La crisis fiscal sume a la clase política de EE UU en su peor nivel de popularidad
La desconfianza en los políticos del Capitolio alcanza al presidente cuyo nivel de aceptación personal es el más bajo desde que se postuló como candidato presidencial
Escampada la sombra de la suspensión de pagos y resuelto el cierre de la Administración, lejos de disminuir, el descontento de los estadounidenses hacia su clase política y la desconfianza sobre su capacidad pare resolver los problemas que acucian a este país han alcanzado niveles históricos, de acuerdo con la última encuesta publicada conjuntamente por The Wall Street Journal y la cadena NBC. El disgusto ha salpicado también al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuyo nivel de popularidad personal es el más bajo desde que anunciara su candidatura a la Casa Blanca.
Si Obama pareció salir indemne de su pulso con los republicanos -a quienes se responsabilizó de la parálisis administrativa- durante la crisis fiscal que paralizó la función del Gobierno, las nuevas revelaciones del espionaje masivo de la NSA, los problemas con la página web del mercado de seguros sanitarios, una de las apuestas de su reforma sanitaria, y asuntos como el debate sobre la intervención en Siria, que colean desde el verano, han pasado factura a la popularidad del presidente, según las conclusiones del sondeo. El 51% de los encuestados tiene una visión negativa de su trabajo al frente del Gobierno, cuatro puntos más que a principios de octubre, y muy cerca del 53% de desaprobación que alcanzó a finales de 2012, en plenas negociaciones para evitar el abismo fiscal.
El 51% tiene una visión negativa del trabajo de Obama al frente del Gobierno, muy cerca del 53% de desaprobación que alcanzó a finales de 2012, en plenas negociaciones para evitar el abismo fiscal
Su valoración personal también se ha visto resentida y por primera vez son más los compatriotas que tienen una percepción negativa de Obama, el 41%, que positiva, el 45%, su peor nota desde que se postulara como candidato a la presidencia. “Los últimos acontecimientos han minado el espíritu americano”, concluye Peter Hart en The Wall Street Journal, demócrata que ha participado en la elaboración de la encuesta del diario.
Pero quien más acusan el rechazo de los votantes son los dos principales partidos, con el Republicano a la cabeza. Sólo el 22% de los encuestados tiene una percepción positiva de su labor en el Congreso, frente al 53% que critica su función. El 37%, respalda la tarea de los demócratas. La fractura política en Washington, la colisión entre ambas formaciones y la imposibilidad de llegar a acuerdos esenciales han elevado la frustración de los ciudadanos sobre la competencia de sus políticos hasta el punto de que el 74% de los encuestados cree que el Congreso contribuye a incrementar los problemas en Washington antes que a resolverlos y el 73% reemplazaría a los representantes a los que votó hace apenas un año, el porcentaje más alto desde que se incluyó esta pregunta en el sondeo en 1992. La confianza en el sistema de gobierno también alcanza cotas mínimas, quedándose en el 30%, el más bajo en los últimos 40 años, según The Journal.
Pese al desánimo general de los electores hacia la clase política, al encuesta encierra perspectivas halagüeñas para los demócratas de cara a las próximas elecciones de 2014. El 45% preferiría ver un Congreso controlado por el partido progresista, frente al 41% que querría que estuviera dominado por los republicanos.
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