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Los países con rehenes arremeten contra la opacidad de la operación

Cameron lamenta haber sido informado del asalto cuando este estaba en curso

Foto: overonaelpais | Vídeo: Reuters - Live

Antes de que acabara el asalto a la planta de gas, el presidente francés, François Hollande, ha reconocido este jueves que los hechos “parecían desarrollarse en condiciones dramáticas”. Hollande añadió que las autoridades de Argel le estaban informando regularmente de la situación, pero que no disponía “de datos suficientes para hacer una valoración”. El primer ministro británico, David Cameron, solo fue informado en cambio cuando la operación militar estaba en curso. El secretismo que rodeó la acción provocó ayer preocupación y veladas críticas por parte de Reino Unido, Estados Unidos, Noruega y Japón, países con nacionales secuestrados en In Amenas.

El jefe del Estado francés reconoció estar viviendo un momento “de excepcional intensidad”, y añadió que en el secuestro había personas de “muchas nacionalidades”, sin querer confirmar si había ciudadanos franceses. Según la visión de Hollande, el secuestro masivo atribuido a un grupo escindido de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) supone una extensión del conflicto de Malí al país vecino, y justifica, afirmó, “todavía más la decisión que he tomado en nombre de Francia de socorrer a Malí”.

El presidente francés, usando el tono solemne de estos últimos días, intentó dar muestra de firmeza y prudencia, y recordó que la ayuda a Bamako se ha activado siguiendo estrictamente la legalidad internacional “y la Carta de Naciones Unidas”, tras la petición de ayuda lanzada por el presidente maliense. “Nuestra intervención trata de frenar una agresión terrorista y de permitir a los africanos movilizarse para preservar la integridad de Malí”. La doctrina de Hollande es que su administración ha dejado atrás los hábitos de la “Françafrique”, término despectivo que describe la complicidad neocolonialista de Francia con los dictadores africanos para esquilmar las materias primas de la zona.

Estados Unidos, Reino Unido, Noruega y Japón encajaron con preocupación las informaciones. Entre veladas críticas y petición de explicaciones, Reino Unido admitió que no fue informado “con antelación” de la decisión del Gobierno de Argel de intervenir militarmente en la planta, informó un portavoz del primer ministro, David Cameron. Estados Unidos pidió explicaciones a Argel sobre las circunstancias en que se desarrolló la acción, mientras que Noruega mostró su inquietud por las “confusas informaciones” sobre el mismo, informa la agencia Efe.

La decisión de David Cameron de suspender su anunciado discurso sobre la UE, previsto para hoy en Holanda —uno de los países que ven con más simpatía su intento de recuperar parte de su soberanía cedida a Bruselas—, pudo verse influida por el hecho de que “fue informado de que la operación militar ya estaba en curso cuando telefoneó al primer ministro argelino a las 11.00 horas GMT”, reveló un portavoz de Downing Street.

Noruega, cuya empresa Statoil opera la planta de In Amenas junto con la británica BP y la argelina Sonatrach, se limitó a lamentar que la situación en torno al asalto era “muy confusa”. Oslo tiene nueve trabajadores en In Amenas, cuyo paradero se desconoce. En Tokio, el canciller japonés, Fumio Kishida, y el subsecretario de Estado de EEUU para Asia-Pacífico, Kurt Campbell, acordaron cooperar estrechamente en torno a la acción. El diplomático estadounidense, de visita en Japón, explicó que ambos países intercambian información de manera continua tras conocerse la situación en el país norteafricano, que calificó de “muy grave”.

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