El Congreso de EE UU se renueva con el desafío pendiente del ‘abismo fiscal’
El republicano John Boehner, reelegido presidente de la Cámara de Representantes
El Capitolio se renovó este jueves para, en líneas generales, seguir siendo lo que ha sido hasta la fecha: un poder legislativo profundamente dividido. Los demócratas siguen controlando el Senado y los republicanos dominan la Cámara de Representantes, con pérdida general de escaños conservadores. En el horizonte inmediato, tres nuevas negociaciones potencialmente tan problemáticas como el abismo fiscal: 110.000 millones en recortes del gasto del Estado, el tope del endeudamiento público y una nueva ley para la financiación del Gobierno federal. Este Congreso, el número 113, es, además, el más diverso en la historia de la nación, con notables avances, sobre todo, de mujeres, gais y minorías raciales.
El republicano John Boehner fue reelegido presidente de la Cámara de Representantes, con un pequeño número de defecciones entre sus filas. Los republicanos que no votaron por él lo hicieron como castigo, ya que Boehner apoyó el pacto alcanzado por la Casa Blanca y el Senado el 1 de enero para evitar el abismo fiscal, en contra del criterio de más del 60% de su bancada.
No será este un arranque de legislatura apacible para Boehner, quien decidió, en las últimas horas del anterior Congreso, posponer la votación sobre un paquete de ayudas, en concepto de 60.000 millones de dólares, a los damnificados por el huracán Sandy. Los legisladores de los Estados afectados, como Nueva York o Nueva Jersey, le criticaron duramente por ello. “Debería avergonzarse”, dijo el miércoles el gobernador de este último estado, el republicano Chris Christie, “debería hacer su trabajo y ayudar de verdad a la gente de este país”.
En las elecciones de noviembre, los republicanos perdieron terreno en ambas cámaras. En la Cámara de Representantes tienen nueve escaños menos que en el inicio del anterior Congreso. En el Senado han retrocedido dos escaños. El principal damnificado: el grupo ultraconservador del Tea Party, que sufrió notables pérdidas en los comicios. Aun así, a pesar de la marcha de algunos de sus adalides, como el representante por Florida Allen West, los ultras que quedan en el Congreso aun tienen la capacidad de entorpecer votos y negociaciones, para imponer algunas de sus ideas sobre el ala moderada de su partido, a la que se adscribe Boehner.
Entre los damnificados del Tea Party se halla el ya exsenador por Massachusetts Scott Brown, que en 2010 ocupó su escaño en sustitución del fallecido Ted Kennedy. Le dio este jueves el relevo a la nueva gran dama de la izquierda norteamericana, Elizabeth Warren, una de las más firmes defensoras de poner límites a los excesos del sector bancario. Durante la campaña electoral, esta llegó a decir que había creado “los cimientos intelectuales” del movimiento Ocupa Wall Street. Ahora ocupará un escaño en el Comité Bancario del Senado, desde el que avanzará su agenda de protección del consumidor.
Este es el Capitolio con mayor diversidad de cuantos se han formado. Hay 100 legisladoras mujeres, 43 afroamericanos, 31 hispanos, 12 personas de raza asiática y siete gais o bisexuales. Las minorías son, de hecho, mayoría entre los demócratas en la Cámara de Representantes. Por primera vez, en esa bancada, los varones de raza blanca y filiación cristiana son una minoría. Hay en la Cámara, por primera vez, dos mujeres que han servido en el frente de guerra: Tammy Duckworth, de Illinois, y Tulsi Gabbard, de Hawai. Kyrsten Sinema, de Arizona, es la primera representante declaradamente bisexual, y, toda una novedad en EE UU, se define como no creyente.
Esta nueva legislatura marca un punto de inflexión para el movimiento de avance de los derechos de los gais. No solo hay una senadora abiertamente lesbiana, Tammy Baldwin de Wisconsin, sino una cifra récord de seis representantes gais, justo en el contexto de un incremento de los Estados que han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo. Son ya nueve, más la capital federal, el Distrito de Columbia.
La legislatura durará dos años, hasta las elecciones de 2014 en las que se renovará la totalidad de la Cámara y un tercio del Senado. En su segundo mandato, el presidente Obama intentará que el Congreso apruebe una reforma migratoria que solucione el problema de los 11 millones de sin papeles que viven en EE UU y cambios a las leyes de tenencia de armas para evitar masacres como la ocurrida en Connecticut el mes pasado, en la que murieron 20 niños y siete adultos.
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