La policía griega desaloja la antigua televisión pública
La ERT fue cerrada por sorpresa en junio, pero seguía emitiendo de forma pirata
A las 4.20 de la madrugada de este jueves, ocho dotaciones de antidisturbios de la policía irrumpieron en compañía de un juez en la sede de la Radio Televisión Griega (ERT) para desalojar a los trabajadores que desde mediados de junio, cuando el Gobierno de Andonis Samarás cerró por sorpresa el ente, ocupaban las instalaciones, desde donde emitían de forma pirata por Internet y frecuencias alternativas. La operación policial, que se saldó con cuatro breves detenciones, hizo así buena la amenaza del Ejecutivo de “restaurar la legalidad” –como denominó hoy la intervención policial el portavoz del Ejecutivo-, una medida de fuerza que se esperaba desde octubre. Los trabajadores, no obstante, mostraron su disposición a seguir emitiendo y programaron manifestaciones y actos de protesta en todo el país.
Horas después, Alexis Tsipras, líder de Syriza, principal partido de oposición (71 diputados) y candidato común de la izquierda europea para presidir la Comisión, planteó una moción de confianza contra el Gobierno, por considerarle carente de “mandato popular”; de hecho, desoyó la orden del tribunal supremo de restablecer la señal de la televisión pública. Por eso el cierre de la ERT se ha cobrado un alto precio político. En junio, la decisión unilateral de Samarás de cerrar el ente público provocó el abandono del Ejecutivo del socio menor de la coalición, Izquierda Democrática (Dimar, en sus siglas en griego). Ahora, Samarás y el socialista Evánguelos Venizelos, número dos del Ejecutivo bipartito, evalúan los apoyos de que disponen en el Parlamento para afrontar la hipotética votación (Nueva Democracia y Pasok cuentan en total con 162 escaños, más un número fluctuante de sus tránsfugas, de un total de 300 asientos). La postura del partido neonazi Aurora Dorada (18 diputados), el único de la oposición que apoyó el cierre de la emisora en junio, es una incógnita tras la detención de parte de su cúpula a finales de septiembre.
El desalojo de la ERT tuvo lugar horas después de la quinta huelga general del año –la 35ª desde 2010- y casi a la par que el acuerdo del Gobierno griego con la troika para modificar la ley sobre ejecuciones de embargos hipotecarios (los desahucios estaban congelados en Grecia gracias a una moratoria de 2009 que prescribe ahora). Así que el cierre de la ERT como sinónimo de ahorro o, como mínimo, de menor déficit –un planteamiento parecido al de la Radiotelevisión Valenciana (RTVV), según el presidente autonómico, Alberto Fabra- ha demostrado ser más un desiderátum que un cálculo con base real: desde junio Grecia no sólo ha cerrado la tele, también hay planes de clausura o fusión para una docena de hospitales y ocho universidades funcionan al límite de sus recursos.
Los despidos de ERT eran congruentes con las demandas de la troika de reducir el número de funcionarios (un total de 15.000 menos hasta finales de 2014). Pero los hombres de negro, además, exigen precisiones al Gobierno de Atenas acerca del agujero de entre 2.000 y 2.900 millones que presenta el borrador de los Presupuestos del año próximo. El jefe de la delegación del Fondo Monetario Internacional, Poul Thomsen, recomendó precisamente este jueves al Ejecutivo de Samarás que no prometa a la población que no habrá más ajustes, pues van a ser inevitables, según el diario To Vima. El montante de nuevas medidas estructurales rondará los 500 millones de euros en 2014, según fuentes próximas al Ejecutivo.
Desde mediados de julio funciona en sustitución de la ERT la nueva Televisión Pública (DT, en sus siglas griegas), con una plantilla considerablemente menor –la ERT tenía en nómina a 2.600 trabajadores- y al frente de la cual se halla, con rango de secretario de Estado, el periodista Pantelís Kapsís, antiguo trabajador de la ERT y entre noviembre de 2011 y mayo de 2012 portavoz del Gobierno tecnócrata de Lukás Papadimos.
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