La sequía dispara los incendios en México
La cifra de hectáreas quemadas en los tres primeros meses del año es la más alta desde 1998
México vive uno de sus peores años de incendios desde que se tienen registros. Según datos preliminares hasta el 25 de marzo de este 2013 la Comisión Nacional Forestal (Conafor) había contabilizado en el país 3.500 siniestros, el triple que el año pasado en el mismo periodo. En total habían ardido 53.500 hectáreas, lo que equivale aproximadamente a la tercera parte de la extensión del Distrito Federal. La cifra es la más alta para ese periodo del año desde 1998, cuando el fenómeno climatológico conocido como El Niño contribuyó a que en tres meses ardieran 98.000 hectáreas.
En estas cifras se computan las 10.000 hectáreas que han ardido esta semana en San Luis Potosí, en el centro del país, según los datos ofrecidas por el propio Estado. Una persona murió por inhalación de monóxido de carbono, otras 400 fueron evacuadas y 13 viviendas quedaron destruidas. Dos personas fueron detenidas como causantes del incendio, al parecer por quemar parcela para replantarlas. Finalmente los fuegos se dieron por apagados al mediodía del martes gracias a la actuación de las brigadas antiincendios y a las lloviznas que han caído esta semana.
La previsión es que la situación se agrave en los dos próximos meses, los más complicados antes de la llegada de la temporada de lluvias. Y que empeore cada día, literalmente. El pasado 22 de marzo, coincidiendo con el Día Mundial del Agua, el director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) recordó que el 38% del territorio nacional sufría algún tipo de sequía. Pero solo cuatro días el porcentaje se había elevado al 43%, según Felipe Arreguín, subdirector técnico del organismo.
“No es tan anormal, hay que entender que el 66% de nuestro territorio es desértico o semidesértico, estamos en la misma franja que el Sahara”, cuenta Arreguín en conversación telefónica con este periódico. “Más graves fueron las sequías que provocaron probablemente la emigración de los mayas o la que hubo durante la Revolución. Pero sí que es un momento muy preocupante: en algunos lugares ha llovido un 40% menos que la media histórica, que computamos desde 1941”, explica. En total, según sus datos, 224 municipios padecen algún grado de sequía (hay 2.457 en el país) y si se suman los que se encaminan a sufrirla, la cifra se eleva a 806.
“Ahora vienen los peores momentos”, reconoce también Juan José González Salazar, responsable de comunicación social de Conafor. Y Alfredo Nolasco Morales, gerente de protección contra incendios forestales de ese organismo, añade que a la sequedad se une a partir de esta época las quemas agropecuarias. Pero ambos confían en el refuerzo que este año se ha hecho de las llamadas brigadas rurales, las encargadas de combatir los incendios. A las 1.298 que trabajan contra el fuego en todo el país, con un total de unos 12.000 combatientes (entre voluntarios y personal de las distintas instituciones) se han unido otras 300, con 3.100 efectivos.
“Las fuentes de información para prevenir o detectar los incendios van desde los informes ciudadanos hasta los vuelos de reconocimiento en las zonas donde es difícil el acceso terrestre”, cuenta Nolasco. Y también el sistema satelital, que detecta los llamados puntos de calor, donde es más probable que se produzca un fuego, y de los cuales se informa a las autoridades locales correspondientes. El número de estos puntos varía enormemente de un día para otro. El pasado 24 de marzo, por ejemplo, había en todo el territorio nacional más de 500 pero el 25 por la tarde se habían reducido a 162. Y el día 26 a las once de la mañana solo detectaba uno.
Estos sistemas de prevención y el refuerzo de las brigadas antiincendios pueden evitar o combatir un fuego. Pero según Arreguín a largo plazo hacen falta otras medidas para mejorar los recursos hídricos, como la construcción de presas. O iniciativas como el decreto que el pasado viernes firmó el presidente mexicano y que prohíbe el llamado “libre alumbramiento”. Hasta entonces en el 45% del territorio nacional se podía construir un pozo y extraer agua libremente. Ahora, para hacerlo en cualquier punto del país habrá que pedir permiso a Conagua.
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