El inicio del final de la pesadilla
El barrio de Tepito esperaba con angustia la identidad de los cadáveres hallados este jueves
Las autoridades han comenzado a confirmar la presencia de los 12 del Heavens en la fosa común del Estado de México. Es el inicio del fin de una espera tortuosa para doce familias que han estado tres meses pendientes de una investigación que hasta ahora ha discurrido lenta y con contradicciones.
Esta mañana, en el barrio popular de Tepito, de donde son la mayoría de las víctimas, las familias estaban angustiadas a la espera de que se confirmase o no el peor de los escenarios, la muerte de su gente. Este diario entrevistó en su casa a Ana María Vargas, madre de Guadalupe Karen Morales, que está entre los cuatro cuerpos que han sido parcialmente identificados (a falta de la prueba de ADN) en la fosa de Tlamanalco. Ella era la esposa del único que ha sido totalmente identificado, Alan Omar Atiencia. Tenían tres hijos. Uno de ellos, el más pequeño, jugaba esta mañana en el salón de su casa mientras su abuela, Ana María Vargas, hablaba de las esperanzas que tenía de que su hija no estuviese en la fosa común. "Me tranquiliza el hecho de que de momento han encontrado a siete, porque ellos son 12", decía antes de que se supiesen las novedades de esta tarde, que han confirmado la existencia de 13 cadáveres.
En una esquina de la sala tiene un altar dedicado a varios familiares fallecidos, sobre todo a su hijo César Adrián Morales, que en 2011, cuando tenía 26 años, fue asesinado de nueve balazos al lado del vecindario en el que viven.
Los familiares de las víctimas llegaron a la sede de la fiscalía del DF sobre las cinco y media de la tarde para que el fiscal les explicase las novedades.
Allí estaba Brian Morales, 22 años, hermano de Guadalupe Karen. El joven dijo que esperaba que todo sea “un malentendido”, y que si no es así tendrán que empezar los trámites para recibir los restos de su hermana. Brian Morales contó que las cosas con su hermana serán como con su hermano César Adrián, el que fue asesinado hace dos años en un tiroteo.
“Haremos un velorio en el patio de mi casa. Habrá al principio una hora de oraciones y luego todo se quedará en calma hasta que llegue el Padre, y entonces haremos una misa. Después la tradición de aquí es que la familia dé café con pan, y ahorita se ha agarrado la costumbre de tomar en el velorio, hasta emborracharse. Así lo hicimos con mi hermano. Él dijo meses antes de que lo mataran que si moría quería que lo velaran tomando, y fue lo que hicieron sus amigos, y los tíos, y mis primos, e incluso yo. Al tomar uno reflexiona de que la vida continúa y que él estará con nosotros esté como este, y que si nosotros estamos en malos pasos tenemos que agarrar el camino recto”.
En otro hogar de Tepito, el de los familiares de Jerzy Ortiz, 16 años, también había una tensión dura. Su madre, Leticia Ponce, una mujer de carácter fuerte que durante estos tres meses había liderado al conjunto de las madres, parecía débil. Ella daba casi por seguro que su hijo estaría en la fosa. Añadió que lo único que matizaba su dolor es la idea de recibir los restos del chico: "Al menos tendré a mi hijo", dijo con los ojos llorosos afuera de la tienda de camisas de rock y bisutería que tiene su familia en Tepito. El cuerpo de su hijo, de momento, no ha sido identificado. Jair Ramírez, sobrino de Leticia Ponce y primo de Jerzy Ortiz, decía esta tarde que estaba tranquilo. "Dentro de la tristeza, si resulta ser él, por lo menos podemos iniciar el proceso de duelo".
En vista de la proximidad de la noticia fatal de que la fosa contenía restos de los jóvenes, la hermana de Leticia Ponce, Eugenia Ponce, afirma en la tienda que estaban pensando en la opción de contratar forenses privados extranjeros para que corroboren los análisis periciales de la fiscalía federal, aunque era una idea que aún no habían consensuado entre todas las familias.
Por la tarde, la madre de Jerzy acudió a la Fiscalía para pedir información sobre su hijo. Afirmó que van a exigir el peritaje de expertos extranjeros y que han incluso intentado contactar con una forense argentina. Ahora está segura de que han hallado a su hijo. "Esto no terminó, apenas acaba de empezar. Voy a tener a mi hijo, pero quiero que se esclarezca el caso, ahora sí que quiero saber quién está detrás de todo esto”, afirmó.
Ponce dijo que los familiares habían evitado exigir a las autoridades que identificaran a los responsables de la desaparición de los jóvenes porque lo único que querían era que les devolvieran a los suyos vivos. También dijo que pedirá que se permita a su esposo, Jorge Ortiz El Tanque, acudir al funeral de su hijo.
Otra de las madres, Josefina García, cuyo hijo Said Sánchez también está entre los desaparecidos, decía por teléfono a este periódico que estaba tratando de tranquilizarse, y repitiéndose una idea: "Que Dios tenga la última palabra". En la fosa, de momento, tampoco han sido identificados los restos de su hijo.
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