“Se ve que los jóvenes españoles no son tan pesimistas como cabría pensar”
El presidente del BID presenta en Madrid la Encuesta Iberoamericana de Juventudes
Los españoles son moderadamente optimistas acerca de su futuro, una tendencia compartida por la mayoría de países iberoamericanos. Es una de las conclusiones de la Encuesta Iberoamericana de Juventudes, que ha sondeado a casi 20.000 jóvenes de entre 16 y 29 años en 20 estados iberoamericanos, entre ellos España. Este estudio, coordinado por la Organización Interamericana para la Juventud (OIJ), ha contado con la colaboración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El colombiano Luis Alberto Moreno (Filadelfia, EE UU, 1953) preside desde 2005 esta institución que solo durante 2012 aprobó casi 8.500 millones de dólares (6.440 millones de euros) en créditos para financiar proyectos económicos y sociales en América Latina y el Caribe.
Pregunta: ¿Cuál es la importancia de esta encuesta para analizar la situación de la juventud iberoamericana?
Los jóvenes están más informados, más interconectados y opinan acerca de su presente y de su futuro”
Respuesta: Hay varias instituciones que hacen sondeos regulares para ver el estado de la opinión pública en América Latina, como el Latinobarómetro. Pero por primera vez se hace una encuesta para comprobar la opinión de los jóvenes iberoamericanos. Somos un continente joven: la edad media de los latinoamericanos es de 27 años. Y los jóvenes son actores de opinión cada vez más importantes, y su papel dentro de las grandes decisiones políticas es cada vez mayor. A diferencia de anteriores generaciones, los jóvenes de hoy son más informados, más interconectados a través de las redes sociales y con opiniones acerca de su presente y de su futuro, y ante todo, la encuesta indica que son optimistas. Pero también señalan otras diferencias, acerca de los principales problemas de América Latina. Para ellos el principal problema es el de la inseguridad ciudadana. 30% de los homicidios del mundo se producen en América Latina, mientras caen en los países desarrollados. Otro problema que señalan es el del alcoholismo y la drogadicción, y creo que el hecho de que los jóvenes lo apunten como problema es parte de la solución. Otro tema central es la calidad de la educación. Muchos jóvenes ven en la educación como una salida para obtener mejores empleos y mejor futuro. Pero cerca de un 50% de los jóvenes no terminan la secundaria porque creen que no le ofrece la calidad que espera.
P. ¿Cree que ese es el motivo para el abandono escolar? ¿Ha disminuido el número de jóvenes que tienen que abandonar la secundaria para trabajar?
R. Con la información de este sondeo, no podemos saberlo. Hay que tener en cuenta que nosotros vemos esta investigación como un trabajo de base: nunca antes se había hecho una encuesta de este tipo. El espíritu es seguir investigando: utilizar este sondeo como un punto de partida sobre el cual hacer más encuestas, ya no telefónicas, sino personales y más detalladas.
P. El propio estudio reconoce que fue difícil entrevistar a jóvenes que viven en el campo.
R. Hay que recordar que América Latina es una de las regiones más urbanizadas del mundo: cerca de un 80% de los latinoamericanos viven en ciudades. No es que les hayamos abandonado.
P. Sorprende la relativa poca importancia que los jóvenes españoles y portugueses dan al paro [un 23% de los encuestados en ambos países lo consideran el principal problema, por detrás de la violencia y la delincuencia].
R. Como en toda encuesta, uno se sorprende cuando los datos no coinciden con sus convicciones, pero es lo interesante de hacer una encuesta con este nivel de alcance. Así, prima facie, uno pensaría que los jóvenes españoles son pesimistas, y se ve que no lo son tanto, si comparados con otros países iberoamericanos. Y eso muestra que, a pesar del nivel de paro, los jóvenes españoles creen que su futuro va a ser mejor.
