Un juez de Guantánamo accederá a los informes de la Cruz Roja sobre los presos
El magistrado que preside las audiencias del juicio previo a los cinco sospechosos del ataque del 11-S obliga al Pentágono a entregarle la correspondencia del Gobierno con el CICR
El juez que preside la comisión militar de Guantánamo que juzgará a los cinco acusados de haber planeado el ataque del 11-S ha ordenado al Gobierno de EEUU que le entregue toda la correspondecia que ha mantenido con el Comité Internacional de la Cruz Roja sobre el tratamiento que han recibido estos supuestos cinco terroristas, lo que supone un duro golpe tanto para el departamento de Defensa como para el propio CICR, que ha manifestado su rechazo.
El CICR es el único grupo de defensa de los derechos humanos que ha tenido acceso al centro de detención en la bahía de Guantánamo desde su creación en 2002, lo que convierte esa correspondencia en el único registro independiente e histórico de lo que ha sucedido dentro de los muros del pelémico centro de detención, creado por la Administración de George W. Bush para burlar las leyes nacionales e internacionales dentro de la guerra contra el terrorismo.
Las condiciones de detención a las que han estado sometidos los cinco supuestos responsables del ataque terrorista del 11-S pueden ser de gran importancia durante el juicio contra ellos que debe de comenzar a principios del año que viene y en el que la acusación buscará la pena de muerte. Dónde están y cómo se encuentran Jalid Seij Mohamed y sus cuatro correligionarios está rodeado de misterio. Los cinco están recluidos en Guantánamo en un supuesto Campo 7, ya que en realidad visibles y oficialmente sólo existes seis campos en el centro de detención. Se da por hecho que pasan todo el día recluidos y aislados bajo la vigilancia de una unidad clandestina del Pentágono conocida como Task Force Platinum, según relata Carol Rosenberg, redactora del Miami Herald y, quizá, la única periodista que sigue el desarrollo de lo que sucede en la isla desde el principio.
El Comité Internacional de la Cruz Roja se ha opuesto desde que el juez lo solicitó a entregar sus comunicaciones, ya que esa confidencialidad es la que le permite llegar a sitios y prisioneros donde no puede llegar ni acceder nadie
En las visitas guiadas que el Pentágono organiza a la cárcel, el lugar donde están encerrados los conspiradores del 11-S está fuera de la agenda, al igual que su situación. Durante las vistas que llevan meses desarrollándose anteriores al juicio, la prensa sigue las jornadas detrás de un cristal y armada solo de lápiz y papel. Cuando en esas visitas se concede el privilegio de acceder a la sala del juicio son muy pocas las fotos que se permiten. Cuando este periódico visitó Guantánamo el pasado mes de junio en plena huelga de hambre de los presos (más de 100 la seguían de un total de 164), fue invitado a ver los habitáculos donde esperan los acusados antes de entrar en la sala de la corte tras ser trasladados desde su ubicación secreta, todo bajo extremas medidas de seguridad.
El CICR se ha opuesto desde que el juez lo solicitó a entregar sus comunicaciones, ya que esa confidencialidad es la que le permite llegar a sitios y prisioneros donde no puede llegar ni acceder nadie. Desde Ginebra, donde está la sede del CICR, un portavoz ha dejado saber que el juez Pohl podrá revisar los documentos ‘in camera’, es decir, sin que la defensa ni otras partes implicadas tengan acceso a ellos, lo que en opinión del Comité prueba que el magistrado es consciente de la seriedad de la medida y las implicaciones que conlleva.
Pohl revisará la correspondencia que le entregue el Pentágono y si encuentra información relevante para la defensa decidirá entonces si se la hace llegar o no. Si sucede lo primero, el juez escribe en su petición a Defensa que se asegurará de que quede “debidamente protegida”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.