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Las otras víctimas de la violencia en Guatemala

La atención a los heridos de bala retrasa la atención a pacientes de enfermedad común

Un herido de bala es ingresado en un hospital guatemalteco.
Un herido de bala es ingresado en un hospital guatemalteco.RONY VÉLIZ

En Guatemala, un país donde cerca del 70% de la población sólo tiene acceso a la atención sanitaria que brinda el Estado, la atención a los heridos de bala desplaza peligrosamente a los pacientes de enfermedades comunes o, incluso, a las víctimas de accidentes. Es un drama que viene creciendo en las últimas dos décadas y para el que el Estado guatemalteco no parece tener respuesta.

El impacto negativo que la violencia tiene en el presupuesto del Hospital San Juan de Dios, uno de los dos más importantes del sistema sanitario guatemalteco, es “muy grande”, en palabras del doctor Edwin Bravo, coordinador del Área de Desastres y Gestión de Riesgos. El galeno no arriesga una cifra, pero fuentes del Ministerio de Salud Pública estiman que la atención a estas víctimas consume más del 60% de los fondos, en detrimento de la población de bajos recursos.

Llega a tal extremo, que las víctimas de la violencia desplazan a los pacientes ya no solo de la enfermedad común, sino de otro tipo de lesionados que demandan de asistencia urgente. Un ejemplo lo ilustra con meridiana claridad: “Ha ocurrido que un motorista atropellado, y que fue llevado a la Emergencia con fractura expuesta de tibia y peroné, tuvo que esperar casi ocho horas para llegar al quirófano, pues simultáneamente llegaron tres heridos de bala”, cuenta el doctor Bravo.

La violencia en datos

De acuerdo a estadísticas de la organización humanitaria Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), al 31 de octubre se han registrado 4.480 muertes violentas de varones y 662 de mujeres.

Los asesinatos de mujeres registran un incremento de 15.94% más que en 2012

En este periodos también han muerto, víctimas de la violencia, 48 niños y 29 niñas.

El 83,65% de los asesinatos han sido por arma de fuego.

El caso también afecta a pacientes que necesitan atención “con emergencia relativa”, como operaciones de vesícula biliar o problemas cardiovasculares. Esta circunstancia impacta principalmente al sector más necesitado de la población, cuyo único consuelo es la atención sanitaria a cargo del Estado.

Un drama que retrata la angustia de grandes sectores de la población en los países del tercer mundo. Según el ministro de Salud Pública y Asistencia Social, Jorge Villavicencio, el 12% de la población guatemalteca (cerca de 15 millones), no tiene ningún acceso a los servicios de salud. El Estado, según el ministro, sólo invierte el 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB) en asistencia hospitalaria, cuando se requeriría, como mínimo, entre el 6% y el 8%. “Guatemala tiene un rezago de 60 años en infraestructura hospitalaria”, subraya.

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Aunque este es un problema al alza en las últimas dos décadas, el Estado guatemalteco no ha sido capaz de implementar una solución adecuada. Al respecto, el doctor Bravo se pronuncia por incrementar la cantidad de salas de operaciones, con el consecuente aumento de personal altamente especializado. “Habría que duplicarlas, por lo menos, aunque lo ideal sería cuadruplicarlas”, comenta.

No obstante, el doctor Bravo admite que esta solución, al parecer de implementación más inmediata, es solo “poner parches al problema”, porque una definitiva consiste en la creación de un centro hospitalario dedicado exclusivamente a la atención de víctimas de traumas, tanto de violencia como de accidentes. “Esto es algo a lo que obligan las circunstancias concretas de la población”.

El galeno concluye con una observación preocupante. En los últimos meses, en las emergencias hospitalarias se registra un incremento significativo de mujeres y niños entre las víctimas de la violencia callejera. “En los últimos cinco años, el número de mujeres víctimas de la violencia se ha incrementado entre un 20% y un 25%”, subraya.

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