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debate migratorio

Obama pide al Congreso que apruebe la reforma migratoria este año

El presidente defiende en un discurso los beneficios económicos de la reforma

El presidente Obama saluda a varios líderes hispanos tras su discurso
El presidente Obama saluda a varios líderes hispanos tras su discursoS. LOEB (AFP)

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, instó este jueves al Congreso a que apruebe una reforma del sistema de inmigración antes de finales de 2013. Obama aseguró que la reforma es “lo correcto” para Estados Unidos en un acto en la Sala Este de la Casa Blanca, donde compareció rodeado de los líderes de la comunidad hispana que luchan desde hace varios años por la legislación.

“Todos sabemos que nuestro sistema está roto desde hace mucho tiempo”, aseguró Obama. “No es muy inteligente atraer a las mentes más brillantes del mundo para que estudien aquí y luego dejar que marchen a crear empresas y puestos de trabajo en otros países”. El mandatario estadounidense defendió que la situación actual es injusta para los pequeños empresarios y la clase media estadounidense, ya que el sistema da ventaja a algunas compañías que incumplen la ley contratando a indocumentados para pagar salarios más bajos.

“Tampoco tiene sentido para los 11 millones de ‘sin papeles’ que viven en el país y que no tienen ningún incentivo para salir de las sombras, regularizar su situación ante la ley y seguir protegiendo a sus familias para salir adelante”, afirmó el presidente. “Hemos dejado pasar este asunto demasiado tiempo”.

Hay quienes prefieren mirar desde el prisma político y no respaldar nada a lo que yo haya dado mi apoyo”

Obama añadió que diversas fuerzas políticas y comunitarias han peleado por la reforma en las últimas décadas y que sus beneficios económicos son ahora más obvios que nunca. Según la Oficina de Presupuesto del Gobierno, la regularización de indocumentados y su incorporación a la economía supondría un crecimiento de 1,4 billones de dólares en las dos próximas décadas, además de recortar el déficit en 1 billón de dólares.

El presidente reconoció asimismo que la división en Washington, que este mes obligó a cerrar la Adminsitración y amenazó a llevar a EE UU a la suspensión de pagos por primera vez en su historia, es un obstáculo importante para la reforma migratoria. “Hay quienes prefieren mirar desde el prisma político y no respaldar nada a lo que yo haya dado mi apoyo”, afirmó. “Les recuerdo que mi predecesor [George W. Bush] también quiso la reforma y que entonces yo apoyé a los 23 senadores republicano a favor de la ley”.

El impulso a favor de la reforma es el primero desde aquel intento, fracasado en 2007 después de un amargo debate en el Congreso. El Senado avanzó el pasado mes de junio un proyecto legislativo que todavía debe considerar la Cámara de Representantes, donde la mayoría republicana ha bloqueado cualquier debate, y que, según Obama, no contiene todos los elementos que a él le gustaría, pero sí los necesarios para arreglar el sistema.

A diferencia de la legislación del Senado, que incluye reformas en las principales áreas de inmigración -desde la regularización de indocumentados hasta el aumento de la seguridad en la frontera o los controles a empresarios que contratan a trabajadores ‘sin papeles’- los republicanos de la Cámara de Representantes prefieren apostar por varias leyes que regulen cada uno de estos asuntos de manera independiente.

Obama instó  a los legisladores a no volver a “enterrar el asunto debajo de la alfombra”

“Los republicanos decidirán si se convierte en una ley o no. Muchos de ellos están de acuerdo en que esto es algo que tenemos que solucionar. Pero otros tienen diferentes ideas distintas de cómo debemos avanzar, así que debemos escucharles, yo quiero escucharles”, dijo Obama. El presidente aseguró asimismo que los legisladores deben actuar, en vez de volver a “enterrar el asunto debajo de la alfombra”.

El avance de la reforma migratoria, una de las prioridades de Obama para este segundo mandato, se ha visto obstaculizado en los últimos meses por varias crisis políticas en Washington, desde el debate sobre la intervención en Siria al cierre de la Administración dentro del marco de las negociaciones presupuestarias. La derrota del líder republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, en el debate sobre la financiación de los presupuestos federales y el techo de la deuda, ha abierto un interrogante sobre sus posibles consecuencias para la reforma migratoria.

En respuesta, el Partido Republicano podría negar a Obama cualquier tipo de colaboración para aprobar esta ley, como ya han expresado algunos de sus miembros. Sin embargo, 2014 es un año electoral y la derrota de Mitt Romney entre los votantes hispanos en 2012 (por más de 40 puntos) pesa demasiado como para que los republicanos sigan ignorando a un sector del electorado tan influyente.

El evento de este jueves en la Casa Blanca sirvió para subrayar también el apoyo de diferentes sectores sociales a Obama, desde los sindicatos a la comunidad religiosa o los líderes hispanos a favor de la reforma. Todos ellos estaban presentes en la Sala Este y, con aplausos que recordaron más a un acto electoral que a un discurso presidencial, recibieron el agradecimiento directo de un presidente que les decepcionó en el primer mandato -cuando la reforma también era una prioridad- pero que es ahora mismo su principal aliado para sacar adelante una legislación pendiente desde hace décadas.

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