P. Al ser la primera encuesta, no se puede saber si la preocupación sobre la economía crece o disminuye.
R. Nosotros queríamos colaborar con este esfuerzo porque nos sirve para alinear mucho más nuestras intervenciones. Por ejemplo, hay mucha demanda por parte de los países en temas de seguridad ciudadana, o de resolver la brecha entre lo que pide el mercado laboral y lo que ofrecen los jóvenes que salen al mercado laboral. Esa brecha requiere todo tipo de intervenciones: no solo que sepan cuáles son las demandas del mercado, sino también programas de pasantías [prácticas] o de capacitación [formación profesional] se requieren para que los jóvenes puedan conseguir mejor empleo y mejor remunerado.
Hasta un 50% de las grandes empresas latinoamericanas tienen problemas para encontrar personal suficientemente capacitado”
P. ¿Va a hacerse más difícil encontrar empleo en América Latina?
R. Yo creo que no, mientras nuestras economías sigan creciendo. Naturalmente, siempre han existido problemas de desempleo, y parte de la solución está en resolver esa falta de capacitación, esa brecha que le he dicho antes entre la formación que reciben nuestros jóvenes y la demanda del mercado. Hay estudios que afirman que hasta un 50% de las grandes empresas latinoamericanas tienen problemas para encontrar personal suficientemente capacitado. Eso también permite que muchos jóvenes, españoles entre ellos, estén encontrando alternativas de trabajo en América Latina.
P. ¿Las economías de la región continuarán creciendo?
R. Creo que sí. Nuestras bases macroeconómicas son sólidas, aunque es cierto que no vamos a tener el ritmo de crecimiento que hemos tenido en años anteriores. Por varios motivos: el ascenso de los tipos de interés, el descenso del precio de las materias primas y el enfriamiento del crecimiento chino. Es decir, que vamos a tener que dejar de contar con el viento a favor y empezar a remar con nuestras propias fuerzas. Y eso debemos hacerlo, por una parte, profundizando la integración con otros países latinoamericanos; nuestro comercio interior es una tercera parte que el de la Unión Europea. También tenemos que seguir con un proceso de reformas estructurales para solventar los problemas de la informalidad, la falta de capacitación, mejorar la inversión en I+D… y por último resolver el problema de las infraestructuras: crear mejores servicios domiciliarios, lograr mejores precios de la energía, en suma, lo necesario para competir con otras regiones emergentes como Asia.
P. ¿Los países latinoamericanos han aprovechado el boom del crecimiento para compensar ese déficit de infraestructuras?
La historia nos enseña que los procesos de reforma avanzan más en los ciclos bajos de la economía”
R. Sin duda hubiéramos podido hacer más. Y cabe la posibilidad de que algunos países hayan sido complacientes ante la necesidad y urgencia de estos cambios. Pero hemos visto, también en Europa y en el resto de países industrializados, que poner en marcha reformas nunca es fácil. Aquí se requiere un trabajo político muy importante: lograr la convergencia de los distintos actores para sacar adelante las reformas. Y la historia nos enseña que los procesos de reforma avanzan más en los ciclos bajos de la economía.
P. Pongamos que se llega a ese ciclo bajo de la economía. ¿Puede darse el caso de una crisis como la europea en América Latina?
R. No veo una crisis financiera como la europea en América Latina. Hemos tenido que revisar a la baja nuestras previsiones de crecimiento medio para la región entre 2014 y 2017 del 3,6% al 3,2%, pero esta última cifra es más de lo que crecerá Europa. No es que estemos en una situación de urgencia, pero repito, hay que seguir adelante con las reformas estructurales y seguir profundizando nuestra integración económica. Es un conjunto de retos, no será fácil afrontarlos, pero tenemos que seguir prestándoles atención.
P. ¿Qué papel quiere tener el BID para intentar ayudar a los países latinoamericanos con esos retos?
R. Nosotros contamos con nuestro enorme conocimiento de la región y con la cercanía que siempre hemos tenido con todos los Gobiernos, para ayudarlos en todos estos procesos, como desarrollar las reformas institucionales necesarias para impulsar las reformas estructurales, impulsar la internacionalización del sector privado, especialmente de las pequeñas empresas, en suma, todo este conjunto de intervenciones que forman parte del ADN de nuestra institución. Pero eso sí, cada proceso conforme a las necesidades y al ritmo de cada estado, porque seguimos siendo una región muy heterogénea.
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