El juicio contra Ríos Montt en Guatemala arranca pese a las argucias de la defensa
El exgeneral cambia de abogados e intenta, sin éxito, retrasar la vista con recursos. Cientos de personas protestan a la entrada del tribunal donde se juzga por genocidio al dictador, de 86 años
En medio de una creciente expectación, a las ocho y media de la mañana (15.30, hora peninsular española) de este martes, ha empezado uno de los procesos judiciales más esperados en la historia de Guatemala: el juicio al exdictador Efraín Ríos Montt, acusado de genocidio y delitos de lesa humanidad, cometidos durante su mandato de facto entre el 23 de marzo de 1982 y el 8 de agosto de 1983.
Desde el inicio mismo del proceso, los defensores del viejo general mostraron su determinación de evitar que Ríos sea juzgado. En su primera intervención, se anunció un cambio en la defensa, a partir de ahora a cargo del letrado Francisco García Gudiel, quien pidió que la audiencia fuera suspendida durante cinco días, para conocer "en detalle los términos de la denuncia".
La jueza Barrios rechazó la petición, al considerar que el nuevo letrado, al aceptar la defensa, debía estar en conocimiento del caso. Al respecto, el hasta hoy defensor de Ríos, el ex comandante guerrillero Danilo Rodríguez, visiblemente molesto, ha declarado que recibió el aviso de que prescindían de sus servicios esta misma mañana, justo cuando llegaba al juzgado. “Decididamente, es una estrategia para evitar el debate”, ha dicho Rodríguez, quien puntualizó que el propio Ríos lo llamó por teléfono para comunicarle escuetamente: “he decidido la sustitución de mi equipo de defensa”.
La vista ha reunido en la Plaza de los Derechos del Hombre, donde se ubica el Tribunal, a unas 1.500 personas, entre familiares de las víctimas, expatrulleros de autodefensa civil (civiles movilizados para las labores de exterminio), que llegaron para apoyar a su líder. Entre los familiares de las víctimas se oían argumentos que apuntaban al hecho de que sentar a Ríos en el Banquillo, “permitirá conocer la verdad”, algo que se traducirá en “el fortalecimiento de la justicia y el fin de la impunidad en Guatemala”.
Mientras el juicio continuaba en ese tira y afloja entre la defensa y el Tribunal, la hija del militar, Zury Ríos, en primera fila, ha afirmado que la serenidad que muestra su padre obedece a que “todos los días se reúnen para orar por Guatemala y para dar gracias a Dios por la vida”. Ha añadido que esperan que en el proceso prime la justicia con mayúscula”, lejos de el revanchismo político.
Siempre en primera fila y separada por pocos metros de la señora Ríos, Rigoberta Menchú ha comentado que “hoy es un día extraordinario”, en la medida que marca el “fin del ciclo del dolor” para los pueblos mayas. Ha recordado que, si bien hoy se juzgan crímenes contra la etnia Ixil (Quiché, norte), “la represión contra los indígenas fue generalizada”.
La diputada Nineth Montenegro, fundadora del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM, el equivalente local a las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina), ha comentado que este juicio permitirá a los guatemaltecos “cerrar el duelo” que dejaron los 36 años de guerra civil.
El también congresista Carlos Mejía, de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG, antigua guerrilla), ha denunciado que tiene noticias de un intento de movilización de las paramiliatres Patrullas de Autodefensa Civil, afines a Ríos y a los sectores más intransigentes del Ejército, lo que podría desvirtuar el proceso y abrir las viejas heridas. “Guatemala perdería con ello”, ha subrayado.
En tanto, el representante en Guatemala del Alto Comisionado de la ONU en materia de derechos humanos, Alberto Brumori,ha pedido a los guatemaltecos “respetar el veredicto final, sea cual sea”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.