Maduro afronta la transición con el ojo puesto en el Ejército
El heredero de Chávez tiene el reto de mantener la estabilidad en las Fuerzas Armadas y buscar consensos en los sectores más radicales del partido
El chavismo ha conseguido hasta ahora mantener prietas las filas y volcarse con el único hombre al que Hugo Chávez nombró de forma “firme, plena, como la luna llena, irrevocable, absoluta, total” candidato presidencial en caso de que él muriera. Y Nicolás Maduro ha cumplido con lo que de él se espera. Pero sus fieles atisban dos puntos posibles de fricción: los sectores más radicales del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y, sobre todo, algún sector del Ejército que intentará formar parte del juego político que se avecina.
“En cuanto al partido, existen grupos pequeños muy radicales que ya advirtieron que no reconocerían más liderazgo que el de Chávez. Algunos, como La Piedrita, están muy vinculados al presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, con lo cual no habrá problemas porque él conseguirá reconducirlos. Otros movimientos, como el de los Tupamaro, van por libre. Y el Partido Comunista de Venezuela también advirtió que no reconocería a nadie más que a Chávez. La fuerza política de esos grupos es muy reducida, pero la repercusión que podrían tener en los medios antichavistas es grande. Y eso es lo que se teme”, indica una fuente próxima al Gobierno.
La otra asignatura pendiente de Maduro, la más importante, es el Ejército. “Hay facciones que podrían esperar un reconocimiento en el nuevo reparto de poderes”, indica la misma fuente. “No tienen otra opción sino reconocer a Maduro. Pero hay, por ejemplo, varios generales reclamados por EE UU que querrán tener garantías de que Maduro los va a respaldar de la misma forma en que lo hizo Chávez". Entre esos oficiales se encuentran algunos a los que Washington asocia con la guerrilla de las FARC y otros con el narcotráfico. Uno de ellos es Henry Rangel Silva, a quien Chávez ascendió en 2010 a Jefe del Comando de Operación Estratégica de la Fuerza Armada, con rango de general, a pesar de que dos años antes EE UU lo había reclamado. Para tranquilizar los ánimos de esos oficiales será clave la ayuda que pueda prestarle a Maduro el antiguo militar, Diosdado Cabello.
Maduro tiene fama entre los oficialistas de bonachón, sencillo, dialogante. Sin embargo, desde que Chávez viajó a Cuba el 9 de diciembre su discurso se volvió más virulento y agresivo. “Nosotros le hemos advertido que ese lenguaje no va con él, que no es creíble”, indica un asesor que trabaja para una consultora vinculada al Gobierno. “Pero él tiene varios asesores. Y el martes se equivocó al decir que EE UU provocó la inoculación del cáncer en Chávez. Ese día era el día del presidente, no podía haber ningún otro titular”.
Un antiguo colaborador de Maduro destaca que aunque su capacidad de mando dista mucho de la que tenía Chávez, el actual vicepresidente no solo destacó por su lealtad sin fisuras sino que demostró una gran capacidad operativa como canciller; supo moverse muy bien entre los pasillos y “a pesar de ser algo tosco en sus formas”, logró reformar la Escuela Diplomática de Venezuela, modernizarla y darle estabilidad.
A medio plazo su objetivo será, ni más ni menos, hacer que Venezuela funcione. “Tras el golpe de Estado de 2002, Chávez prefirió rodearse de los más leales antes que de los más valiosos. Pero en sus últimos mensajes el presidente insistió mucho en la eficacia”, indica el citado asesor. “Se hicieron muchas camisetas con el lema eficacia o nada. Por eso, en los últimos meses Maduro ha querido rodearse de buenos gestores, como la ministra de Presidencia, Carmen Meléndez, o la de Salud, Eugenia Sader. La gente ya aprendió a reclamar sus derechos, ahora lo que quieren es que no haya cortes de luz y que las carreteras no se llenen de agujeros".
El otro gran reto para Maduro llegará en las relaciones Exteriores, sobre todo con Cuba, Teherán, Brasil y China. "Es muy significativo que el representante que China ha enviado al funeral sea el máximo responsable económico ", indica la citada fuente próxima al Gobierno. "Pero la agenda con China es bastante más importante de lo que se conoce públicamente, no se limita solo al comercio. En el Ejército venezolano también hay bastantes colaboradores chinos".
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