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Turquía permitirá el uso de sus bases

El país fronterizo, que es refugio de desplazados y víctima de disparos, es uno de los más interesados en acabar con la guerra

Una foto de 2005 muestra aviones estadounidenses en la base de Incirlik, en Turquía.
Una foto de 2005 muestra aviones estadounidenses en la base de Incirlik, en Turquía.TARIK TINAZAY (AFP)

Turquía se sumará a una eventual coalición militar internacional contra el régimen sirio, incluso si no se logra un respaldo amplio en Naciones Unidas. Ahmed Davutoglu, el ministro de Exteriores, ha dicho este martes al diario Milliyet que “prioriza” el paraguas de la organización internacional pero aboga por “otras alternativas” si el consenso no se logra con urgencia. La prensa turca cita fuentes oficiales al afirmar que Ankara estaría dispuesto a poner medios y personal. Además, permitiría el uso de las bases norteamericanas en Incirlik y Esmirna, desde donde se podrían atacar las baterías antiaéreas de Siria, rebajando su capacidad defensiva y lanzando una primera advertencia. Su papel de país fronterizo, refugio de desplazados, víctima de disparos y atentados, lo convierte en uno de los primeros interesados en acabar con la guerra.

Arabia Saudí y Catar están por atacar e implicarse. Les convence la idea de golpes puntuales y dolorosos. Saud al Faisal, el canciller saudí, ha llamado a la comunidad internacional a tomar posiciones “serias y decisivas”. Ambas naciones han forzado este martes una reunión de la Liga Árabe —organismo que suspendió a Siria en 2011— con un comunicado final en el que no se ha citado siquiera la posibilidad de una incursión militar, pero sí se ha cargado con contundencia contra El Asad, acusándolo de “genocidio” por el supuesto ataque químico de Ghuta y exigiendo que los culpables sean procesados internacionalmente. Irak, Líbano y Argelia no apoyaron el texto.

Riad y Doha son fervientes defensores de los rebeldes, a los que llevan formando, armando y financiando desde casi el principio del conflicto, en la lucha de suníes (las monarquías del Golfo) contra alauíes (la familia El Asad). Francia ha citado a Emiratos Árabes Unidos, además, como un “buen aliado”. París tiene allí aviones de combate disponibles.

Jordania, frontera sur de Siria, está muy expuesta. En su territorio hay ya aviones F-16 y misiles Patriot de EE UU, además de casi mil soldados norteamericanos, pero por ahora no está dispuesta a implicarse en la práctica. “No permitiremos el uso de nuestro territorio para lanzar un ataque. Nuestra posición no va a cambiar. Seguimos apoyando una solución diplomática”, dijo un portavoz tras la reunión que mandos militares de una decena de países han mantenido en Ammán durante tres días. Más refugiados y más desorden que lleve a la entrada de islamistas al país son sus principales miedos.

Líbano habla oficialmente de “diálogo” y trata de mantenerse neutral, temeroso de que se amplíe aún la brecha entre los suníes, partidarios de los rebeldes, y los chiíes como la milicia de Hezbolá, que lucha en Siria junto a las tropas del régimen. Irak vigila la entrada de refugiados al Kurdistán, pero se niega a implicarse más en el conflicto.

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