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Mueren linchados cuatro chiíes en Egipto a manos de una turba

Cientos de residentes de una aldea cercana a El Cairo, incitados por imanes salafistas, apalean a sus vecinos

Llamas frente a una casa del poblado de Zawyat Abu Muslam, en Egipto.
Llamas frente a una casa del poblado de Zawyat Abu Muslam, en Egipto.AFP

Los crueles ecos de odio sectario que destila el conflicto sirio se hacen sentir incluso en Egipto, un país que cuenta con una pequeña minoría chií. Incitada por imanes salafistas, una rama ultraconservadora del Islam, una turba linchó brutalmente a un grupo de personas de religión chií, asesinando a cuatro y dejando a varias seriamente heridas. El suceso tuvo lugar en el pueblo de Zawyat Abu Muslam, situado en la provincia de Giza, colindante con El Cairo.

Según explicaron testigos oculares al diario gubernamental Al Ahram, varios cientos de personas armadas con cuchillos y bastones se presentó en la casa de un conocido miembro de la comunidad chií, donde se estaba desarrollando una celebración religiosa a la que asistían una veintena de personas. La turba asaltó la vivienda, y le prendió fuego. Además, linchó en plena calle a varios de los asistentes, entre ellos Hassan Shehata, uno de los clérigos chiíes más conocidos en Egipto.

“Durante tres semanas, los jeques salafistas en el pueblo han estado atacando a los chiíes acusándoles de ser infieles y de extender la inmoralidad”, dijo Hazem Barakat, un fotoperiodista que captó unas imágenes escalofriantes sobre la agresión. De acuerdo con Barakat, la policía llegó tarde, y no hizo nada para detener la brutal paliza. “Vi cómo apuñalaban a varios chiíes en diversas ocasiones mientras los arrastraban para lincharlos públicamente”, añadió.

Los grupos ultraconservadores suníes, que han asumido un mayor papel en la vida pública de Egipto después de la revolución, siempre han profesado una profunda inquina hacia la comunidad chií, a la que consideran hereje. Sin embargo, a raíz de la firma reciente de un acuerdo de cooperación turístico entre Egipto e Irán, así como del recrudecimiento de la guerra civil en Siria, los movimientos salafistas han elevado su retórica hostil hacia el chiísmo, y algunos incluso han lanzado “campañas de concienciación” para, supuestamente, evitar la expansión de esta rama del islam en Egipto. Por ejemplo, el Partido Nur, el segundo en el Parlamento, hace semanas distribuyó carteles por las calles atizando el odio contra los chiíes.

El discurso sectario ha impregnado incluso algunas capas del Islam más oficial. A mediados de junio, tras reunirse en El Cairo, un grupo de 70 prestigiosos clérigos suníes, liderados por el carismático Yusef al-Qaradawi, hicieron una llamada a participar en “todos los tipos de yihad” contra el régimen sirio, al que acusaron de “librar una guerra contra el Islam”. Asimismo, el pasado sábado, en un acto de solidaridad con Siria al que asistió el presidente Mohamed Morsi, algunos clérigos afines a los Hermanos Musulmanes lanzaron mensajes amenazantes contra los fieles chiíes.

“Atribuimos al presidente Morsi la responsabilidad de este ataque … en la conferencia del sábado, jeques salafistas insultaron e incitaron al odio contra los ciudadanos egipcios chiíes”, declaró Bahaa Anwar, un conocido activista. No existen cifras oficiales sobre el tamaño de la comunidad chií en Egipto, y las estimaciones son muy variadas, oscilando entre las 200.000 y los 2 millones de personas.

Fue precisamente en aquel acto celebrado en el Estadio de El Cairo en el que Morsi anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas con el régimen de Bashar al-Assad, y el cierre de la embajada siria en la capital, lo que representó un importante giro en su política exterior. “Creo que el gesto se debe interpretar en clave interna, como un intento de anclar el apoyo de los salafistas antes del 30 de junio”, explicó a El PAIS el politólogo Ibrahim Awad. La oposición está preparando una movilización masiva para el próximo domingo con el objetivo de forzar la dimisión de Morsi.

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