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Crisis en la península coreana

Kerry intenta desactivar en Asia la crisis con Pyongyang

Estados Unidos y China acuerdan impulsar la desnuclearización de la península coreana

John Kerry junto al presidente chino, Xi Jinping, en Pekín.
John Kerry junto al presidente chino, Xi Jinping, en Pekín.YOHSUKE MIZUNO (AFP)

John Kerry ha concluido este sábado en Pekín la etapa más difícil de su primer viaje a Asia-Pacífico como secretario de Estado estadounidense con el compromiso declarado de Estados Unidos y China de hacer un esfuerzo conjunto para lograr de forma pacífica una península coreana libre de armas nucleares. El jefe de la diplomacia estadounidense se ha entrevistado con el presidente chino, Xi Jinping; el primer ministro, Li Keqiang; el ministro de Exteriores, Wang Yi, y el máximo responsable de la política exterior china, el consejero de Estado Yang Jiechi, en un maratón de encuentros protagonizados por una de las peores crisis que vive la península desde el fin de la guerra de Corea (1950-1953).

Kerry ya había dejado claro en la parada anterior de su gira asiática de cuatro días, en Seúl, el deseo de que China adopte una actitud más activa y presione a Pyongyang para que rebaje la tensión de las últimas semanas y vuelva a la mesa negociadora para poner fin a su programa de armas atómicas. Y parece haber avanzado en su objetivo.

“Somos capaces, Estados Unidos y China, de subrayar nuestro compromiso conjunto de desnuclearización de la península coreana de forma pacífica”, ha asegurado el secretario de Estado junto a Yang, informa Reuters. “Hemos acordado que es de importancia crítica para la estabilidad de la región y, de hecho, para el mundo y para todos nuestros esfuerzos de no proliferación”. Kerry ha dicho que ambos países darán pasos rápido para lograr este objetivo.

Yang ha repetido la posición habitual china de que la crisis debe ser resuelta mediante el diálogo y ha añadido que “China trabajará con todas las partes pertinentes, incluido Estados Unidos, para jugar un papel constructivo en la promoción de las conversaciones a seis bandas y la puesta en práctica equilibrada de los objetivos fijados en la declaración conjunta del 19 de septiembre de 2005”. Las llamadas negociaciones a seis bandas incluyen a Corea del Norte, Estados Unidos, China, Corea del Sur, Rusia y Japón. Kerry tiene previsto viajar mañana a Tokio, última etapa de su viaje.

Pero no será fácil convencer a Pyongyang. El régimen norcoreano ha repetido numerosas veces que no abandonará su programa de armas nucleares, que, el viernes, calificó de “valioso” garante de su seguridad.

Kerry dijo en Seúl el viernes que Washington es partidario de la vía diplomática para acabar con la tensión, pero insistió que el Norte debe dar pasos “significativos” de desnuclearización. Estados Unidos y sus aliados creen que Pyongyang violó un acuerdo de 2005 que ofrecía ayuda a cambio del desmantelamiento del programa de armas nucleares al ejecutar una prueba atómica en 2006 y perseguir un programa de enriquecimiento de uranio.

En su encuentro con Xi Jinping, Kerry ha destacado la sensibilidad del momento actual. “Señor presidente, este es obviamente un momento crítico, con algunos asuntos que suponen un gran desafío, como la situación en la península coreana, el reto de Irán y las armas nucleares, Siria y Oriente Medio, y las economías en el mundo que necesitan un estímulo”, le ha dicho en el Gran Palacio del Pueblo, informa Reuters.

El primer ministro, Li Keqiang, ha asegurado a Kerry que la escalada de tensión coreana no beneficia a nadie y que todas las partes tienen responsabilidad para mantener la paz regional y la estabilidad, según ha informado la televisión estatal china. “Altercados y provocación en la península y en la región dañarán los intereses de todas las partes, que es lo mismo que levantar una piedra solo para dejarla caer en el propio pie”, ha afirmado Li. El ministro Wang Yi ha hecho un llamamiento a la paz, el diálogo y la desnuclearización de la península, según la agencia oficial Xinhua.

La región está sumida en una espiral de tensión desde que el Norte lanzó un cohete en diciembre pasado y realizó la tercera prueba nuclear de su historia en febrero, acciones que fueron castigadas por la ONU con la imposición de nuevas sanciones. Pyongyang replicó a estas y las maniobras militares que están realizando Estados Unidos y Corea del Sur en la zona con un escalada de retórica y represalias, que han ido de la suspensión del armisticio de la guerra de Corea, a la amenaza de ataques atómicos y con misiles, y la reactivación de la central nuclear de Yongbyon, corazón de su programa de armas atómicas.

Los servicios de inteligencia de Estados Unidos y Corea del Sur creen que el Norte está listo para disparar “en cualquier momento” un misil Musudan, que tiene un alcance de 3.000 a 4.000 kilómetros, lo que potencialmente le permitiría golpear Corea del Sur, Japón y la isla estadounidense de Guam, en el Pacífico.

Los expertos afirman que el líder norcoreano, Kim Jong-un, que heredó el poder a la muerte de su padre, Kim Jong-il, en diciembre de 2011, ha incrementado la tensión para llamar la atención de la comunidad internacional, forzar la concesión de ayudas y la celebración de negociaciones para normalizar las relaciones con Washington, y, al mismo tiempo, ganar carisma ante su pueblo.

