La Cumbre de Cádiz pone las bases para “refundar” la comunidad iberoamericana
Las reuniones de mandatarios serán bienales desde 2013 y México las acogerá en 2015
Desde el segundo piso del patio interior del Palacio de Congresos de Cádiz, una antigua fábrica de tabacos, el príncipe Felipe observaba atentamente la escena: los mandatarios reunidos para la foto de familia de la cumbre iberoamericana aguardaban al Rey. Tras unos minutos de expectación apareció, sonriente y apoyado en dos muletas, y fue recibido con un cariñoso aplauso, como el viernes por la noche, cuando sorprendió con un anuncio inesperado: la semana que viene se someterá a una nueva operación de cadera. Hasta aquí llegó el rey de España: 22 cumbres desde 1991. Cádiz ha sido su despedida y no necesariamente porque sea la última. Si supera sus problemas mecánicos, como él mismo los denomina, estará en Panamá dentro de un año. Pero ya no será el anfitrión, el alma de una comunidad iberoamericana que se ha mantenido en pie contra viento y marea. Cuando en 2015 se reanuden unas cumbres que a partir de 2013 pasarán a ser bienales —alternándose con las que celebran la UE y América Latina— el príncipe, que en Cádiz ha sido espectador, tendrá que asumir mayor protagonismo.
Todos están de acuerdo en que la comunidad iberoamericana necesita un nuevo impulso; “un proceso de refundación y revitalización” como lo llamó el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. Y eso pasa por un periodo de reflexión y un respiro. La reflexión correrá a cargo de un comité de sabios integrado por el expresidente chileno Ricardo Lagos, la canciller mexicana, Patricia Espinosa, y el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias.
Según el mandato aprobado ayer, la comisión deberá presentar una propuesta sobre la periodicidad de las cumbres y su formato, la estructura de la Secretaría General y el reparto de cuotas (España paga ahora más del 60% de los gastos). Además, habrá que elegir al sustituto de Iglesias, de 81 años y siete como secretario general, que en octubre próximo concluye su mandato.
Sin Iglesias y con dos años de paréntesis tras la cumbre de Panamá, el riesgo de que la comunidad iberoamericana languidezca hasta desaparecer es muy alto. Para conjurarlo, se trata de que un país importante tome el testigo en la cumbre refundacional de 2015. Y nadie mejor que México, que albergó la primera reunión de jefes de Estado y Gobierno en Guadalajara hace 22 años. Ya se ha sondeado al nuevo presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y su disposición es favorable. Respecto al sucesor de Iglesias, aunque hay un año para elegirlo, se barajan nombres de políticos de peso, como los ex presidentes colombianos Andrés Pastrana y Ernesto Samper.
En octubre de 2013 Panamá acogerá la cumbre del Pacífico y no solo porque se conmemora el 500 aniversario de su descubrimiento por el español Vasco Núñez de Balboa sino porque, cada vez más, América Latina está llama da a ser un puente entre Europa y Asia. Esa es la vocación de la Alianza del Pacífico (Chile, Perú, Colombia y México), una zona de libre comercio a la que España se ha incorporado como observadora.
En el terreno económico, Cádiz deja como resultados concretos una línea de crédito de 420 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para promover el comercio. De su lado, la Corporación Andina de Fomento (CAF) apoyará a las pymes con préstamos por entre 200 y 300 millones, a través del Instituto de Crédito Oficial, y ampliará hasta 1.000 millones las ayudas a la banca. Se han puesto las bases de un Consejo Iberoamericano de la Competitividad y se ha dado luz verde a un mecanismo de arbitraje entre entidades privadas.
El presidente colombiano Juan Manuel Santos se mostró dispuesto a poner su “granito de arena” para que los países ibéricos salgan del atolladero de la recesión e incluso insinuó que fondos de pensiones de su país podrían invertir en España. También la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se ofreció a echar una mano, aunque no ahorró críticas a las políticas de rigor y austeridad aplicadas en Europa, unas palabras ante las que Rajoy no se dio por enterado. Como tampoco le importó que la Declaración de Cádiz que abogue por aplicar “políticas contracíclicas” para salir de la crisis, lo contrario de lo que practica su Gobierno.
Iglesias se felicitó del éxito la asistencia a la cumbre, pero en la foto de familia no solo faltaban los siete mandatarios ausentes, sino también el boliviano Evo Morales y el ecuatoriano Rafael Correa, que dieron la espantada antes de tiempo. Mantener reunida a la familia iberoamericana será una tarea ardua.
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