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Una trama de espionaje y corrupción tumba al primer ministro checo

Petr Necas hará oficial hoy su renuncia después de que la fiscalía acusara a su jefa de gabinete de ordenar escuchas ilegales y de soborno

El primer ministro checo, Petr Necas, el lunes en Praga.
El primer ministro checo, Petr Necas, el lunes en Praga. MATEJ DIVIZNA (EFE)

Una trama novelesca en la que se mezclan supuestos casos de espionaje ilegal, un divorcio y decenas de lingotes de oro ha forzado la dimisión al primer ministro checo, el conservador Petr Necas.

El primer ministro, de 48 años, que hará oficial hoy su renuncia, deja también su cargo como líder del gobernante partido conservador ODS para facilitar que la actual coalición tripartita pueda terminar la legislatura en mayo de 2014 con otro jefe de ejecutivo.

Éste es el segundo abandono consecutivo de un líder del ODS en medio de un escándalo, después de que el anterior jefe de Gobierno, Mirek Topolanek, renunciara en 2009 -en medio de la presidencia checa de la UE- tras perder una moción de censura y envuelto en una agria polémica por sus críticas a judíos, homosexuales y la Iglesia.

Topolanek es todavía recordado por aparecer desnudo en compañía femenina en una fotografía de las fiestas del anterior primer ministro italiano Silvio Berlusconi en su mansión de Cerdeña.

A Necas su formación lo eligió presidente en 2010 por ser el contrapunto de Topolanek -conocido por su carácter impulsivo y dado a las polémicas- y representar un estilo más técnico y sobrio.

Desde 1991 ha estado vinculado al ODS y desde 1995 ha ocupado cargos de máxima responsabilidad antes de dirigir el Gobierno, y nunca ha estado vinculado a ningún escándalo, de hecho, durante años era conocido dentro de su partido como "Don limpio".

Por ello, la prensa checa no sale de su asombro al ver a este licenciado en ciencias naturales -conocido por su escaso carisma y su retórica narcótica- involucrado en el mayor caso de corrupción política en la República Checa desde la caída del comunismo.

Centenares de policías registraron la semana pasada oficinas gubernamentales y detuvieron a ocho personas, entre ellas a la jefa de su gabinete y mano derecha, Jana Nagyova, así como al actual y al anterior responsable de los servicios secretos militares.

La Policía también requisó el equivalente a más de cinco millones de euros en efectivo y decenas de kilos de oro en lingotes en una investigación en la que aún quedan muchos cabos sin atar.

La Fiscalía checa acusa a Nagyova de organizar una red de espionaje ilegal, sobornos y abuso de poder.

Una de las personas que habría sido vigilada sería la mujer del propio primer ministro, Radka Necasova, según fuentes judiciales. Dos días antes de estallar el escándalo el pasado jueves, el primer ministro anunció que se divorciaba de su esposa, lo que ha disparado los rumores -ampliamente difundidos en la prensa checa- de que el primer ministro y su asistente mantienen una relación sentimental desde hace tiempo. "Soy consciente de que un cambio de destino en mi vida privada está abrumando la escena política (de la República Checa) y del partido ODS", declaró Necas el domingo al avanzar su dimisión.

Fuentes judiciales señalan que la propia Nagyova organizó estos espionajes para "fines privados", mientras que la prensa asegura que utilizó los servicios secretos para presionar en el divorcio del matrimonio, que tiene cuatro hijos.

Nagyova, asistente de Necas desde el año 2006, sería también la persona detrás de una red que compensaba con puestos en empresas estatales algunos favores políticos. El político conservador ha asegurado que no sabía nada de las actividades de su colaboradora. Necas abandona el poder salpicado por un caso de corrupción, justo un mal que prometió combatir cuando llegó al poder en 2010.

De forma paradójica, su caída es una señal de que sus esfuerzos han funcionado, especialmente su política de alentar a un grupo de fiscales "indomables" con el objetivo de acabar con la redes clientelares que azotan el país centroeuropeo. Lo que no esperaba el primer ministro es que abrir la mano con la fiscalía llevaría a su propia caída.

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