Buteflika regresa a Argel en silla de ruedas
El presidente de Argelia sufrió un pequeño ictus a finales de abril y fue trasladado a París. Aunque acabe su mandato, dentro de nueve meses, la clase dirigente busca ya un relevo.
El presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, regresó este martes a mediodía de París a Argelia en silla de ruedas. Tras padecer un leve ictus, Buteflika fue trasladado a la capital francesa, donde ha permanecido ingresado 80 días. Su larga ausencia ha entorpecido el funcionamiento de un país cuyo sistema político es presidencialista.
Desde que sufrió este accidente cardiovascular quedó descartado que el presidente pudiera presentarse a un cuarto mandato, en abril de 2014. No es ni siquiera seguro que pueda acabar el actual. Algunos opositores argelinos han pedido que el Consejo Constitucional declare la vacante del poder e inicie el procedimiento para celebrar unas elecciones presidenciales anticipadas. Es posible que esto suceda cuando acabe el Ramadán (mes de ayuno islámico), a principios de agosto.
Un avión de la presidencia argelina, con Buteflika a bordo, despegó de Le Bourget, un aeropuerto parisino reservado para vuelos de negocios, a las 13.30, según la agencia France Presse. Concluían así más de dos meses y medio de hospitalización del presidente, primero en el establecimiento militar de Val de Grâce y después en la residencia médica de Los Inválidos donde estuvo en rehabilitación.
Los médicos de Buteflika, dos profesores argelinos, indicaron en un parte el 11 de junio que el ictus que sufrió el presidente “no tenían consecuencias sobre sus funciones vitales”. En las únicas imágenes rodadas de su hospitalización, y difundidas el 12 de junio, Buteflika aparecía apagado y con dificultades para mover un brazo. Apenas hablaba al recibir sentado al primer ministro, Abdelmalek Sellal, y al jefe de Estado Mayor, Salah Gaïd, que se desplazaron a París.
Aunque logre a trancas y barrancas concluir su mandato, la era Buteflika toca a su fin en Argelia. Empezó en 1999 cuando la cúpula militar le aupó al poder, amañando unas elecciones presidenciales, para tratar, con una figura de prestigio y popular, pasar página de la década sangrienta durante la cual el Ejército y los islamistas se enfrentaron causando cerca de 200.000 muertos, en su mayoría civiles.
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