Las ONG exigen a la UE que actúe ante la expansión de colonias en Palestina
Un informe dice que, respecto al conflicto, en Bruselas sólo hay buenas intenciones
La Unión Europea ha incumplido sus promesas en Cisjordania y Jerusalén Este. Sus palabras no se han traducido en acciones concretas que impidan violaciones como las colonias o las demoliciones ejecutadas por Israel. Es la denuncia que formula la principal agrupación de ONG de la zona, que representa a más de 80 entidades, en un informe que constata cómo Bruselas se mantiene en el plano de las buenas intenciones sin lograr avances para la población más necesitada.
La Asociación de Agencias Internacionales de Desarrollo (AIDA, por sus siglas en inglés) ha tomado como punto de partida para su análisis, del que este diario ha obtenido una copia, un hito logrado hace justo un año, cuando la UE emitió una de sus declaraciones más críticas con Israel. En mayo de 2012, los cancilleres de los Veintisiete firmaron en el Consejo de Asuntos Exteriores un texto que tildaba de “provocación” el crecimiento de los asentamientos, exigía la “interrupción” de las demoliciones de infraestructuras y el desplazamiento “forzoso” de los palestinos y llamaba al Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu a “cumplir con su obligación” de permitir el desarrollo de la llamada zona C, el 62% del suelo de Cisjordania, bajo completo control israelí.
Aquella llamada al orden, una “fresca esperanza”, no se ha traducido en hechos, denuncia ahora esta entidad, que incluye a organizaciones como Médicos del Mundo, Solidaridad Internacional o Acción Contra el Hambre.
Un agricultor de Hebrón vio en abril cómo el Ejército israelí le destrozaba el pozo de agua con el que regaba almendros, cerezas y ciruelas. El depósito fue levantado con algo más de 8.000 euros de ayuda europea
Según los datos que han recopilado, usando estadísticas de las Naciones Unidas, en este último año Israel ha construido más de 600 nuevas viviendas en colonias, apuntalando su presencia ilegal en Cisjordania y Jerusalén Este, al mismo tiempo que ha derribado 535 estructuras palestinas, en su mayoría viviendas, cisternas de agua o casetas de labranza. Una treintena de estas construcciones había sido pagada con dinero europeo, buscando el desarrollo de la zona C, especialmente carente de servicios. Hay otra docena de proyectos comunitarios, desde tiendas de campaña a pequeñas granjas, con aviso de evacuación emitido. Bruselas “ha reaccionado ante estos casos ad hoc, de forma no coordinada, haciendo que las condiciones de vida de los palestinos empeoren y el dinero de los contribuyentes europeos se gaste en vano”, denuncia el informe.
Las ONG recuerdan a la UE que su comunicado no ha impedido que aún hoy Israel siga con su política de demoliciones, que en los últimos 12 meses ha obligado al desplazamiento de 784 palestinos, la mitad de ellos niños. El 94% de las peticiones de licencia de obra en zona c se deniegan, sólo se puede edificar en el 1% de este territorio, un suelo “limitado por las colonias, el muro y las zonas militares”, que lleva a los ciudadanos, “sin elección”, a construir sin permiso. La consecuencia añadida de esta política es la separación de las familias o la interrupción de la formación de los niños, censuran.
La tendencia es al alza: en enero se registró el récord de los dos últimos años, 139 derribos, casi tres veces el promedio mensual de 2011 y 2012. Sólo Francia y Polonia, que han visto cómo las excavadoras tiraban los proyectos que ellos habían pagado –refugios para personas desplazadas y depósitos de agua-, han protestado, con cartas o con reuniones con los embajadores de Israel en su país. Nada más.
AIDA denuncia que en el último año se han autorizado 1.967 nuevas viviendas en asentamientos, además de las 613 efectivamente levantadas, después de que ya 2012 cerrase con planes para construir hasta 6.676 unidades
Las asociaciones ponen un ejemplo de cómo el dinero del “contribuyente europeo” acaba perdiéndose: un agricultor de Al Fawwar, cerca de Hebrón, vio en abril cómo el Ejército israelí le destrozaba el pozo de agua con el que regaba almendros, cerezas y ciruelas. El depósito fue levantado con algo más de 8.000 euros de ayuda. Ahora, limpiar los escombros y hacerlo de nuevo superará los 12.000.
Las organizaciones desvelan, además, que Israel bloquea los planes de desarrollo que la UE diseña para Palestina. Se han presentado 32 desde 2009 y ninguno ha sido aún aprobado por las autoridades. Otros 35 se están preparando ahora, con idéntico incierto futuro. Se ha invertido en ello 2,7 millones de euros. Supuestamente estos planes debían resolverse en un plazo de seis a 18 meses.
En el caso de los asentamientos, AIDA denuncia que en el último año se han autorizado 1.967 nuevas viviendas, además de las 613 efectivamente levantadas, después de que ya 2012 cerrase con planes para construir hasta 6.676 unidades, cuatro veces más que en 2011. La existencia de las colonias, en las que la ONU sitúa a 325.000 israelíes, no sólo conlleva la ocupación del suelo palestino sino que lleva aparejados constantes episodios de violencia. 150 árabes han resultado heridos por colonos en el último año; 33 eran menores de edad.
La media es de ocho ataques de colonos semanales, frente a uno de palestinos contra los residentes de los asentamientos. La tasa de procesamiento de los agresores israelíes está por debajo del 10%. Los cooperantes aplauden las “condenas” de la UE a este respecto pero denuncian que son tan puntuales que no hacen mella.
AIDA hace una advertencia: si esta situación de “deterioro” se perpetúa, si Europa no trabaja “en firme” por mejorar las “intolerables condiciones” de vida que estas ejecuciones de Israel provocan, “se esfumarán” las posibilidades de una solución de paz “duradera”. “Hace un año [los ministros] dijeron que su interés era traer la paz a Israel y Palestina. Si son serios, deben trabajar en bloque para frenar las dañinas políticas de Israel y apoyar a la población más vulnerable”, reclama el director regional de Oxfam, Nishant Pandey. Hace un año, junto a su declaración, Bruselas aprobó un plan de inversiones de siete millones de euros, pero menos de la mitad de los socios se ha comprometido con la apuesta hasta el momento.
La UE, recomiendan las entidades a la luz de estos datos, debe hacer reclamaciones de forma “sistemática” y unánime, proteger con sus diplomáticos los proyectos en los que se invierte para evitar agresiones y exigir compensaciones económicas y judiciales a Israel por el daño causado. “Si es necesario, hay que llamar a consultas al embajador”, añaden las conclusiones. Debe interceder, abundan, para detener “toda demolición” y prestar el apoyo financiero necesario para reconstruir. Hace falta un “plan de respuesta” ante las colonias y comenzar a construir sobre los planes maestros de desarrollo si pasados 18 meses no hay respuesta de Israel, como si de un silencio administrativo positivo se tratase.
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