Detenida una mujer por el asesinato de un cura español en Panamá

Una mujer que desde 2003 laboraba como empleada doméstica en la residencia del español Carlos María Ariz, obispo emérito de Colón y Guna Yala, Panamá, permanece retenida en la policía judicial panameña como presunta sospechosa del asesinato del sacerdote católico español Aníbal Gómez, de 67 años y originario de Asturias, ocurrido el pasado miércoles. El homicidio de Gómez, cuyo sepelio se efectuó este viernes, se registró en un aparente asalto en la casa de Ariz, ubicada en la norteña y caribeña provincia de Colón.

Pese a que las informaciones sobre el caso son escasas, trascendió que tres hombres, uno de ellos identificado como el compañero sentimental de la mujer, son objeto de una intensa persecución policial. Desde un principio se informó que el asesinato, que ocurrió cerca de las 13.00 horas de Panamá (19.00 GMT), habría sido ejecutado por los tres hombres.

La Diócesis de Colón-Guna Yala repudió el homicidio, lo calificó de atroz y aseguró que en la Iglesia Católica hay un “profundo dolor” por la desaparición de Gómez. En un comunicado difundido este viernes, aseguró que “como cristianos concedemos el perdón a los culpables y esperamos que las autoridades competentes investiguen el atroz crimen. Apelamos a la conciencia de los culpables y su arrepentimiento”.

“Colón está viviendo momentos difíciles”, afirmó el sacerdote católico panameño Teófilo Rodríguez, citado por el periódico La Prensa, de Panamá, y al referirse al escenario de violencia en la zona caribeña de ese país, con al menos tres asesinatos posteriores al de Gómez.

La Arquidiócesis de Panamá informó que monseñor Ariz, oriundo de Navarra y de 84 años, “no se encontraba en su casa” en el momento del asesinato. Los tres hombres habrían sido sorprendidos por Gómez cuando “sustraían algunos objetos de valor”, por lo que “sometieron al religioso, lo ataron” con piezas metálicas y le “propinaron fuertes golpes en su rostro y luego lo atacaron con un arma punzocortante en diversas partes del cuerpo”, para dejarlo tendido en su habitación, relató el rotativo.

De acuerdo con una versión inicial suministrada por Rodríguez en las afueras de la vivienda poco después del crimen, la empleada doméstica, considerada como persona de confianza de Ariz, relató poco después del asesinato que encontró a Gómez todavía con vida, aunque con lesiones de puñal y golpes, amordazado y amarrado.

La mujer, de apellido Castillo y de 35 años, contó que intentó buscar auxilio pero que sufrió un ataque de uno de los presuntos homicidas del sacerdote, quedó inconsciente y cuando reaccionó y logró reponerse, el español había muerto.

Entre tanto, el funeral de Gómez, con al menos 20 años de residir en Panamá, se realizó este viernes en Colón, en una ceremonia encabezada por el arzobispo metropolitano de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa, y Audilio Aguilar, obispo de la occidental provincia de Veraguas, ante una numerosa asistencia.

Gómez atendía la iglesia Madre de Dios, en una antigua base militar de Estados Unidos en la misma región caribeña, y ocupó diversos cargos religiosos en la Diócesis de Colón.

En una declaración que emitió poco después del asesinato, Ulloa aseveró que “solo Dios tiene derecho a quitar la vida y esto es lo que últimamente en el mundo general y también en Panamá, hemos perdido la capacidad de respetar la dignidad de la vida de todo ser humano”.

En 2012, Panamá registró 18 homicidios por cada 100 mil habitantes, según datos oficiales. A pesar de que tampoco se compara con Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice, que son los más violentos de Centroamérica, Panamá ocupa el quinto lugar del istmo—detrás de Nicaragua y Costa Rica—y sufre un panorama de creciente violencia por la penetración de las mafias del crimen organizado, en especial de cárteles del narcotráfico mexicano y colombiano.