“El dinero de la Mafia perturba la economía mundial”
Su historia es la de cuatro décadas de lucha contra la Mafia. Al principio junto a los magistrados Falcone y Borsellino, asesinados en 1992, y después como Fiscal Nacional Antimafia
A finales de 2012, Pietro Grasso (Sicilia, 1945) decidió cambiar la jubilación en la magistratura por la política activa y se presentó a las elecciones en las listas del centroizquierda. Hace tres meses fue elegido presidente del Senado italiano.
Pregunta. ¿Se puede continuar luchando desde aquí contra la Mafia?
Respuesta. Desde el Parlamento se pueden hacer leyes que ayuden a luchar contra la Mafia. La Mafia debe ser considerada como una criminalidad organizada que busca infiltrarse cada vez más en los ganglios de la economía, del poder, de la Administración, de las profesiones, del sistema financiero y productivo. Por tanto, no hay duda de que todo aquello que ayude a la transparencia, a la simplificación de la burocracia, impide también los acuerdos subterráneos, las infiltraciones en los “negocios” que constituyen el verdadero poder de la Mafia. Porque no hay que olvidar que el principal fin de la Mafia es el beneficio. Y lo alcanza de cualquier modo. Y es importante subrayar que el empleo de los beneficios obtenidos en la actividad lícita perturba la economía mundial, creando una competencia desleal, distorsionando el mercado. Hasta que los Estados, la economía, las finanzas, no entiendan esto, será difícil luchar eficazmente contra la Mafia.
P. Usted trabajó con Falcone y Borsellino. Incluso hay quienes lo consideran uno de sus herederos en la lucha contra el crimen. Dos décadas después, ¿Italia ya tiene una justicia parecida a la que ellos buscaban?
R. Todavía no estamos en condiciones de poder darla de forma completa, sobre todo por la lentitud de los procesos. La suya fue una revolución en el sistema de ataque a la criminalidad organizada. Una posibilidad de comprender mejor este fenómeno, sobre todo en su conexión con las otras realidades sociales, económicas, políticas... Porque si miramos el fenómeno criminal de forma aislada, sin tener en cuenta su influencia sobre los aspectos —también políticos— del país, no conseguiremos comprender bien el fenómeno. Hay países en el mundo donde el crimen consigue influir en los Gobiernos de forma determinante. La así llamada relación Estado-criminalidad. Un estudio de la CIA ha dejado constancia de que existen en el mundo 50 Estados en los que sus Gobiernos están influidos por sus mafias criminales, sobre todo por las que se dedican al tráfico de estupefacientes, que disponen de un poder económico notable para comprar voluntades.
P. ¿Está también Italia en una situación así?
R. No. Nosotros somos el país que tiene el mejor sistema de lucha contra la criminalidad organizada. Lo hemos construido sobre la sangre de nuestros mártires. Desde 1971 a 1992, 12 magistrados fueron asesinados en la Sicilia occidental. Como reacción, hemos creado la mejor legislación de lucha contra la Mafia, sobre todo enfocada al secuestro y la confiscación de bienes. Si tenemos en cuenta que el fin último de la Mafia es el beneficio, golpearla en el bolsillo es la solución. Y queremos exportar esta fórmula de éxito a Europa y al mundo. Debemos tener leyes homogéneas en todos los Estados con el fin del secuestro y de la confiscación.
P. Usted ha escrito: “Quiero la verdad completa sobre las masacres”, en relación con los crímenes de los años de plomo. ¿Cómo se puede llegar a esa verdad? Sobre todo porque, después de 20 años, se sabe verdaderamente poco de lo que sucedió. ¿Quién esconde la verdad en Italia?
R. Lo principal es no resignarse pensando que ya está bien con lo que se ha obtenido. Intelectualmente este es el espíritu. La búsqueda de la verdad debe seguir, de todas las maneras posibles, con todo lo que sea necesario. Es necesario no perder la esperanza. Yo he propuesto la creación de comisiones parlamentarias con capacidad de indagar. Alguno es un poco escéptico porque en el pasado no han dado grandes resultados, pero pienso que siempre es necesario probar todos los caminos: la investigación judicial, el Parlamento, todo aquello que nos pueda llevar a la verdad. Un dato inesperado nos puede permitir ver de nuevo toda la investigación de forma distinta.
P. La idea de la Mafia que a veces se tiene desde fuera de Italia está relacionada con el cine o la literatura. ¿Cuál es la situación actual de la criminalidad organizada? ¿Cuál es su verdadero poder?
R. Ya no está solo localizada en algunas zonas del sur de Italia. Por usar un término paradójico, el “éxito” de la Mafia le ha permitido desplazarse hacia el norte del país y hacia el extranjero. Es un fenómeno nacional y también internacional. La Mafia no tiene ideología, busca una relación con el poder. Y es necesario buscar esa relación. Aunque es muy difícil de descubrir porque está sumergida. Pero podemos intuir que en un momento de crisis económica, el dinero líquido que proviene del delito influye en la economía hasta el punto de crear competencia desleal, un mercado de monopolio… Tenemos que proteger la libertad del mercado de esta tentativa de dominación por parte de la criminalidad organizada. Yo pretendo utilizar todo el poder que tengo como presidente del Senado para luchar contra la Mafia.
P. Italia atraviesa un momento muy difícil. Entre los cometidos del nuevo y extraño Gobierno de coalición entre el centroizquierda y Silvio Berlusconi está el de recuperar la confianza hacia la política [en las recientes elecciones municipales no se llegó ni al 50% de participación].
R. Ciertamente ese es uno de los grandes problemas de Italia. La política se ve desde la sospecha. La antipolítica se ha extendido. Y esto es un problema que se puede resolver intentando no repetir siempre las mismas palabras, los viejos esquemas de la política, sino buscando innovar, y respondiendo con proyectos, con hechos concretos. Es un proceso lento. No podemos pensar en resolverlo de hoy a mañana. Pero es un problema también europeo. Veo una desconexión frente a Europa, una desafección. Es necesario que toda Europa comprenda que hay que reconquistar la confianza de los ciudadanos. Hay que dar prioridad a las políticas juveniles. Esto es importante porque, por ejemplo, en Italia se habla de dos millones de jóvenes que no estudian y no trabajan, que provocan problemas de falta de desarrollo y de crecimiento y que pueden dar problemas distintos en la formación de la sociedad, de protesta, de orden público.
P. En Italia, ese descontento se canalizó en las pasadas elecciones en un gran respaldo a una formación —el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo— cuya idea central es precisamente el ataque a los privilegios de la política tradicional…
R. La crítica de la política en términos democráticos constituyen un estímulo, un control mayor para lograr el cambio de la política. Por tanto, yo lo veo como un hecho positivo si se queda aquí. Si se convierte en violentas agresiones verbales que pueden ser el primer paso hacia otra violencia, ya sería otra cosa. Porque, mire, la violencia es una espiral que cuando se inicia es difícil de parar. La violencia genera violencia. Pero bajo un perfil democrático, constructivo, la crítica es una cosa positiva.
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