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Bamako y los rebeldes tuaregs alcanzan un acuerdo sobre Kidal

El control de la región de Kidal se había convertido en el último escollo del conflicto que se ha vivido en Malí desde 2011

José Naranjo
Delegados que participan en el proceso de paz en Bamako.
Delegados que participan en el proceso de paz en Bamako.AHMED OUOBA (AFP)

Al fin, un acuerdo. Han tenido que pasar diez días y una dura negociación en Uagadugu (Burkina Faso) no exenta de tiras y aflojas para que el Gobierno interino de Malí y los grupos tuaregs del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA) y el Alto Consejo por la Unidad del Azawad (HCUA) alcancen un acuerdo “preliminar” que, entre otros aspectos, incluye el inmediato despliegue de una unidad del Ejército de Malí en Kidal, aún bajo el control de los rebeldes tuaregs, que permita la celebración de elecciones presidenciales en todo el territorio nacional el próximo 28 de julio.

El control de la región de Kidal se había convertido en el último escollo del conflicto que se ha vivido en Malí durante el último año y medio, desde que el MNLA iniciara una rebelión, con el apoyo de grupos yihadistas y terroristas como Ansar Dine, Muyao o la rama magrebí del Al Qaeda, que puso contra las cuerdas al Gobierno de Malí tras conquistar todo el norte del país en marzo de 2012. Las disensiones entre rebeldes tuaregs y yihadistas acabaron con una victoria militar de estos últimos que acabaron por expulsar del territorio al MNLA hasta que, en enero pasado, la operación militar Serval liderada por Francia restableció la autoridad de Malí en Gao y Tombuctú. Sin embargo, aprovechando la confusión, los rebeldes tuaregs volvieron a hacerse con el control de Kidal, región que está aún bajo su control.

Hace diez días y a instancias de la comunidad internacional, sobre todo Francia y la ONU, el MNLA y sus aliados del HCUA iniciaron un proceso negociador con el Gobierno de Malí, que pretende celebrar elecciones presidenciales en todo el territorio nacional el próximo 28 de julio. Sin embargo, las negociaciones arrancaron en medio de una enorme tensión después de que el Ejército maliense iniciara un avance hacia Kidal y recuperara la ciudad de Anefis tras un duro enfrentamiento con el MNLA que provocó al menos treinta muertos.

Los tuaregs han logrado uno de sus propósitos y es que el Ejército maliense no entrará solo en Kidal

Entre los principales escollos de la negociación ha estado la negativa de los rebeldes tuaregs a la entrada de las Fuerzas Armadas de Malí en Kidal, aspecto que el Gobierno interino de Bamako consideraba imprescindible y que se ha saldado con un acuerdo para un retorno escalonado, y, por otra parte, la necesidad de que se produzca un desarme progresivo de los grupos armados tuaregs, punto también finalmente incluido en el texto final, según ha indicado el negociador nombrado por el Gobierno maliense y ex ministro, Tiébilé Dramé, quien fue el encargado de anunciar este martes que el acuerdo “está listo para ser firmado esta tarde”, extremo confirmado también por el negociador tuareg, Mahamadou Djeri Maïga, vicepresidente del MNLA.

Sin embargo, los tuaregs han logrado uno de sus propósitos y es que el Ejército maliense no entrará solo en Kidal, sino que lo hará en compañía de una unidad de la Misión Integral de Naciones Unidas para la Estabilización de Malí (Minusma), fuerza que tiene previsto iniciar su despliegue en este país a partir del 1 de julio y que contará con unos 12.500 militares sobre el terreno bajo el mando del general ruandés Jean-Bosco Kazura.

Un tercer escollo de las negociaciones ha sido la existencia de órdenes de arresto internacionales emitidas contra los principales líderes de la rebelión tuareg. Los representantes del MNLA y el HCUA han exigido que se anulen estas órdenes y, aunque no se han dado detalles al respecto, fuentes de la mediación aseguran que dichos mandatos podrían quedar sin efecto como consecuencia del acuerdo alcanzado este martes, que también reconoce la integridad territorial de Malí (el MNLA había renunciado hace ya meses a sus aspiraciones independentistas), así como su laicidad.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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