atención del agente del servicio secreto que, a su vez, se encarama como puede sobre el vehículo en marcha. El coche acelera y se pierde a toda velocidad por la parte derecha de la imagen.
Zapruder, un comerciante textil de origen ruso, no dejó de grabar en ningún momento. Sólo giró el cuerpo siguiendo el movimiento de los coches. Los cámaras de televisión y los fotógrafos que han cubierto conflictos bélicos o grandes catástrofes cuentan que la única forma de hacer su trabajo, grabar el horror, es porque miran el mundo a través del visor de su cámara. La mayoría de los testigos que presenciaron el asesinato en la plaza Dealey contaron que oyeron tres disparos. Zapruder ni se sacudió por el sonido de ninguno.
El magnicidio estaba grabado, pero ¿qué había captado su cámara exactamente? Inmediatamente después de los disparos, Zapruder contactó con un agente de los servicios secretos de Dallas. Ambos emprendieron una frenética carrera para buscar un laboratorio de revelado. El asesinato había ocurrido a las 12 y media de la mañana. A las 6 y media de la tarde, los laboratorios Eastman Kodak de Dallas entregaron la película. En otro laboratorio de la ciudad se hicieron tres copias. Zapruder se quedó con el original y una de ellas. Las otras dos copias fueron entregadas al agente del servicio secreto, que las mandó a Washington.
Todas las cadenas de televisión quisieron inmediatamente hacerse con el 'film'. Y entre todos, el más interesado era Dan Rather. El legendario periodista era entonces el delegado en Texas de la CBS y urdió un plan para robar la película a su dueño y devolvérsela antes de que se hubiera dado cuenta. Naturalmente, alguien abortó la operación en el último momento y se intentó una gestión para adquirirla de forma legal. Al final, Zapruder la vendió a la revista LIFE por 150.000 dólares, alrededor de un millón de dólares de hoy, pero fue Rather el primero que describió al público americano el contenido de esos 26,6 segundos.
Cuentan que la misma noche del asesinato de Dallas, Zapruder tuvo una pesadilla en la que veía un cartel gigante con un anuncio en Times Square en el que se leía “¡Vea explotar la cabeza del Presidente!” y que al despertarse exigió que se cortara el 'frame' 313, el del momento del impacto de bala en la cabeza.
La película se había convertido ya en leyenda cuando en 1969 fue proyectada en público por primera vez. Fue durante el único juicio que ha habido por el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, el que se celebró en Nueva Orleans contra Clay Shaw, acusado por el fiscal Jim Garrison de haber conspirado con Lee Harvey Oswald para matar al Presidente. Pero todo se desbordó cuando el cortometraje fue proyectado por primera vez en televisión. La noche del 6 de marzo de 1975, 12 años después de los acontecimientos de Dallas, Geraldo Rivera abrió su Buenas noches América advirtiendo a los espectadores: “Se lo digo muy claramente: si son ustedes sensibles, si son fácilmente impresionables, no vean esta película… Es la ejecución del presidente Kennedy”. El impacto de la emisión fue tan grande que se creó una comisión parlamentaria para volver a investigar el magnicidio.
La película Zapruder es, en cierto sentido, uno de los monumentos más honrados de la historia de Estados Unidos. Ha sido estudiada milimétricamente por miles de aficionados a las teorías conspiratorias y analizada por expertos que en unos casos defienden su autenticidad y, en otros, aseguran que es una burda manipulación. Como escribió Don DeLillo, la película Zapruder “podría alimentar seminarios universitarios sobre docenas de materias, desde la Historia a la Física”.
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