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Los teólogos de la liberación respaldan el inicio del papado de Francisco

Católicos progresistas de América Latina destacan los primeros pasos del Papa pese a su carácter conservador

Alejandro Rebossio
El papa Francisco recibe el miércoles a la presidenta  de Brasil, Dilma Rousseff
El papa Francisco recibe el miércoles a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff Roberto Stuckert Filho (EFE)

En la Iglesia latinoamericana los sectores progresistas siempre han sido minoría, pero una minoría que creció en tiempos de Juan XXIII (1958-1963) y Pablo VI (1963-1978). Después llegó la condena de Juan Pablo II (1978-2005) y su cardenal Joseph Ratzinger a parte de la Teología de la Liberación, y el retroceso de las comunidades eclesiales de base (CEB) y del nombramiento de obispos renovadores. Sin embargo, referentes como el teólogo brasileño Leonardo Boff y el obispo catalán residente en Brasil Pedro Casaldáliga ahora se ilusionan. Francisco era un cardenal conservador pero moderado, y sus primeros gestos como Papa les despertaron esperanzas.

El exsacerdote Boff declaró al semanario alemán Der Spiegel que “hace un par de meses" el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, "aprobó expresamente que una pareja de homosexuales adoptara un niño". En su columna semanal, Boff ha escrito: “Francisco tiene en mente una iglesia fuera de los palacios y de los símbolos del poder. Lo mostró al aparecer en público. Normalmente, los papas y Ratzinger principalmente ponían sobre los hombros la muceta, esa capita corta bordada en oro que sólo los emperadores podían usar. El papa Francisco llegó sólo vestido de blanco. En su discurso inaugural se destacan tres puntos. El primero: dijo que quiere ‘presidir en la caridad’, algo que pedían los mejores teólogos del ecumenismo. El Papa no debe presidir como un monarca absoluto. Según Jesús, debe presidir en el amor. El segundo: dio centralidad al Pueblo de Dios, como destaca el Concilio Vaticano II (1962-1965), pero dejado de lado por los dos papas anteriores en favor de la jerarquía. El papa Francisco pide humildemente al pueblo de Dios que rece por él y lo bendiga. Sólo después él bendecirá al pueblo de Dios. Pide que le ayuden a construir un camino juntos. Por último, evitó todo espectáculo de la figura del papa. No extendió ambos brazos para saludar a la gente. Se quedó inmóvil, serio y sobrio, yo diría, casi asustado. Solamente se veía una figura blanca que saludaba con cariño a la gente. Es un Papa que viene del Gran Sur, donde están los más pobres de la humanidad y donde vive el 60% de los católicos. Con su experiencia como pastor, con una nueva visión de las cosas, desde abajo, podrá reformar la Curia, descentralizar la administración y dar un rostro nuevo y creíble a la Iglesia”.

Casaldáliga, de 85 años, que debió mudarse de pueblo en diciembre pasado ante las amenazas de muerte que recibió por defender a indígenas del estado de Mato Grosso, temía que fuera otro el sucesor de Benedicto XVI. “La elección significa un cambio en la persona del papa. Evidentemente, un papa solo no es la Iglesia, sino que es una responsabilidad de todos”, declaró Casaldáliga, que espera que Francisco adopte medidas importantes.

En diálogo con el periódico O Globo, elogió la simplicidad del nuevo pontífice, su espíritu evangelizador y el simbolismo del primer gesto de inclinarse delante de la gente que lo aguardaba en la plaza de San Pedro. Aunque recordó el tiempo sombrío de la Iglesia de Argentina en la última dictadura militar de ese país (1976-1983), se esperanzó con cambios en la curia romana.

En El Salvador, el jesuita español Jon Sobrino advirtió en una entrevista al periódico Deia que “Bergoglio, superior de los jesuitas de Argentina en los años de mayor represión del genocidio cívico-militar, tuvo un alejamiento de la Iglesia popular, comprometida con los pobres, no fue un (Óscar) Romero”. Sin embargo, destacó “signos pequeños pero claros” de "la sencillez y la humildad" del nuevo papa y deseó que “crezcan como signos grandes”.

