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Obama dice que él podría haber sido Trayvon Martin

Momento histórico del presidente hablando de la raza y el racismo y su propia experiencia

Y. M.
El presidente Obama, durante sus declaraciones desde la Casa Blanca.
El presidente Obama, durante sus declaraciones desde la Casa Blanca.S. LOEB (AFP)

Imposible hablar de manera más personal y por experiencia propia. Tras un largo silencio criticado –considerando que, además, se trata del primer presidente negro de la historia de Estados Unidos-, Barack Obama ha robado hoy por unos minutos a su portavoz el podio de la sala de prensa de la Casa Blanca para hacer su primera declaración pública –y por sorpresa- desde que el pasado sábado se declarase inocente de todos los cargos a George Zimmerman, el hombre acusado de haber matado a un joven negro desarmado en Florida.

“Cuando dije poco después de que se disparase a Trayvon [Martin] que ese joven podría ser mi hijo, era otra manera de decir que ese joven podía haber sido yo hace 35 años”, ha declarado el presidente ante la sorpresa de los periodistas que cubrían la rueda de prensa, en uno de los momentos más emotivos vividos en esa sala durante sus dos mandatos.

El presidente, el hombre más poderoso del planeta, vino a decir a la hora de anunciar que quería poner las cosas “en contexto” que él entendía perfectamente lo que sentía la comunidad afroamericana al sentirse frustrada tras el veredicto de inocencia que permitió salir andando como un hombre libre a Zimmerman, 29 años, de padre blanco y madre latina. Lo entendía perfectamente porque lo ha vivido.

“Pocos hombres afroamericanos no han sido seguidos cuando están comprando en un supermercado, como lo he sido yo”, ha comenzado a decir el mandatario. “Pocos son los que no han oido cerrase un coche a su paso, como me ha sucedido a mí, antes de ser senador”, ha insistido. “O han vivido como una mujer se aferra a su bolso cuando un negro entra en un ascensor y siente alivio cuando vuelven a abrirse las puertas”. “Eso pasa a menudo” . Y le pasó a él.

Estaba dicho y no podía ser más personal. Obama cerraba una semana de silencio abriendo el debate tabú sobre el racismo que aún pervive en este país y anunciando que era solidario con el dolor que sentía la comunidad afroamericana, con el dolor por lo sucedido en Sanford, porque esa comunidad tiene una serie de experiencias y una historia distinta que es imposible ignorar. “No quiero exagerar esto pero esas experiencias dan una idea de por qué la comunidad negra interpreta como lo interpreta lo que pasó una noche en Florida y es imposible escapar a esas experiencias que llevan consigo”. "Los jóvenes afroamericanos están acostumbrados a que se les tema", ha dicho.

El momento fue intenso. No hubo interrupciones. Hubo la declaración oficial de que el mandatario de EEUU entendía perfectamente por qué los negros de EE UU consideran que el veredicto hubiera sido otro si un blanco hubiera estado en la piel de Martin.

En la noche del pasado sábado, un jurado compuesto por seis mujeres –cinco blancas y una latina- absolvía de asesinato en segundo grado y homicidio involuntario a George Zimmerman, el vigilante vecinal de 29 años que en febrero de 2012 acababa de un tiro en el corazón a quemarropa con la vida de Trayvon Martin, un joven de 17 años que volvía a su casa en una noche de lluvia tras comprar unas golosinas. Entonces, la muerte de Martin provocó un debate sobre los derechos civiles y los perfiles raciales –como considerar a una persona culpable de algo solo por el color de su piel- que a diario se practican en la sociedad.

Ese debate y el temor a disturbios raciales volvió al primer plano el fin de semana pasado. La Casa Blanca emitía un comunicado poco después de conocerse el veredicto de un jurado que se dijo incapaz de ver culpabilidad ni mala fe en Zimmerman, solo defensa propia. Y nada más. Un frío comunicado que llamaba a la calma y ofrecía sus condolencias a los familiares de Martin.

Esta tarde, Obama ha protagonizado uno de los momentos más importantes de su presidencia al hablar de la raza y el racismo vivido en este país. Y lo ha hecho conocedor de ambos lados de la historia, porque su abuela materna era una de esas mujeres blancas que se cambiaban de acera cuando veían a un hombre negro caminando hacia ellas.

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Sobre la firma

Y. M.
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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