Miles de manifestantes claman contra la austeridad en el centro de Bruselas
El principal malestar deriva de la congelación salarial que ha decretado el Gobierno para 2013 y 2014
“Nosotros producimos; ellos se lo embolsan. Hagámosles pagar”. Con referencias como esta a los millonarios y numerosos ataques al Gobierno por los recortes aplicados, decenas de miles de manifestantes han marchado durante toda la mañana por las calles del centro de Bruselas. Convocados por los tres grandes sindicatos del país, los trabajadores —entre 30.000 y 40.000 según los organizadores— rechazan las medidas de austeridad que ha empezado a aplicar el Ejecutivo belga y colocan a España como ejemplo negativo de los recortes que atenazan a Europa.
El principal malestar deriva de la congelación salarial que ha decretado el Gobierno para 2013 y 2014, una medida que en España no sería posible, pues el Ejecutivo solo tiene capacidad para fijar el salario mínimo y el de los funcionarios, pero no los del sector privado. “Estamos contra el Gobierno, contra un Partido Socialista que se dice de izquierdas pero que está adoptando medidas como las de España”, se queja Baudouin Louis, militante comunista que reparte octavillas en la manifestación. Delante de un puesto donde varios ciudadanos piden, micrófono en mano, que los ricos paguen más impuestos, Louis se queja de que esta “no es la Europa social, sino la de las finanzas”.
Además de congelarlos, el Ejecutivo pretende alterar la revalorización automática de los sueldos en función de la inflación, de forma que el aumento sea menor que el actual. Bélgica es uno de los pocos países europeos que disponen de esta cláusula —también España, a través de los convenios colectivos— para alinear las remuneraciones con el nivel de vida y evitar la pérdida de poder adquisitivo. “No son los salarios los que son elevados, sino el nivel de vida”, se queja Mohamed Akim, un trabajador de Ford en la fábrica de Lieja. Akim protesta contra los despidos que se están produciendo en esa planta y la amenaza que pende sobre sus cabezas después de que Ford se haya planteado trasladar parte de la producción precisamente a Valencia. Este manifestante, a la cabeza de la marcha, defiende “a los camaradas españoles”, pero recuerda que la planta de Lieja “ha recibido mucho dinero del Gobierno belga”.
La protesta se ha desarrollado sin incidentes y el transporte público ha funcionado durante toda la mañana, aunque con bastantes alteraciones en los autobuses y menos frecuencia de la habitual en metros y tranvías. Los manifestantes preparan el terreno para otra gran movilización europea, que harán coincidir con la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, el 14 de marzo.
Más allá de las remuneraciones en el sector privado, los tres grandes sindicatos (CSC, FGTB y CGSLB) piden una subida del salario mínimo (en Bélgica es de 1.500 euros al mes, frente a los 645 euros de España) y de otras rentas públicas como las prestaciones por desempleo y las pensiones. Christian Panier, un antiguo juez ya retirado, y receptor de una pensión, admite que su situación no es mala, pero se manifiesta por los retrocesos sociales que están por venir. “Tengo hijos y no sé qué futuro les espera si se siguen aplicando recortes de este tipo”, confiesa.
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