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El poder del monedero

Lluís Bassets

El abismo fiscal que Obama ha conseguido saltar el primer día del nuevo año es hijo directo de la crisis de gobernanza que aqueja a las democracias representativas, pero nieto y heredero legítimo del llamado poder del monedero, el mecanismo que está en el origen mismo del parlamentarismo.

Sin la polarización entre demócratas y republicanos, sin el empecinamiento en mantener congelados los impuestos mientras aumenta el gasto en defensa y sin el boicot a Obama por parte de la derecha entera, no se habría alcanzado la situación límite que ha estado a punto de hundir la economía de Estados Unidos, gracias a un recorte automático del gasto público y a un simultáneo incremento de impuestos para todos.

Es una ironía que la máxima institución representativa de la democracia más emblemática mantenga como herramienta de su acción política un poder que caracterizó a los parlamentos medievales, convocados por los monarcas con el único y materialista objetivo de recaudar impuestos. Las sesiones de aquellas instituciones representativas, entonces ajenas al sufragio universal, se alargaban en unas tediosas negociaciones en las que se trocaban privilegios por gabelas, tributos, gravámenes y tasas.

El pulso entre el rey y el parlamento no siempre terminaba bien. Muchas revoluciones, la propia independencia americana entre otras, se han tejido en la pelea entre los dos poderes. Tras su victoria sobre los republicanos ante el abismo fiscal, Obama ha decidido enrocarse de cara a la ampliación del techo de deuda que debe aprobarse dentro de dos meses.

Su propósito es no mover ni una pestaña ante las exigencias de los congresistas republicanos, que quieren recortes en gasto social si el presidente no quiere quedarse sin capacidad de endeudamiento. Si no les tiemblan las piernas, a principios de marzo se abrirá un nuevo abismo, esta vez en forma de suspensión de pagos.

El techo de deuda es un mecanismo reciente, pero también está vinculado al poder del monedero. Hasta 1917, el Gobierno debía pedir autorización al Congreso cada vez que emitía deuda. George W. Bush obtuvo un mayor techo de deuda siete veces y Obama cuatro, que ahora serán cinco. El sistema requiere reformas para evitar una y otra vez amenazas apocalípticas de colapso, pero el poder del monedero no puede ni va a desaparecer. Un Congreso que no lo tuviera sería un león desdentado, y el equilibrio de poderes, fundamental para la democracia, recibiría un golpe mortal.

Comentarios

El poder del monedero o la plutocracia. Esta es la manzana de la discordia que pone en entredicho la tan ensalzada democracia que se exhibe pomposa ante los regímenes totalitarios, donde dos partidos ponen en ascuas al pueblo cada ves que se la quieren lucir , un imperio no se derrumba desde afuera, si no el mismo desde dentro. Se repite lo de roma.
Por mucho que lo esquiven o la sociedad americana haga oídos sordos la dura realidad es que es un país quebrado, y cuando los bonos de USA se disparen y nadie quiera comprar sus papeles van a tener un serio problema.
Lo que a mí más me sorprende es que no se le de la misma importancia mediática, de compromiso entre los dos partidos y de interés mundial, a la regulación de la economía financiera. Esta crisis se debe, en gran medida, al grado de descontrol al que ha llegado la economía financiera, donde casi la mitad de los movimientos que se realizan a diário NO tienen ningún control (ni, por tanto, pagan impuestos), donde solo el 5% del dinero que se mueve va a financiar a la economía productiva, y ante todo eso el Sr. Obama no dice ni pío, y todos pendientes de que cuadren su presupuesto en Estados Unidos. Mientras tanto, la economía mundial es, no ya un casino como suele decirse, sino una ruleta rusa. ¿Por qué apenas se le da importancia a esto?. Leer este artículo: http://www.otraspoliticas.com/politica/cuando-la-avaricia-y-la-negligencia-rompan-el-saco
La deuda de los Estados Unidos y el techo de la deuda. La deuda supera los 16 billones de dólares. 110% PIB. Es decir un año dedicado toda la producción de los EE UU no llegaría para pagarla. Esta deuda aumenta 2 millones por minuto. Es una broma o una tomadura de pelo decir que la economía de EE UU ha estado a punto de hundirse por, ¡la negativa de la derecha en aumentar el techo de deuda! ¡¡¡¡La negativa de la derecha…!!!! Estados Unidos es un país hipercapitalista hiperderechista, no existe ninguna otra posibilidad de gobierno ni de ideología posible. En esta democracia, completamente tomada por el capital, no hay más que una elección posible. Las familias políticas (dos, republicanos y demócratas, rojos y azules), se reparten el poder aplicando exactamente la misma política económica, solo con matices que no podemos, si somos honestos, interpretar como diferencias ideológicas. Hagan ustedes del favor de consultar ( http://demonocracy.info/ ) para tener una idea de lo que se está diciendo. EE UU tiene un sistema democrático de elecciones bipartidista. Su democracia no da para más posibilidades. La libertad es el derecho a elegir, pero si en una estantería solo tenemos dos productos; azul y rojo, nuestra libertad está en realidad reducida a la mínima expresión posible. En este escenario hablar de ideología de ¡derecha!, son ganas de confundir al lector.
Pero los auténticos amos del dinero son los que menos cuentan a la hora de que se tomen las decisiones monetarias. Llenan los bolsillos comunes pero no se vacían pensando en ellos, no de manera prioritaria, más bien porque pasan por allí y se topan con ellos. Hablo de los ciudadanos. Quienes gobiernan deciden, no tanto en clave de los auténticos amos del dinero como en la clave de qué puede beneficiar más a su grupo, o peor, que puede perjudicar más al contrario.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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