El exilio cubano ve con escepticismo la reforma migratoria de Castro
Según congresistas cubano-estadounidenses, esta flexibilización podría poner en riesgo los beneficios que actualmente reciben los inmigrantes de la isla a través de la Ley de Ajuste Cubano
“¡Sabemos lo que hacemos y queremos demostrárselo!”, dice el eslogan de la agencia de viajes Las palmas de Cuba, en la calle Siete de Miami. El consejo de la agencia para los cubano-estadounidenses que acudieron el martes a comprar sus billetes para viajar a la isla es que aún no se fíen de la reforma migratoria aprobada en diciembre por Raúl Castro y vigente desde este lunes que, salvo excepciones, permitiría a los cubanos residentes en la isla viajar fuera del país sin solicitar la “carta blanca” de permiso y a los cubanos del exilio, volver a su país aun cuando hayan salido de éste ilegalmente. “Pide tu visa como siempre lo has hecho, no sea que cuando llegues al aeropuerto de allá, te viren [te devuelvan] y luego no te dejen entrar por dos años”, dijo una de las vendedoras a un cliente deseoso de ir a visitar a su familia en Pinar del Río. Él, por las dudas, acató la recomendación.
El exilio cubano del sur del Estado de Florida de momento mira con escepticismo la nueva política migratoria de Cuba, que establece que, con excepción de los cuadros más valorados por el Gobierno, podrán viajar al extranjero los cubanos que posean pasaporte y visa del país de destino, en los casos que sea requerida. Los más moderados valoran la reforma como positiva en términos generales, pero aguardan resultados con cierta desconfianza. Para los congresistas cubano-estadounidenses, esta flexibilización podría poner en riesgo los beneficios que actualmente reciben los inmigrantes de la isla a través de la Ley de Ajuste Cubano, que fue promulgada en 1966 y permite a los cubanos que logran entrar en Estados Unidos obtener la residencia permanente transcurridos un año y un día de su llegada. Y la opinión del ala más crítica del exilio es que esta medida podría atraer a las costas de Florida a una ola de inmigrantes “rojos”, escogidos por el régimen de los Castro, con “perturbadoras” consecuencias políticas y económicas.
“Dándole un espacio a la buena voluntad, creo que es un paso positivo el hecho de que se debata el tema migratorio que ha mantenido dividida a la familia cubana y ha causado mucho dolor”, ha dicho a EL PAÍS Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia, establecido en Miami. “A algunos opositores que hasta ahora les había sido vedada la salida de Cuba, se les va a reconocer el derecho que tienen a salir y regresar a su país, pero eso es algo que está por verse”, sostiene Sánchez, quien dejó la isla hace 45 años, cuando tenía 10, y desde entonces no ha podido volver. Lo que le falta a esta reforma, dice, es que a quienes se oponen al castrismo desde el exilio, como él, también se les permita regresar.
Los congresistas de origen cubano por el Estado de Florida, Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen, afirman que la reforma de los Castro podría conducir a que se considere la eliminación de la Ley de Ajuste Cubano, bajo la premisa de que ya no existiría una situación de persecución que impida a los cubanos volver a su país. “Ocasionalmente hay miembros del Congreso que presentan proyectos de ley para eliminar la Ley de Ajuste Cubano (…) Nuestros colegas siempre insisten que si vienen a Estados Unidos y los dejamos entrar es debido a la circunstancia especial de que se les ha perseguido. Entonces si regresan a Cuba, ¿no se les está persiguiendo?”, ha dicho Díaz-Balart este martes. La opinión del congresista es que tras la reforma aprobada en La Habana hay un interés económico concreto: “Lo que están tratando de hacer es crear una válvula de escape, pero también esperan que la gente [los cubanos-estadounidenses] que recibe beneficios, fondos del contribuyente, regrese para usarlos y gastarlos en la isla”.
Según los acuerdos migratorios vigentes, Estados Unidos debe otorgar hasta 20.000 visas a cubanos anualmente. Solo en 2012, un total de 1.155 cubanos fueron interceptados por la guardia costera estadounidense cuando trataban de alcanzar en balsa y de forma ilegal las costas de Florida.
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