El jesuita español Jon Sobrino ve  “signos pequeños pero claros” de "la sencillez y la humildad" del nuevo papa, que desea “crezcan como signos grandes”.

Uno de los pocos obispos argentinos que se enfrentó públicamente con el régimen, Miguel Hesayne, elogió a Francisco: “Es austero por seguir los pasos de Jesús. Siempre fue generoso y valiente”. Hesayne negó cualquier “vinculación” de Bergoglio con la dictadura y su supuesta colaboración en el secuestro de dos curas jesuitas: “En la época no era obispo para poderlo publicitar, pero sí los buscó por todos los medios. Es por eso que creo firmemente que (la acusación) es una grave calumnia. Alguien que quería tener una entrevista con Bergoglio el día en que fueron capturados (Orlando) Yorio y (Francisco) Jalics lo encontró en ese momento llorando y decía: ‘Me han secuestrado a Yorio y Jalics’”.

El coordinador del Grupo de Curas en Opción por los Pobres de Argentina, Eduardo de la Serna, no se entusiasma tanto, pero rescata que “dentro de las candidaturas que sonaban Bergoglio es Maradona, Messi y Cristiano Ronaldo juntos”. “En el tema de compromiso liberador con los pobres, continúa en la misma línea (conservadora). En el tema derechos humanos, pesa sobre él la sombra de los dos jesuitas desaparecidos. No es probable que sea un papa de avanzada. Hay cosas que a muchos preocupan y que no creo que sean para él temas principales, como la comunión de los divorciados, los temas de la homosexualidad y el aborto. Tampoco creo que haya cambios en el papel de la mujer dentro de la Iglesia. En cambio, podemos esperar gestos de cercanía. Bien podría ser que, sin cambiar la doctrina, tuviera gestos de acercamiento a divorciados o aún a travestís. Bergoglio ha lavado los pies de enfermos de sida y bendijo a cartoneros (recolectores informales de residuos). Son cosas positivas, después de un papa tan lejano como Benedicto XVI, que nunca vio un pobre en su vida”, declaró De la Serna al periódico Página/12.

Víctor Codina, teólogo español que vive en Bolivia, reconoce que su actuación como provincial jesuita de Argentina “no fue fácil tanto por las tensiones eclesiales del posconcilio como por el contexto del proceso militar argentino”. “Su etapa pastoral como obispo y cardenal ha sido muy alabada por su trabajo pastoral, austeridad, sencillez, cercanía a los pobres, atención al clero, profetismo ante el gobierno en momentos clave. Como obispo de Roma seguramente nos sorprenderá no solo con gestos simbólicos con claro sentido evangélico , sino con reformas y tomas de decisiones audaces y proféticas en el crítico momento de la Iglesia actual”, se ilusiona Codina.

El sacerdote José Marins y la monja Teolide Trevisán, brasileños que promueven las CEB en toda América, conocieron a Bergoglio y han escrito que lo recuerdan como “un hombre sencillo, al cual uno puede acercarse y hablarle como a un ser humano de carne y hueso”. “Su visión eclesial no ha sido retrógrada. En los temas morales mantiene lo afirmado actualmente por la Iglesia: está contra el aborto, matrimonios gais... , pero condenó a curas que no querían bautizar a los hijos de los que no estaban casados por la Iglesia. Aprobó cambios litúrgicos, pues el Vaticano II dejó a cargo de las iglesias locales algunas adaptaciones en materia. Sabemos que también hay grupos en Argentina que le achacan no haber protegido al jesuita Yorio y su compañero. Otros dicen que nunca se pudo probar que él tuvo culpa en eso. No tenemos elementos para juzgar sobre eso. Lo que a todos nos ha impresionado es que el colegio de cardenales lo escogiera como papa. Lo que vimos: presentarse como obispo de Roma, como el que está al servicio de los hermanos, y no como una autoridad arriba del episcopado; la actitud de hablar de 'nosotros' y no 'yo'; rezar junto con todos la oración que Jesús nos enseñó (Padrenuestro), escoger el nombre de Francisco... Ponemos mucha esperanza en este pontificado”, escribieron Marins y la llamada hermana Teo.

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