Los partidos mexicanos acuerdan ceder la chequera a un árbitro electoral
El Pacto por México cocina una reforma política para un mayor control del gasto en las campañas
El presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), César Camacho Quiroz, ha confirmado que los tres partidos mayoritarios en el Congreso (PRI, PAN y PRD) han acordado la creación de un nuevo órgano electoral nacional que, entre otras cosas, controlará el dinero de los partidos durante las campañas electorales, tal y como adelantó El País.
El PRI presentó a la oposición hace semanas un borrador de diez puntos para cumplir el acuerdo de reformar la ley electoral. Una condición fijada dentro del Pacto por México por la oposición - PAN y PRD-, que en las pasadas elecciones presidenciales acusaron a los priístas de sobrepasar de forma escandalosa el techo de gasto y de utilizar recursos estatales para comprar el voto.
La histórica medida, que estará incluida en la reforma política que se está negociando, se ha anunciado en un momento decisivo para el Pacto por México. Se acabaron ya los meses de relativa calma, en los que las reformas se presentaban al unísono por los tres partidos mayoritarios en el Congreso (PRI, PAN y PRD) y cada una a su tiempo. Hoy dos de las principales propuestas "llamadas a cambiar México" -la política y la energética- se amontonan en manos de los legisladores sin fecha de salida y una tercera -la fiscal- se ha aprobado este jueves in extremis y solo por el PRI y el PRD ante el vencimiento del plazo de aprobación de la Ley de Ingresos para 2014 este mismo domingo.
A cada partido se le atraganta una reforma y la negociación se ha vuelto necesaria para salvaguardar el Pacto, que si bien no parece estar "muerto" como pronosticó el exalcalde del Distrito Federal, el perredista Marcelo Ebrard, sí empieza ya a dar muestras de agotamiento y de cierta prisa por pasar página. Las formas del Pacto se han relajado en favor del dinamismo.
La reforma político-electoral, aunque incluida en el acuerdo que se firmó el 2 de diciembre de 2012, un día después de asumir la presidencia el priísta Enrique Peña Nieto, se convirtió en la baza de los partidos de la oposición a partir del pasado mes de mayo. En las campañas electorales estatales se descubrieron operaciones irregulares en Estados como Veracruz, donde varios funcionarios fueron grabados mientras negociaban desviación de recursos.
Pasados los comicios, los líderes de la oposición exigieron que la tramitación de la reforma electoral se adelantara como condición a la aprobación del resto de reformas. Aunque el Pacto ha renunciado a presentar una propuesta electoral conjunta, las presentadas por los partidos de forma independiente se están negociando en el interior del Congreso y en los espacios informales establecidos en las mesas del Pacto por México.
A pesar de que aún no se conocen los detalles del texto final, Camacho Quiroz ha dicho en una entrevista en televisión que el PRI ha cedido en algunas de las peticiones de los partidos de la oposición. El nuevo órgano electoral nacional que controlará el gasto sustituirá además a los 32 institutos estatales, a los que se les achaca su dependencia de los gobernadores de turno (en diez de los 32 Estados el PRI ostenta el poder desde hace más de 80 años).
También parece asumida la reelección para los diputados y alcaldes, otra de las demandas de una parte de la bancada panista y de la izquierda. Sobre la mesa se mantiene la propuesta de la oposición de hacer una segunda vuelta en las presidenciales, a lo que hasta ahora el PRI se ha negado.
Mientras estas y otras propuestas se debaten en la sombra, la reforma hacendaria salió aprobada con los votos en contra del PAN. Las filas del partido conservador se posicionaron desde el primer momento en contra de la propuesta del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y no faltaron las voces dentro del partido que criticaron la supuesta dependencia de su líder, Gustavo Madero, con Enrique Peña Nieto.
Un escenario parecido se da en torno a la reforma energética, que pretende abrir la petrolera estatal PEMEX a inversores extranjeros y a la que el PRD se opone con firmeza.
Ante el desgaste de los líderes de los partidos de oposición entre sus propias filas por su apoyo al Gobierno priísta, la mesa negociadora del Pacto ha apostado por la flexibilidad. Si la reforma fiscal puede salir adelante con una alianza PRI-PRD, la reforma energética podría hacerlo con la unión PRI-PAN. Y juntos PRD y PAN podrían presumir de que lograron la reforma electoral. La solución parece convencer a todos. Salva la cara del Pacto, que saca adelante las reformas, y salva la cara de los líderes de la oposición ante sus propios compañeros y votantes, que podrían no perdonar un apoyo sin fisuras al Gobierno priísta.
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