Irán lanza una ofensiva diplomática para apuntalar al nuevo presidente
Rohaní jura el cargo mañana con la idea de relanzar la negociación nuclear En un gesto sin precedentes, Teherán ha invitado a la investidura a todos los mandatarios del mundo excepto Israel y Estados Unidos
Irán ha lanzado una ofensiva de seducción diplomática. En un gesto sin precedentes, las autoridades han invitado a la investidura de Hasan Rohaní este fin de semana a todos los mandatarios del mundo excepto Israel y Estados Unidos, con quienes no mantienen relaciones. Teherán intenta sin duda capitalizar el optimismo que ha generado la llegada a la presidencia de un hombre que, más allá de la ideología, se presenta como conciliador. Pero el gesto también parece indicar el deseo de las más altas instancias del régimen de dejar atrás la política de constante provocación y desafío de su predecesor, Mahmud Ahmadineyad.
“Los iraníes han hecho un gran esfuerzo buscando no sólo la cantidad de participantes como su calidad”, confía un embajador occidental destinado en Teherán. Para ello, las invitaciones enviadas a las cancillerías iban dirigidas al jefe de Estado o de Gobierno de cada país. Una primicia para un acto, que hasta ahora se había celebrado con la sola presencia extranjera del cuerpo diplomático acreditado. Rohaní recibirá hoy el nombramiento de manos del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, y mañana jurará su cargo ante el Parlamento.
Casi medio centenar de mandatarios han confirmado su presencia. Destacan los presidentes de los vecinos Pakistán, Afganistán, Armenia o Tayikistán y varios vicepresidentes latinoamericanos
De acuerdo con los medios oficiales iraníes, casi medio centenar de mandatarios han confirmado su presencia. Destacan los presidentes de los vecinos Pakistán, Afganistán, Armenia o Tayikistán y varios vicepresidentes latinoamericanos. Pero entre los árabes, a los que Rohaní tendió especialmente la mano durante su primera comparecencia ante la prensa tras ser elegido el pasado junio, sólo el nuevo emir de Qatar, el presidente de Líbano y el vicepresidente de Irak (el presidente está enfermo) están en la lista. Siria, su gran aliado árabe, sufre una guerra civil que hace imposible el viaje de Bachar el Asad y enviará a su primer ministro.
Y es que, a pesar de las señales positivas lanzadas por el flamante presidente, iraníes y árabes están separados por algo más que el golfo Pérsico. Las revueltas populares que sacuden la región desde hace dos años han reabierto la brecha entre chiíes y suníes que salió a la luz tras la invasión estadounidense de Irak. Al tambalearse las estructuras de poder, algunos autócratas han recurrido sin pudor al sectarismo para justificar una lucha geoestratégica. Las monarquías árabes, con Arabia Saudí al frente, están enfrentadas a Irán en Irak, Siria y Bahréin.
Las invitaciones enviadas a las cancillerías iban dirigidas al jefe de Estado o de Gobierno de cada país
Tampoco va a acudir a la ceremonia de la plaza de Baharestan ninguno de los responsables europeos. “Estaremos representados por los jefes de misión”, apunta una fuente diplomática. Las relaciones entre los Ventiocho y Teherán no sólo están en mínimos debido a las sanciones por el programa nuclear, sino también por el ataque a la Embajada del Reino Unido en noviembre de 2011. De hecho, Londres cerró la legación y expulsó al embajador iraní. Tal vez esa sea la razón por la que el ex ministro británico Jack Straw no haya aceptado la invitación personal de Rohaní. El presidente ha añadido a la lista de dignatarios a varios de los interlocutores que tuvo como jefe negociador nuclear, entre ellos al ex jefe de la diplomacia europea Javier Solana, quien ha confirmado a EL PAÍS que piensa asistir. Además, dos centenares de periodistas han sido acreditados para la ocasión.
La Campaña por los Derechos Humanos en Irán considera que es una oportunidad para que los invitados intercedan por los líderes reformistas represaliados tras las elecciones de 2009 y pidan verlos. Mir-Hosein Musavi, su esposa Zahra Rahnavard y Mehdi Karrubi se encuentran bajo arresto domiciliario. “Va a ser difícil porque es una visita muy breve, pero lo intentaré”, afirma Solana.
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