Nueva York presenta un ambicioso plan para fortificarse

Nueva York desafía al cambio climático como hizo frente a la amenaza del terrorismo tras el atentado del 11-S. Igual que sobre el vacío de las Torres Gemelas se alza ahora el edificio más alto del hemisferio occidental, la mayor metrópoli de Estados Unidos busca ahora la manera de que las crecidas que acompañan a las fuertes tormentas no impidan a la ciudad de los rascacielos seguir creciendo. Pero eso tendrá un coste financiero elevado.

Pasados ocho meses desde el azote de Sandy, el alcalde Michael Bloomberg acaba de presentar un ambicioso plan que tiene como objetivo proteger las infraestructuras que dan vida a la urbe y a su población. Se trata, dijo, de “construir mejor”. El punto de partida cuando las recomendaciones de su propuesta se trasladan a números es 19.500 millones de dólares. Una cantidad que el propio Bloomberg da por hecho que se elevará con creces.

El alcalde ofreció los detalles del plan para defender a Nueva York de la amenaza del cambio climático el martes. Las propuestas están recogidas en un documento de 430 páginas y sus 250 recomendaciones sirven para lanzar oficialmente el debate sobre lo que necesita hacer la ciudad para encarar eventos como Sandy, que dejó a la zona baja de Manhattan sin luz durante días, paralizó su red de metro y desplazó a miles de personas.

Como dijo el alcalde en su discurso, las aguas que bañan Nueva York “es uno de los principales activos”. “Tenemos que protegerlo, no retraernos de ellas”, repitió. El problema es que el agua es también una amenaza cada vez mayor y se nota en la partes de la ciudad donde no cuenta con la infraestructura necesaria para hacer frente a tormentas cada vez más intensas. La lección de Sandy, por tanto, es que “hay que redoblar el esfuerzo”.

El discurso de Bloomberg se construyó sobre un dato que preocupa a los gestores de la ciudad: 2,5 pies ó 76,2 centímetros. Es lo que los expertos proyectan subirá el nivel del agua para 2050. A esto se le suma el alza de las temperaturas y un incremento del 15% en las precipitaciones. Eso pone a riesgo de inundaciones a 800.000 personas que viven en Manhattan, Brooklyn, Queens, el Bronx y Staten Island, los cinco condados de Nueva York.

Eso equivale a una décima parte de la población, por eso Bloomberg reiteró que abandonar no es una opción. En sus palabras, se trata más bien de ser “proactivo” al hacer frente al reto del cambio climático. Pero al mismo tiempo, explicó que esta línea de defensa debe levantarse teniendo también en cuenta el impacto que puede tener el proyecto en las cuentas de la ciudad y utilizando los medios financieros federales que están a mano.

Así, la idea de construir un gran dique en la desembocadura del río Hudson para fortificar Nueva York queda al margen del plan. A cambio, sin embargo, se plantea levantar muros de contención más pequeños en las zonas más vulnerables de la ciudad, crear dunas e islas artificiales que hagan de barrera natural frente al primer golpe de las tormentas cuando entran por el Atlántico, junto a sistemas que permitan desviar el agua de las crecidas hacia canales.

Esta combinación, dijo, es más práctica. Pero Sandy mostró también que el sistema eléctrico que alimenta su red de transporte y sus edificios, incluidos hospitales, está anticuado. Lo mismo pasa con la red de telecomunicaciones, hasta el punto de paralizar la actividad en Wall Street. El coste, admitió el alcalde, es elevado. “Pero con el paso del tiempo demostrará ser una gran inversión”, concluyó. Al plan tendrá que darle vida su sucesor.