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Francia permite volver a la niña gitana Leonarda pero no a su familia

Leonarda fue deportada a Kosovo en medio de una actividad escolar el pasado 8 de octubre Está en Mitrovida con su familia, también expulsada de Francia,y se niega a volver sin ellos Hollande ha asegurado que ha dado órdenes para que no se deporte a menores escolarizados

El jefe del Estado francés, François Hollande, propuso este sábado acoger de vuelta en el país a Leonarda Dibrani, “y solo a ella”, si la joven escolar gitana, de 15 años, que fue detenida y expulsada el 9 de octubre, presenta “una solicitud para regresar y seguir estudiando”. Presionado por las protestas estudiantiles y por las críticas de la izquierda de la mayoría socialista, el presidente de la República convirtió el caso Leonarda en un asunto de Estado durante una intervención televisada que trataba de zanjar la tormenta política creada por la expulsión de esta alumna nacida en Italia y escolarizada en Francia desde 2009, que fue arrestada por la policía mientras viajaba en un autocar escolar.

La oferta del presidente de la República fue rechazada casi en directo desde Mitrovica (Kosovo) por Leonarda Dibrani. Hablando para la televisión BFMTV, la joven replicó: “No quiero volver sola a Francia. No tengo a nadie allí, y no soy la única que tiene que ir al colegio, están también mis hermanos”. Dirigiéndose directamente al presidente en una escena completamente inédita, la adolescente gitana se permitió dar una lección al jefe del Estado francés: “No me esperaba eso de Hollande, creo que el presidente no ha visto bien nuestro informe y no ha hecho bien su trabajo. ¿No tiene corazón para acoger a esta familia? ¿No tiene piedad?”.

No quiero volver sola a Francia. No tengo a nadie allí. No me esperaba eso de Hollande. ¿No tiene corazón para acoger a mi familia? ¿No tiene piedad?"

Su padre, Resat Dibrani, que el viernes admitió que mintió a las autoridades al presentar “un falso certificado de matrimonio comprado en París por 50 euros”, apuntó que su hija “no estaba sola en Francia”, y recordó que “cuatro de sus cinco hermanos iban también al colegio desde hace cuatro años”. El padre, que tiene a su cargo a seis hijos menores, cinco de ellos nacidos en Italia y uno en Francia, concluyó: “Si volvemos, volveremos todos juntos”.

Hollande dijo que tomó su decisión “por humanidad”, y “teniendo en cuenta la emoción causada por las circunstancias” en que se produjo la detención de Leonarda, y explicó que la investigación interna realizada por el Ministerio del Interior había concluido que “la ley se respetó y la repatriación no infringió ninguna regla de derecho, ya que la familia había agotado todas las vías de recurso”, aunque enseguida admitió que la “ejecución de la detención” de la joven se desarrolló “dentro del horario escolar”, a causa de una “falta de discernimiento” de las fuerzas del orden.

La expulsión de Leonarda Dibrani, una joven francófona nacida en Fano (Italia) que llegó a Francia en enero de 2009 huyendo de la persecución a los gitanos decretada por Silvio Berlusconi, ha acabado convirtiéndose en la mayor crisis política del mandato de Hollande. Leonarda ha puesto un rostro al drama de los gitanos y a la “firmeza” de la política de inmigración reivindicada por el ministro del Interior, Manuel Valls, que hace solo unas semanas acusó a los romaníes europeos de no querer integrarse en Francia.

En una prueba del estado de inquietud que ha generado el caso entre los socialistas, el presidente decidió comparecer en televisión después de reunirse en el Elíseo con el primer ministro, Jean-Marc Ayrault; el titular de Interior, Manuel Valls —que regresó a París de un viaje oficial a las Antillas con 24 horas de adelanto—, y el de Educación, Vincent Peillon.

Tras varios días de intenso debate público y tres manifestaciones estudiantiles en las calles de París —ayer varios cientos de colegiales volvieron a la plaza de la Bastilla—, Hollande se ha visto forzado a dar la cara y a tomar una decisión salomónica que no desautorizara a Valls —el ministro más popular de un Gobierno cada vez más impopular— ni desencantara demasiado a los dirigentes de la izquierda que, como la candidata a la alcaldía de París, Anne Hidalgo, reclamaban el regreso de toda la familia Dibrani. Los profesores y las ONG dijeron que la propuesta de Hollande es "hipócrita" y pone a la niña ante "una elección imposible: decidir entre sus estudios y su familia".

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Hollande anunció dos medidas concretas, de apariencia cosmética: Interior enviará una orden a los prefectos “para que nunca más un alumno sea detenido en el marco escolar, dentro o fuera de los colegios”, y la política de asilo será reformada para “acelerar los trámites y hacerlos más claros”.

Hoy, Francia tarda de media 18 meses en responder a las solicitudes de asilo político, mientras países como Reino Unido solo necesitan 2 meses para resolver los expedientes. En cuanto a la orden a los prefectos, informa Juan Peces, las asociaciones estudiantiles concentradas en la plaza de la Bastilla subrayaron que tanto la Convención de los Derechos del Niño como una circular gubernamental de 2005 ya impiden a la policía arrestar a los alumnos durante las actividades escolares.

“Lo que hay que hacer es acabar con las expulsiones de gente que está escolarizada”, dijo el portavoz de la Federación Internacional de Derechos de los Estudiantes (FIDL), Steven Wassiri, que anunció que el lunes protestarán ante la Asamblea Nacional para presionar a los diputados. “Hace falta parar esta política de derechas ejecutada por políticos que se dicen de izquierdas”, dijo.

Los sondeos revelan, sin embargo, que la mayoría de los franceses aprueban la estrategia de mano dura de Manuel Valls. Según una encuesta dada a conocer por I Télé y Le Parisien, menos de la mitad de los franceses (el 46%) se declara “indignado” por la detención de la joven romaní de 15 años durante una actividad escolar. Y una amplia mayoría del 65% se opone a que la joven y su familia vuelvan a Francia.

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