Para Estados Unidos, la clave a la resolución del conflicto pasa por Pekín. China ha respaldado al país vecino desde la guerra de Corea, y, según Washington, puede ejercer una gran influencia, porque es una fuente vital de suministro de combustible y comercio. “Creo que está claro para todo el mundo que ningún país tiene una relación más cercana o con un impacto más significativo sobre Corea del Norte que China”, dijo Kerry en Seúl. Se estima que Pekín suministra el 90% de las importaciones energéticas del Norte, el 80% de sus productos de consumo y el 45% de sus alimentos, según el Consejo de Relaciones Exteriores, un centro de pensamiento con sede en Nueva York.

Algunos analistas piensan, sin embargo, que la capacidad de influencia china sobre Pyongyang es limitada, y que tampoco tiene mucho interés en modificar el status quo en la península. Las prioridades de Pekín son distintas a las de Washington, e, independientemente de su poder de influencia, los expertos creen que los líderes chinos no van a presionar demasiado a Pyongyang por miedo a desestabilizar el país, lo que podría llevar a millones de norcoreanos a cruzar la frontera común, o incluso provocar el colapso del régimen y a la postre conducir a una Corea reunificada, aliada de Estados Unidos.

Pero los dirigentes chinos está preocupados por la escalda de tensión, que implica inestabilidad en la zona y da una excusa a Washington para potenciar su presencia militar en la región y reforzar sus alianzas con sus socios asiáticos, en el marco de la política del presidente estadounidense, Barack Obama, de reequilibrar la presencia americana en el exterior hacia Asia.

Pero Estados Unidos cree que la posición china con Pyongyang ha comenzado a cambiar. Pekín respaldó las sanciones de la ONU tras el disparo del cohete en diciembre y la prueba atómica en febrero. Hace una semana Xi Jinping, advirtió a Corea del Norte, sin nombrarla, que “no debe permitirse a nadie arrastrar a la región ni al mundo entero al caos por intereses egoístas”, y el día anterior, el ministro de Exteriores, Wang Yi, aseguró que Pekín se opone a “palabras y acciones provocadoras por parte de cualquier lado en la región y no permite que se creen problemas a su puerta”.

Esta semana, ha habido más críticas abiertas. El Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista Chino, publicó el jueves pasado un artículo titulado “Palabras a cuatro naciones sobre las tensiones en la península coreana”, en el que criticaba y al mismo tiempo daba consejos de actuación a Corea del Norte, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón.

“La República Popular Democrática de Corea (nombre oficial de Corea del Norte) tiene muchas razones para reforzar su armamento y su tecnología, y tiene inquietudes legítimas sobre su seguridad nacional; pero no hay razones para violar las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU y emprender pruebas nucleares y lanzamientos de misiles con tecnología balística, que no pueden eludir su responsabilidad en el aumento de tensiones en la península”, espetaba el diario a Pyongyang. “La República Popular Democrática de Corea tiene sus propias circunstancias especiales, necesidades políticas, elección de políticas y estilo de lenguaje político, que son asuntos internos suyos, y el mundo exterior no tiene derecho a interferir en ellos. Pero si sus elecciones y palabras intensifican la tensión en la península coreana y esto afecta a la paz y la estabilidad en la región, entonces se convierten en un asunto internacional. El desarrollo de la situación en la península no seguirá necesariamente según las ideas y expectativas de la República Popular Democrática de Corea”.

Mientras tanto, el comercio entre China y el Norte continúa, y, según Washington, Pekín ha rechazado hasta ahora acabar con los negocios entre sus compañías y las entidades norcoreanas sometidas a sanciones por Estados Unidos El artículo en el Diario del Pueblo acusa, al mismo tiempo, a Estados Unidos de ser una de las causas del conflicto en la península, debido a su política de sanciones, presión y aislamiento del régimen norcoreano desde hace décadas. La agencia Xinhua también ha acusado a Estados Unidos de “avivar el fuego” con el continuo despliegue de aviones de combate, bombarderos y sistemas antimisiles en los mares de Asia oriental y “las gigantescas maniobras militares con sus aliados asiáticos”.

Los expertos creen que el lanzamiento del misil norcoreano podría producirse este domingo o el lunes, 15 de abril, con ocasión del 101 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte y abuelo del actual líder, Kim Jong-un. Kerry ha advertido a Pyongyang que el disparo de un misil sería “un error gigantesco”.

“La marcha de Pyongyang para reforzar sus capacidades nuclear y de misiles durante un periodo de transición (de poder) no es inesperada, aunque es preocupante. Kim Jong-un es un líder joven, no probado, que se ha embarcado en una misión para afirmarse, avivando a las masas para fortalecer su credibilidad. A medida que Pyongyang continúa incrementando el nivel de amenaza, crece también el riesgo de un error de cálculo. Asia nororiental es una de las regiones con más despliegue militar del mundo y las cosas podrían empeorar hasta un punto que sea difícil de controlar”, dice Suzanne DiMaggio, vicepresidenta de Programas de Política Global en Asia Society, una organización no gubernamental con sede en Nueva York que se dedica a difundir el conocimiento sobre Asia. “Si el lanzamiento del misil es un éxito, cambiará el juego porque colocará a Corea del Norte más cerca de tener la capacidad de alcanzar Corea del Sur, Japón y las bases militares estadounidenses en Guam”.

La agencia surcoreana Yonhap ha asegurado este sábado, citando fuentes gubernamentales, que el Norte no ha desplazado ninguna de sus lanzaderas de misiles móviles en los dos últimos días.

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